PHOENIX

lunes, 29 de octubre de 2012

CAPITULO 33


Era sábado por la mañana, yo estaba durmiendo plácidamente en mi camita calentita, cuando noto algo grande y pesado sobre mi. Era Jay que, el muy gracioso, se había tirado encima de mí para darme los buenos días.

+ ¡Arribaaaaa!-me gritó haciéndome cosquillas.

-¡Te odiooooo!- le dije en el mismo tono.
+ ¡Venga ponte ropa cómoda que nos vamos al parque!

-¿Qué fumas?

+Venga tonta, que para un día que hace sol en Londres…

-Vaaale, pero por que eres tú. Venga sal de la habitación que me voy a cambiar.

+Elena, no hay nada nuevo. Me sé tu cuerpo de memoria.

Lo miré con cara de asesina, así que salió de mi cuarto gracias al empujón que le di.
Me puse unos shorts de hacer deporte, una camiseta de tirantes y me recogí el pelo en una coleta alta. 
Después salí a ver a Jay.

-¿Nos vamos o qué?

+Venga vamos pequeña...- me dijo agarrándome por la cintura y mirándome con esos preciosos ojos 
azules, y como no, aquella sonrisa…

-Y que es exactamente lo que vamos a hacer, si se puede preguntar papi.

+ ¿Quieres dar un paseo en bici?

-Buena idea.

Fuimos a Hyde Park que era el que estaba más cerca de mi casa, estuvimos dando un largo paseo en bici, incluso hicimos alguna que otra carrera, después nos sentamos en el césped, cerca del lago, cuando un grupo de tíos buenorros, a cada cual más guapo, se sentó cerca de nosotros después de venir corriendo.

+ ¿Te apetece seguir con el juego?- dijo Jay al ver mis ojos brillantes mientras miraba aquel grupo de Adonis.
-¿Tú que crees?

+Pues elijo…. A ese.- dijo señalando exactamente al que me parecía más guapo.

-Gracias. Se nota que me conoces.

Me levanté. Respiré hondo. Jay se rió  Y fui decidida hacia aquel grupo de hombres extraordinariamente perfectos. Me acerqué al chico que dijo Jay.

+ ¡Hola! ¿Te molesto?

-Claro que no dime.

+Verás, me preguntaba si estabais entrenando para alguna maratón o algo, es que me gustaría participar.

-¿Nosotros? No, no. Estamos entrenando pero no es para eso. Somos militares. Por cierto me llamo Ryan ¿y tú?

+Ryan… bonito nombre para un soldado. ¿Eso significa que tendré que salvarte?

-¿De qué manera vas a salvarme?

+Eso déjame que te lo demuestre esta noche. ¿Qué te parece en Leicester Square a las 9? Puedes traerte a tu tropa también.

-¿Y si no voy?

+Tu te lo pierdes, pero sé que vendrás.- le di un beso en la mejilla para volver con Jay.

-¿No me vas a dar tu número?- me dijo antes de que me fuera.

+No voy a darte la oportunidad de que lo canceles.

-¿Ni tu nombre?

+Esta noche lo sabrás.

Seguí mi camino hacia donde estaba Jay y me senté a su lado.

+ ¿Y el juego?- me dijo él.

-La partida está en pausa, y continúa por la noche.

+Perfecto.

Me tumbé a su lado y nos pusimos a hacer tonterías como si fuéramos dos enanos.
Pasamos un gran rato en el parque pero después nos fuimos cada uno a casa, no tenía ganas de estar pagada a él las 24 horas del día. Además, quería prepararme para aquella gran noche.

Cuando llegué a casa me encontré con Mac, le conté el plan de esta noche, y me volvió a recordar que no estaba muy segura del juego que tenía con Jay pero que se apuntaba. El resto del día fue bastante tranquilo, por lo menos para mi, por que Mac no dejaba de recibir mensajes, tantos que mientras hablaba con ella se escuchaba más al móvil que a mi.

+ ¿Puedes parar?- le dije cabreada.

-Si no fuera importante ya lo habría hecho.

+ ¿Es Nath, verdad?

-Y tú eres muy lista.

+Por lo que veo es mejor que me vaya a darme una ducha. Ya me lo contarás.

No sé que pasaba entre esos dos. A ver, era obvio que se gustaban, y más aún que se querían, malditos cabezotas… Me indigné así que me fui  y me di la mayor ducha relajante que me había dado en mi vida, y eso que habían sido muchas. De fondo me puse el disco de los chicos, y cuando sonó Lie to me, mi corazón se paró. Aquella forma de decir, de rogar, que mintiera para pensar que lo quiere, la manera cómo la cantaba… se me ponía la piel de gallina. Y yo ahora mismo estaba haciendo eso. Prefería mentirme a mí misma y pensar que me quiere, aunque sea jugando, a que me rechace, él no.

Terminé mi eterna ducha. Mis músculos estaban completamente relajados. De mi pelo caían pequeñas gotas de agua que terminaban, heladas, por todo mi cuerpo, aunque a mi me gustaba esa sensación.
Me fui para mi cuarto, pasé por el salón, Mac seguía enganchada al móvil. Yo hice un movimiento de negación con la cabeza y me fui para ella. Me senté a su lado en el sofá.

-Mac…

+Déjame.

-Mac…

+No me vas a dejar hasta que no te lo cuente ¿verdad?

-Me conoces a la perfección, chica.

+Pff… pues ahora no te quejes. ¿Quieres saber por qué no estoy con Nathan? Porque me gusta de verdad. 

Y no voy a cagarla. Paso. Me niego.

-Pero vamos a ver Mac, vosotros os queréis, os lleváis bien, os gustáis… ¿Qué más quieres?

+Pues lo mismo te digo yo a ti cariño. Porque tú estás en la misma situación que yo. Es más, se podría decir que tú lo has hecho hasta peor… ¿jugar a que se acueste con otras? Sin sentido nena…

-Golpe bajo cariño.

+Pues no preguntes entonces.

-Vale, vale. Pues nada Mac, tú sigue así. Huyendo de los sentimientos cuando sabes que no es lo mejor que haces. Eso sí que es inteligente. Por cierto, no compares situaciones. Que a mi me guste Jay no significa que sea al revés. No se deben de dar las cosas por hecho. A no ser que tú sepas algo que no me hayas contado…

Mac se quedó en silencio.

-Mac…

+Yo no puedo decirte nada. Lo prometí. Y no lo voy a hacer. Por cierto, no hablemos de evadir 
sentimientos…

-Gracias amiga mía.

+Exactamente, amiga. Bueno, ¿podemos dejar de discutir? No me apetece mucho en este momento, gracias.

-Creo que será lo mejor.

Me fui a mi cuarto, intentando pensar en cosas bonitas para no cabrearme con Mac, era lo que me faltaba.
Entonces se me ocurrió una idea que sabía que a Mac le iba a encantar. Se me pasó el enfado de inmediato, me fui corriendo, todavía en toalla, hasta el salón.

-¡Maaaaac! ¡Ya lo tengo!

+ ¡¿Qué te pasa, con esos gritos?!

-Esta noche nos vamos al karaoke.

+ ¿¡En serio!? ¡Me encanta!- dijo ilusionada.

-Sabía que te iba a gustar la idea… Creo que hay uno por donde hemos quedado ¿no?

+Cariño, esto es Londres…

-Cierto. Pues vístete y avisa al resto que nos queda poco más de una hora y tenemos que ir hasta allí y todo…

Aquella noche no íbamos a salir muy arregladas. Yo prefería algo más natural. Así que unos vaqueros y una jersey calentito bastaban para aquella fría noche londinense.

Llegamos a la plaza donde habíamos quedado con todos. El chico que conocí por la mañana fue el primero en aparecer con algunos de sus amigos. Cuando Mac los vio me dio un codazo en el costado que tuve que disimular por que se estaban acercando, pero que hizo que aumentaran considerablemente mis ganas de matarla en aquel momento de lo que me había dolido.

-¡Buenas noches!- le dije al chico sonriente.

+ ¿Qué tal guapísima? ¿Me dirás hoy tu nombre?- me dijo agarrándome de la cintura mientras me daba dos 
besos.

-Depende de cómo te comportes…- le dije al oído.

Justo en aquel momento llegaron los chicos. Entonces Jay me cogió de la cintura y me separó del soldado, empujándome hacia él.

+ ¿Cómo estás enana?

-Pues siempre se puede estar mejor, pero no me puedo quejar…

La cara del soldado era un poema, y la mía más aún. ¿A qué venía eso?

-Bueno chicos, creo que es hora de empezar a presentar.

+Claro que sí guapísima.

-A ver, Ryan esta es mi amiga, bueno, mi hermana de otra madre, Mac. Estos son Jay, Max, Siva, Nathan, Tom, Sophie, Laura y Nareesha. Mi familia. Chicos, este es Ryan.

Al parecer Kelsey no había podido venir por que había quedado con una amiga suya.

+Encantado de conocerte Ryan. – dijo Nathan tan educado como siempre.

Jay le miró con cara de asesino.

-¿No me presentas a tus amigos?- le dije coqueteando.

+Por supuesto. Chicos estos son Tom y Justin.

Mac se fue directa a Tom.

-Encantada Tom, yo soy Mac. Es un placer conocerte.

+Lo mismo digo. Pasaremos una gran noche hoy.

-Eso te lo aseguro.

Ahora era Nathan el que tenía cara de asesino.

Tom era realmente guapo. Era alto, fuerte, moreno y de ojos oscuros. Perfecto para Mac. Aunque yo seguía pensando lo mismo con respecto a su “no relación con Nathan”.

El otro chico, Justin también era bastante guapo. Alto, musculado, rubio y de ojos color miel. Pero lo que más destacaba de aquel chico, era su nariz. Era pequeñita y respingona, era perfecta y muy graciosa. Hacía que tuviera más cara de niño.

+Bueno y donde se supone que vamos…- me dijo Ryan.

-¿Te gusta el karaoke?

+ ¿Y a quién no?- me dijo él sonriendo.

-¿Qué os parece chicos?

Todos asintieron. A nosotras nos encantaba, a los “soldaditos”, como les llamábamos, también y los 
chicos… bueno, ellos eran cantantes, como no les iba a gustar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario