PHOENIX

miércoles, 10 de octubre de 2012

CAPITULO 22


+Tranquilo que no muerde.-Le dije a Nathan al oído.

-Yo también quiero enterarme.-Dijo Jay

+Son cosas de chicas.-Bromeé.

Me acordé de que no le había dicho a Mac dónde vivían los chicos así que le mandé la dirección por mensaje. Ella me dijo que llegaría en diez minutos.

-Tengo algo que darte ¿Puedes subir a mi cuarto?

+Ahora le vas a dar tú lo suyo ¿No Jay?- Bromeó Nathan.

+Maldito día en el que dije esa frase.-Dije

Subimos al cuarto de Jay y él sacó algo de su mesita de noche. Yo estaba sentada en una esquina de la cama.

-Toma un regalo para que nos escuches que al final ayer no le echamos cuenta.- Me dijo Jay mientras me regalaba su CD.

+Muchísimas gracias, Jay. ¡Me encanta! ¿Tengo que prestarle atención a alguna canción en especial?

-Cuando la escuches lo sabrás.

Llamaron a la puerta. Mac ya había llegado.

Bajamos al salón para recibirla aunque Nathan ya le había abierto. Lo miré sonriendo para ver que cara tenía. Estaba completamente colorado.

-¡Buenaaaaas!- Dijo Mac alegre, ella y sus maneras de dar los buenos días.-¿Y el resto de los chicos? ¿Y esas pintas Elena? ¿Y esas pintas Nathan? ¿Y esa cara Jay?

Nos miramos los unos a los otros. La verdad es que Mac tenía razón.

-Una noche ajetreada.- Bromeó Jay.

Esta vez fue a Nathan a quien se le cambió la cara.

+La verdad es que ha sido una buena noche.

Ahora se le había cambiado la cara a Jay.

-Bueno después de contarme vuestra noche de sexo desenfrenado ¿Me podéis explicar dónde están los demás?- Dijo Mac.

-Todavía están durmiendo. Son unas marmotas- Dijo Nathan. 

- Y otra duda ¿Me vais a dejar pasar o nos vamos a quedar todo el día en la puerta?

Se fueron al salón y estuvimos charlando y bromeando hasta que bajaron los demás.  Después Max propuso que fuéramos Regent’s Park que estaba junto a su casa. Alquilamos unas hamacas y nos llevamos algo para comer.

No llevábamos ni diez minutos allí cuando empezaron a venir un montón de chicas como si fuera una manada. La verdad es que eran todas unos amores. Algunas se acercaban tímidas, yo creo que del shock, otras estaban llorando y apenas podían hablar así que los chicos simplemente las abrazaban. Era todo tan tierno. Una fan preguntó quiénes éramos Mac y yo, y cuando los chicos dijeron que éramos simplemente unas amigas todas nos dijeron que teníamos muchísima suerte. Yo les sonreí por que aquella escena me pareció preciosa.

Al rato las fans se fueron para que pudiéramos seguir juntos haciendo en realidad, nada. Bueno, yo jugaba con las ardillas y les daba de comer con Tom. Aunque me gustaba, cuando venían y se me ponían en la mano me daba un poco de miedo. Sí, lo sé, no tiene sentido pero no podía evitarlo.

-¿Podéis explicarme que ha sido esto? A ver, sois muy guapos pero tanto como para que lloren, os pidan autógrafos y se hagan fotos con vosotros… Ni que tuvierais un grupo.

Todos empezamos a reírnos, incluida yo, que digo, sobretodo yo

+ ¡Te dije que era largo de explicar!- dije entre carcajadas.

-Yo te lo explico.-dijo Max- a ver, los cinco tenemos un grupo de música que se llama The Wanted que la verdad es que está teniendo mucho éxito en Reino Unido. Y ahora hemos sacado un nuevo single que se llama Glad You Came.

Mac se quedó completamente fría, helada, boquiabierta, muda.

-Tranquila, Jay me ha regalado un disco, y ayer escuché algunas de sus canciones. Te van a encantar.

+Claro, ahora todo tiene sentido. De todas formas para mi vais a seguir siendo unos tíos que conocí en un festival, nada más.-les dijo Mac.

-Por eso nos gustáis tanto, por que nos tratáis como si no fuéramos nadie.-dijo Tom.

Estuve un rato jugando con Max, haciendo volteretas y cosas así, después hablando con Siva sobre ropa, y me estuvo comentando que su novia era diseñadora de zapatos, le dije que tenía que presentármela cuanto antes que los zapatos eran mi debilidad.
Mientras tanto, veía como Mac hablaba con Nathan. Entonces me acerqué a él y le dije al oído que si se lo había dicho ya, que aquel era un buen momento.

-Vamos a hablar a otro lado.-me dijo nervioso.

Le dijimos a los chicos que íbamos a comprar unas manzanas para seguir jugando con las ardillas.

-No puedo Elena. No sé cómo decírselo. Díselo tú por favor.

+No, te equivocas por completo. A Mac no le van los cobardes. ¿Qué puede ser lo peor que te diga que no? Bueno y qué, aunque no creo que te lo diga, pero si resulta que te lo dice pues te vas con otra o yo hago también de tu acompañante.

-¿También?

+Sí, yo voy a acompañar a Jay. Pero eso no es con lo quiero que te quedes de todo lo que te he dicho. 
Mira si quieres no se lo digas hoy, aunque yo pienso que es un buen momento. Pero si te aconsejo que deberías de quedar con ella, llevártela a algún sitio y decírselo ya.

-Vale, te haré caso. Al fin y al cabo eres quién mejor la conoce.

+Dame un abrazo anda. Te quiero mucho ¿vale?

Pasamos una tarde estupenda, pero Mac y yo preferimos irnos temprano, por que los chicos tendrían que madrugar al día siguiente. Tenían que terminar con los preparativos de la fiesta, que estaba a punto de llegar. Aunque Mac no sabía todavía nada. Yo preferí esperar a que Nathan se lo contara.
Los siguientes días Mac estuvo quedando bastante con Nathan, mientras yo estaba en medio, por que los dos me iban informando por mensaje cómo les estaba yendo.

Mientras tanto yo intenté centrarme en mis estudios y en el trabajo. No sabía qué pasaría con Alex, y de vez en cuando contestaba a los mensajes que Jay me dejaba. Yo ya lo avisé, el amor es una asignatura pendiente para mí, no se me da bien. Aunque por otro lado, tenía que reconocer que Jay despertaba algo raro en mí. Pero estaba muy agobiada, quería centrarme en mí misma, como siempre había hecho y como nunca debí dejar de hacer.

Uno de aquellos días estaba en casa hablando con Nathan cuando llegó Mac de trabajar.

-¿Qué haces?- me dijo sentándose a mi lado en el sofá mientras se bebía una cerveza.

+Hablar con Nathan- le dije sin mirarla por que estaba escribiendo.

-¿Y de qué habláis?

+Cosas. No tienen importancia. Simplemente hablamos.

-Ah. Muy bien pues no me lo digas. Me voy a la ducha.-se fue enfadada.

Entonces le escribí a Nathan:

+Ahora es el momento perfecto Nath.

-¿Por qué?

+Por que se está poniendo celosa de mí. Ella ve que quedas con ella y eso pero después hablas mucho conmigo. Eso es bueno. Me acaba de preguntar que de qué estamos hablando, le he dicho que de nada en particular y se ha ido indignada. ¡Díselo ya!

-Pfff, Elena no se si voy a poder.

+ ¡Quieres dejar de ser tan pesimista joder! Te obligo. Mañana por la noche en mi casa. Ya me buscaré algún plan. Y como no vengas y se lo digas ya me encargaré yo de tu lenta y dolorosa muerte.

-Vale, aunque tampoco me dejas opción. Pero es verdad, tengo que dejar de ser un miedica.

+Así me gusta peque. Bueno me voy a dormir un beso, te quiero.

El día siguiente llegó. Ya solo quedaban tres días para la fiesta, ni siquiera tenía qué ponerme, pero quería ir con Mac a comprar algo, solo que como Nathan no se lo había dicho aún no podía ir. Menos mal que aquella era su noche.

Yo tenía que salir aquella noche, pero tenía que convencer a Mac para que no saliera, así que le dije que iba a salir con Laura a ayudarla con algo de la universidad, que volvería pronto.
El plan era que Nathan se presentara en casa sin avisar, pero nada de romanticismos.

Cuando salí de casa, me fui con Laura y Sophie a cenar a China Town y después entramos en un pub que se llamaba O’Donnell que tenía música en directo.

Le mandé un mensaje a Nathan diciéndole que ya podía ir a casa, que yo ya había salido. Él me dijo que me contaría que estaba pasando a lo largo de la noche.

Yo estaba en una mesa tomándome una cerveza con las chicas contándole todo lo que me había pasado últimamente, que no era poco, y sobre lo que había pasado también con Alex. Me encantaba tener un día de chicas, realmente lo necesitaba.

Aquella noche nos íbamos a quedar en casa de Sophie a dormir, así que no teníamos prisa por volver a casa.

El efecto de las cinco pintas que nos habíamos bebido cada una se iba notando. Yo ya estaba en medio de la pista bailando con Laura, y Sophie había conocido a un chico que se llamaba Brad. Entonces noté como me agarraban de la cintura. Me giré para ver quién era.

Era un chico guapísimo, creo recordar que me dijo que se llamaba Peter. Era alto, moreno, con los ojos negros y profundos. Tenía un montón de tatuajes y su estilo me encantaba.
Estuve un montón de rato bailando y coqueteando con él. La verdad es que me lo pasé genial. Era muy interesante. Me invitó a una copa mientras nos sentamos a charlar. Aunque hubo un momento en el que nuestros labios se estaban acercando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario