Tres chupitos de tequila, y un viaje en taxi y ya estábamos
en mi habitación. Comiéndonos a besos.
Estaba haciendo justo lo que yo quería ¿no?
Eso daba igual, yo estaba decidida a seguir, no iba a parar.
Me lo estaba pasando realmente bien.
Me tumbó en la cama, me quitó aquel vestido poquito a poco,
mientras me besaba las piernas, e iba subiendo a medida que me lo quitaba.
Escalofrío. Después llegó al cuello. Sitio prohibido. Debilidad. Sin control.
Yo le quité la camiseta y tuve mi momento. Me puse encima suya, y supe dominar
la situación durante mucho, mucho, mucho rato. Pero volvió a ganar la batalla.
No se cuánto tiempo estuvimos exactamente, pero sé que fue
un buen rato. Justo lo que necesitaba. Y lo mejor es que me desperté sin estar
a su lado. Sabía lo que yo quería y, al parecer, él quería lo mismo. Cumplió
con creces su función. Me hizo sentir deseada, ya estaba todo hecho, no había
marcha atrás. Elena había tenido su noche, su gran noche.
Cuando me levanté para desayunar estaba Mac con Nathan en la
cocina, pero se veía a alguien más en el sofá, que no podía distinguir muy bien
por que me daba el sol desde la cristalera y me cegaba y molestaba mucho por la
resaca.
+ ¡Buenos días princesa, aunque mejor noche por lo que pude
escuchar!- dijo Mac, tan sarcástica como siempre.
-Já, já. Muy graciosa. Fue a hablar la que lleva así toda la
semana.
Nathan se puso rojo.
+ Tú calla, que la que lo ha triunfado has sido tú. Estaba
bastante bien chica….
-¿Y tú que sabes?- le dije extrañada.
+Pues por que se ha ido hace cinco minutos y le he invitado
a un café. ¿Cómo se llamaba?
-¿Ah si? Le invitas a él y a mi no… que buena amiga… Pues no
tengo ni idea, pero tampoco me importa.
+ Estás hecha todo un zorrón, baby.
- Me ha dicho que te diga que gracias por la noche y que se
ha tenido que ir sin despedirse por que llegaba tarde a trabajar.- dijo Nathan
dándome un chocolate que me acababa de preparar.
+Gracias cielo, muy amable los dos.- le dije dándole un
sorbito al chocolate caliente.
-Para ti todos lo son. Pero a ver quién te quita ahora la
resaca.- dijo quien estaba sentado en el sofá.
Sí, era Jay. Y lo había visto todo, absolutamente todo.
+Buenos días a ti también.- le dije sentándome en la otra
punta del sofá sin mirarle.
-Que más dará. – dijo con tono de cabreo.
+ ¿Qué pasa te cabrea que haya pasado una buena noche? Ni
que fueras mi novio…- dije molesta levantándome del sofá y sentándome en uno de
los taburetes de la cocina.
Pude ver cómo se les cambiaba la cara a Nathan y a Mac
cuando dije aquello. Jay no contestó.
+Por cierto, ¿Qué haces en pijama? -dije dándole otro sorbo
a mi chocolate.
-He dormido aquí. En el sofá.- dijo sin mirarme.
Eso significaba que lo había visto todo. TODO. No me lo
podía creer. ¿Podría haberme pasado algo peor? Era lo último que quería que
viera…
+Mac ¿Puedes venir un momento?- le dije con cara de
urgencia.
Me acompañó al baño.
+ ¿Por qué coño no me dijiste que iba a dormir él en casa?
No habría hecho nada joder… o al menos no me lo habría traído aquí… Dios… me
quiero morir. Pensará que soy una cualquiera.- le dije angustiada.
-Créeme. No lo piensa.- me dijo ella con un tono serio.
+Mac, cariño. Me ha visto medio follando con un tío del que
no sé ni su nombre y del que me ha importado una mierda que se marchara al día
siguiente sin despedirse.
-Elena. Primero cálmate. Y segundo, si te digo yo que no lo
piensa, es que no lo piensa.- me dijo agarrándome la cara.
Ahora sí que se me iba a salir el corazón del pecho.
+Mac, no se lo voy a
decir a Jay. No pienso decirle lo que siento por él. Va a pensar que soy
gilipollas. Yo…- empecé a llorar- yo sólo quería olvidarme de él, aunque fuera
por una noche…
-Lo sé Ele. Mira, no tienes por qué decírselo ya. Pero creo
que es mejor que lo sepa. Tanto para él como para ti. No se puede huir de los
sentimientos, tú lo sabes mejor que nadie.
+Eso lo dices por que tú estás con Nathan.
-Te equivocas. Nathan y yo no estamos juntos. Es solo sexo.
+Mac…
-Ese tema no importa ahora. Date una ducha anda, que apestas
a cosas prohibidas.
Me di una ducha, y cuando salí, Mac y Nathan estaban
hablando con Jay en el salón, pero cuando llegué yo, dejaron de hablar. Jay me
miraba raro.
Automáticamente, Nathan y Mac salieron de la habitación.
¿Qué coño pasa aquí? Me estaba cabreando mucho. No me gustan nada las
encerronas.
+ ¿Qué coño es todo esto?- les dije mientras salían del
salón.
-Elena, tenéis que arreglar esto, queráis o no. No está bien
que os llevéis así. Os queréis. Sois buenos amigos, y eso no debería cambiar.
+Pues entonces dile a Jay que me explique por qué coño se
puso así conmigo el día de la fiesta.- dije alzando la voz.
-Pues por que no se puede jugar con la gente de esta manera
Elena. Eres una caprichosa.-me dijo él en el mismo tono.
+ ¿De qué coño hablas Jay? ¿Cuándo he sido yo así? Y menos
contigo… no entiendo nada en serio… Estoy alucinando.
-Ya lo entenderás…
+Pues muy bien. Paso de ti. Y Mac, no me digas que esto es
huir. Simplemente no voy a discutir por algo que he hecho mal, cuando ni
siquiera sé que es lo que he hecho mal. Que os den.
Esta vez no me fui de casa. Me fui a mi cuarto, para que Mac
viera que no huía del problema. Me puse el equipo de música a todo volumen
mientras tiraba la toalla por la habitación. Sonaba el primer disco de Maroon
5. ¿Qué más daba todo? Yo había tenido una noche magnífica, que le dieran al
mundo. Jay se estaba comportando como un verdadero capullo, y que sintiera algo
por él no significaba que tuviera que aguantarle sus gilipolleces de niño
consentido. Si todas las tías le hacían la pelota por todo, yo no iba a ser una
de ellas. Se lo dije en un primer momento y él aceptó. Es más, dijo que le
gustaba que fuera así. Ahora que no venga quejándose. Si no quiere ni decirme
lo que he hecho mal, para que pueda recapacitar y disculparme, será que tan
malo no habrá sido.
Cogí un cigarro, y desnuda aún me tiré en la cama a escuchar
el disco. Tocaron a mi puerta.
-¿Se puede?- era Mac.
+No.- grité para que se me oyera.
-Elena…
+Mac, estoy desnuda.
-Como si eso me importara. Elena, vístete y habla con Jay.
+Solo si voy a oír unas disculpas de su boca, sino que le
den. Yo no le he hecho nada, ¿me oyes? ¡NADA!.
-Ele… por favor. Hazlo aunque sea por mi.
Me puse una camiseta enorme de baloncesto que tenía tirada
en el suelo y salí de mi habitación para hablar con Jay y, mejor dicho, para
que Mac se callara de una puñetera vez.
+Pff… que pesadita eres cariño mio.
-Después no me lo agradezcas.- me dijo molesta.
Me senté en el sofá. Solo llevaba aquella camiseta, nada
más, y mi pelo largo y mojado.
+A ver, hablemos como personas civilizadas y adultas y
ahorrémonos los insultos y reproches ¿va?- le dije a Jay.
-De acuerdo.
+Mira, como dicen estos dos, vamos a llevarnos bien. Te
quiero mucho Jay y me duele estar así contigo. Si no me quieres decir qué hice
tan malo como para que me trataras así aquel día, no lo hagas, prefiero
olvidarlo.
-Que tú quieras olvidarlo no significa que yo quiera
también. No me has preguntado.
+Mira Jay, si no pones tú también de tu parte no vamos a
llegar a ningún sitio. Si no fueras por el aprecio que te tengo, por que te
quiero, por que eres un gran amigo mio – no era lo que yo quería decirle, pero
era lo que tenía que hacer- ahora mismo te habría mandado a la mierda. Pero no
quiero. Quiero que sigas en mi vida, por mucho tiempo a ser posible.
-Gilipolleces. Pero que se le va a hacer, tendré que
aceptar.
+Jay, tú oyes pero no escuchas, por que si lo hicieras,
sabrías que todo lo que te acabo de decir viene del corazón. Sobretodo por que
no tengo que por qué hacerlo. ¿Quieres hacer las paces conmigo si o no?
-Llevémonos bien, nada más.
Me encontraba fatal. Me dolía el pecho. ¿Qué le abría hecho
para que no quisiera ni hacer las paces conmigo? Fui a hablar con Mac y Nath a
ver si sabían algo.
+ ¿Podéis decirme qué es exactamente lo que le pasa a Jay
conmigo?
-No lo sabemos Elena.-dijo Nathan- Por eso hemos dormido los
dos hoy aquí. Anoche lo trajimos para hablar con él y que solucionara los
problemas que tuviera contigo, pero no quiso decirnos nada. Simplemente nos
dijo que hiciste algo que le molestó muchísimo, y que hasta que no sientas tú
lo mismo, no sabrás lo que es. Intentamos hacer que entrara en razón pero el
grandullón es un cabezota.
+ No sé que hacer. Yo ya lo he intentado. Seré amable con
él, pero intentaré rozarme lo menos posible, así no habrá problemas.
-Esto es una pena…- dijo Mac haciendo gestos de negación con
la cabeza.
+Sí, lo es. Yo le quiero, mucho, pero no voy a aguantar este
tipo de cosas. Y esta vez, no voy a huir, no.
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