PHOENIX

sábado, 15 de junio de 2013

GRACIAS

Esta última parte va dedicada a todos mis lectores, de todas las partes del mundo, que día a día han hecho que este blog sea posible y quienes le han dado vida en realidad a Lie To Me. 

Han sido muchos meses, desde Septiembre para ser más exactos, muchos días de quebraderos de cabeza pensando en temas sobre la fic, horas de escritura que me han completado, y que el esfuerzo ha valido la pena por completo.

Dicen que antes de morirte tienes que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Bueno, en mi caso ya llevo una de tres. 

Me despido de Lie To Me con todo el amor y la pasión que le he dedicado, y que espero que os haya gustado, pero no es un adiós definitivo, sino un hasta otra, porque, aunque Lie To Me haya terminado, no significa que la historia entre los chicos haya llegado a su final, simplemente se ha cerrado una etapa, porque como habéis podido comprobar, se han quedado muchas cosas en el aire, ¡y no os puedo dejar así!

Así que, como novedad y primicia, para terminar, os anuncio que la segunda parte de Lie To Me se publicará pronto y se llamará.... PHOENIX!

De nuevo daros millones de gracias por haber leído estas 480 páginas y haber hecho sentir realizada. Espero que hayáis disfrutado tanto como yo al leerla.

Y como última noticia, y antes de despedirme, me gustaría deciros que sortearé una copia física de la fic! Si quieres tener una solo tienes que dejarme tu nombre en un comentario aquí abajo, y ya os diré el día del sorteo. 

MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO MIS LIARS, OS QUIERO! 

Firmado: Elena (Olguiwentz)




CAPITULO 125

No me mientas más.

-¿Sobre qué?

Él no me miraba, miraba hacia el suelo, mientras movía las manos y las piernas con gran nerviosismo. Como si quisiera decir algo.

Pasó un rato en silencio.

-¿Jay?

Me sentía nerviosa, incómoda y preocupada a la vez.



La luz de la luna llena entraba por el gran ventanal y las luces de la gran ciudad se reflejaban en la pared, pero aun así la habitación parecía muy oscura, tanto que apenas veía su silueta.

Por eso me acerqué a él y le acaricié la espalda lentamente.

-Voy a hablar claro por una vez. No quiero que sigamos teniendo este juego que llevamos teniendo desde que nos conocemos, no puedo más, estoy cansado.

No entendía nada, pero no hablé por si iba a decirme algo más.

-Además, después de que hayas hablado con Jeremy… No quiero que estés con él.

+ ¿Y qué más da lo que tú quieras, Jay? Yo estaré con quién yo quiera estar… De todas formas, no estamos juntos. Joder, otra vez el mismo tema, de me canso de ti, y te vuelvo a dejar que ya volverás a mí cuando me aburra… por no hablar del gusto que le tienes a tomar decisiones por mí, como la de estar o no con Jeremy. ¡Qué más te da a ti!

-¿Qué que más me da? Alucino contigo, Elena. Me daría igual si no tuviéramos que cuidarte después, que pareces una niña pequeña…

+No, la que alucina soy yo, de qué vas viniendo a mi casa a estas horas, haciendo como el que eres mi amigo para después comportarte como un auténtico gilipollas.  Eres bipolar. Un día te quiero, al día siguiente no. Deja de hacerme daño, Jay. Yo no quiero que me cuides ni tú, ni nadie, y menos para que después me lo echen en cara.  Vete ahora mismo de mi casa. Estoy harta, no puedo más no puedo verte y…- grité mientras le empujaba hacia la puerta.


-Yo te quiero todos los días.- dijo él en el rellano.

+ ¿Qué? Jay, estás loco. Olvídame.

-¡Que te quiero todos los días!- gritó enfadado- No voy a seguir mintiendo, no puedo seguir así. Desgraciadamente te quiero todos los malditos días, desde hace demasiado tiempo llevo sintiendo cosas muy fuertes cuando te tengo cerca, Elena. Cosas que me daban miedo sentir porque eran nuevas para mí. He tenido miedo a reconocerlo- me dijo empujándome contra la pared y cerrando la puerta de una patada.

Me agarraba las manos con fuerza, pero a la vez era delicado, y aunque intentaba escaparme de él, no iba a dejar que lo hiciera.

+No es verdad lo que dices, lo sé. Es otro de tus caprichos y tus cambios de forma de pensar. No vas a jugar más conmigo, capullo.

-Elena cállate y escúchame.- dijo mientras forcejeábamos.- Te quiero joder, pero no te quiero como quiere la gente normal, te quiero a rabiar, me estoy volviendo loco, ¡Qué digo! ¡Me vuelves loco! No eres un capricho, no eres un juego, si me he comportado así ha sido porque pensaba que era la única manera de estar cerca de ti.

Me soltó, pero seguíamos a centímetros de distancia y sus ojos seguían clavados en los míos sin desviarse en un solo momento.

+ ¿La única manera de estar cerca de mí? ¿Qué no has jugado conmigo?-reí de enfado- Kelsey Ann no fue un juego…

-Parece mentira que sigas con aquella historia.

+Claro que sigo con aquella historia.- dije llorando.


-¿Y Jeremy, no te ha dicho nada?

+ ¿Qué va a decirme Jeremy sobre ti?

-¿No te ha dicho por qué se fue?

+Sí, pero tú no aparecías en esa historia, sinceramente, no entendí nada de lo que me dijo.-mentí. Era él de quién habló en todo momento.

-Cuando estabas en el hospital, pensé que te iba a perder para siempre, y hablé con Jeremy por que no podía permitir perderte definitivamente. Solo quería lo mejor para ti, y cuando despertaste ni siquiera me viste, por eso me fui y desaparecí.

Yo seguía llorando desconsoladamente.

-Deja de llorar. Por favor.

+No, olvídame, ¡Vete! No quiero volver a verte.

-Deja de llorar. ¿Me quieres?

+ ¡Que no! ¡Suéltame Jay! Me voy, no puedo seguir así…

Conseguí escaparme pero rápidamente me agarró del brazo y me abrazó.

-No lo voy a permitir. No voy a dejar que te vayas otra vez de mi lado. No voy a esperar más. No pienso ir a ninguna parte a no ser que tú vengas conmigo. Solo me iré si es verdad que no me quieres, entonces no tendrás por qué volver a verme más. Te lo voy a preguntar una última vez. Elena, ¿me quieres?

Ya no me abrazaba, ya no me agarraba. Estaba libre, podía escapar cuando quisiera, pero mis pies pesaban como el plomo sobre el suelo.

Su mano acarició suavemente la mía, su mirada fija sobre la mía ya no me intimidaba, era una mirada diferente que me hacía sentir bien, esperando una respuesta.

Tenía los ojos llorosos y rojos, la respiración acelerada y me parecía imposible decir ni una palabra.

-Sé que nadie va a quererme como tú. Nadie me va a hacer sentir como tú puedes. No necesito nada de lo que me rodea, me da igual absolutamente todo, menos tú. Siento haber tardado tanto tiempo en reconocer que sentía todo esto por ti desde el principio, perdóname por haberte hecho tanto daño. Pero, la forma en la que me miras… es especial, es diferente… Elen…

+Jay.- dije cortando lo que me decía- no digas mi nombre.

Cada vez que lo había hecho, desde el momento en el que lo conocí, siempre había sentido la misma sensación. No sabía qué sentiría en aquel momento.

-Te quiero, Elena.- lo dijo, y lo volví a sentir.

Era una situación muy extraña. Pero yo tampoco aguantaba más, necesitaba decirle todo lo que sentía, sin remordimientos, sin pensar en las consecuencias.

+Si te soy sincera, nunca me ha importado equivocarme contigo, me da igual todo lo que tengo, si tú no estás cerca. Quiera o no, te necesito cerca de mí, sea de la manera que sea, me hables o no, me quieras o no, necesito verte, necesito que me sonrías, necesito que me abraces, necesito que me beses, necesito que estés ahí. Si de algo estoy segura es de que no puedo permitir que te alejes de mi vida. Siento haberme ido tantas veces, siento haber tenido miedo de tenerte por tener miedo a perderte, siento haberte hecho daño, siento haber empezado aquel maldito juego, pero necesitaba ser parte de tu vida de alguna manera que no fuera solo como tu amiga, y pensaba que era la única forma de hacerlo. ¿Qué si te quiero? Pues claro que te quiero, es algo que he intentado evitar, pero no puedo, y no quiero hacerlo. Es una locura, pero no puedo evitar buscarte, ni pensar en ti, no puedo dejar de quererte, y ya no quiero engañarme más.

Me cogió en brazos, sin decir nada. Me llevó a mi habitación, y me acostó en la cama. Besaba mi cuello, me acariciaba delicadamente, y me miraba a los ojos mientras me decía:

-Te quiero. Quiero que se te grabe primero en la mente, que ya me encargaré yo de hacerlo en tu corazón.

Y me volvía a besar.

No podía evitar sonreír como una idiota. Me gustaba lo que escuchaba, me gustaba lo que sentía.
El sabor de sus besos, aquello sí que me gustaba. Me volvían loca.

Pero lo mejor de todo era saber que, después de haber perdido tanto tiempo haciéndonos daño, por fin sabía que él sentía lo mismo que yo. Y estaba segura de que no se iría a ningún lado.

Y yo, yo tampoco quería ir a ningún lado.

Deseaba que aquella noche fuera eterna.

Las sábanas, testigo de lo que aquella noche pasó. Ellas vieron cómo nos quisimos hasta el amanecer.

Dormí abrazada a él, no quería dejar de sentir su calor ni un segundo, pero la luz del día me despertó.

Me levanté con cuidado y rodeé la cama hasta llegar a su lado. Le acaricié suavemente y besé su boca perfecta.

Un segundo después abrió los ojos con cuidado y sonrió al verme.

-Buenos días preciosa.


+Te quiero.

lunes, 10 de junio de 2013

CAPITULO 124

Tenemos que hablar.

-Elena- me dijo mirándome fijamente a los ojos- tengo que decirte que he venido aquí principalmente por ti. Te he echado de menos cada segundo que no he estado contigo.

+ ¿Por qué te fuiste entonces?- necesitaba tener respuestas ya, no habría otro momento.

-Déjame que te lo explique todo en orden. Primero ¿Cómo os va a Jay y a ti?

+ ¡¿Qué cómo nos va a Jay y a mí?!- dije enfadada- ¡Te pregunto que por qué me dejaste sin decir nada ¿y me preguntas cómo estoy con Jay?! No te entiendo Jeremy… parece que me estás tomando el pelo…

-Necesito saberlo.

+Pues somos amigos Jeremy, igual que cuando te fuiste, siempre hemos sido amigos, aunque hayamos tenido nuestras etapas.

-¡Cómo que soy amigos!

+Sí... no sé qué te extraña…

-Este tío no es normal…

+Sí, bueno, no lo es, pero todos le queremos así.- bromeé sin sentido.

-A ver Elena, te lo voy a explicar todo lo más claro que pueda, e intentando que me duela lo menos posible…

+Jeremy, me estás asustando.

-Escucha. Contigo he pasado los mejores momentos de mi vida, y nadie será capaz de sustituir lo que tú has sido para mí, ni siquiera acercarse, pero me fui porque cuando tú quieres a alguien, no importa tú felicidad, sino la de la persona a la que amas. Yo veía más que un futuro a tu lado, pero no podíamos estar juntos.

+ ¡No puedes decirme que me quieres y que ves un futuro junto a mí y después que no podemos estar juntos!- dije enfadada.

-¡Déjame hablar! Sólo tienes que escucharme. Elena, tú no ibas a ser feliz junto a mí, aunque me duela admitirlo.

+Pero…

-¡Calla! El día que tuviste el accidente estuve a punto de perderte, y cuando te recuperaste no quise volver a tener esa sensación jamás, pero cuando os vi, me di cuenta de que realmente nunca te había tenido como para poder perderte.

+ ¿Qué viste a quién?

-Elena por favor déjame terminar. Él estuvo a tu lado desde el primer momento, y cuando entre dos personas existe algo tan fuerte como lo vuestro, uno tiene que quitarse de en medio y dejar que las cosas sean como tienen que ser. Él te quiere, pero tiene tanto miedo a tenerte como a perderte, pero no solo me lo dijo aquella noche en el hospital, sino que lo ha estado gritando en silencio todo este tiempo, incluso sin darse cuenta.

+No sé de qué me hablas Jeremy, con decirme que ya no me querías o incluso que habías encontrado a otra persona habría bastado.

-Ya tendrá sentido todo lo que te acabo de decir. Ahora déjame pedirte perdón por haberte hecho daño, y espero que al menos podamos tener una buena relación.

Sin darnos cuenta habíamos vuelto a la fiesta.

+Jeremy, pero yo… te quiero.

-Sé que me quieres, pero ¿a quién amas?

+ ¿Amar?

- Sí, ¿quién rompe tus esquemas? ¿Por quién haces cosas que pensabas que nunca harías? ¿Por quién sientes cosas que jamás sentiste? ¿Quién es el único que puede hacerte reír después de haberte hecho llorar? ¿Quién te ha hecho sacar partes de ti que ni tú sabías que tenías? ¿Por quién harías la mayor de las locuras? ¿A quién amas, Elena?

Mientras hacía todas aquellas preguntas, buscaba a tan solo una persona de las cientos que había bajo aquellas enormes carpas, y me preguntaba si él era la solución a todas aquellas incógnitas.


Después miré a Jeremy.

-No hace falta que me contestes, yo ya sé cuál es la respuesta. Vamos a disfrutar de la fiesta, Nareesha y Siva se lo merecen ¿no?- dijo sonriendo.

No contesté, no tenía palabras, ni podía articular alguna. Él lo notó, como siempre iba un paso por delante de mí, y me dio el abrazo más reconfortante que me habían dado nunca.

Y aunque tenía el maquillaje un poco estropeado por culpa de alguna que otra lágrima, volvimos a la fiesta mejor que nunca, y disfrutamos de aquel día tan especial.

Bailamos, bebimos, comimos y reímos. Incluso Nareesha tiró el ramo entre las solteras, y aunque yo no me puse para ser una de las participantes para coger el ramo, me dio en toda la cara antes de que Kelsey se abalanzara como una tigresa para cogerlo. Y como no, todos se rieron de mí. Incluida yo.

La noche llegó, y ya era hora de que los novios comenzaran con su noche mágica y su luna de miel.

Siva y Nareesha fueron al hotel convertidos en marido y mujer en un coche de novios.

Los chicos, como era habitual en ellos querían continuar con la fiesta en otra parte, pero yo no podía sacar más fuerzas de ningún sitio, había estado semanas ayudando a Nunu, y estos últimos días habían sido más que agotadores, así que decidí volver a casa y hacer la segunda cosa más placentera que existe después de ponerte unos tacones. Quitártelos.

No estaba muy segura de qué hora era, pero sí de que eran más de las cuatro de la mañana. Y, aun teniendo la casa para mí sola, y después de todo lo que había pasado, no era capaz de dormirme.

Me puse un pijama cómodo, me recogí el pelo y cogí helado de tres chocolates y cuál adolescente de película americana, ahogué mis penas en exquisitas calorías mientras veía una película de amor.

Pero, cuando iba por la mitad de la película y mientras pensaba en Nareesha y Siva y lo felices que seguirían siendo, llamaron a la puerta.

Me asusté, porque había un silencio relativo en casa y pegué un pequeño grito.

Pensé que sería Mac, aunque por otro lado, me extrañaba que no se quedara con Nathan… estaba dudosa porque no podía ser nadie más.

-¿Quién es?- dije incluso asustada.

Podía ser un ladrón, o un violador.

-Los ladrones no llaman al porterillo, idiota.- pensé en alto.

+ ¿Ladrones?-rieron al otro lado del porterillo- Soy Jay, idiota. ¿Me dejas subir? Te juro que no me llevaré nada.

-¡Eres tú Jay!- dije aliviada- sube.

-Espera…-volví a pensar en alto- para qué habrá venido a estas horas…

No tardó nada en llegar a casa. Le abrí la puerta aún extrañada de que no estuviese con los demás.

-Siéntate.- dije mientras iba a la cocina.- ¿Quieres una copa?

+ ¡Vale! ¿Qué estabas haciendo, viendo una película de amor?

-Sí, y comiendo helado de chocolate.- dije mientras colocaba en la mesa los vasos y la botella de tequila.

+Empiezas fuerte.- dijo él.- me gusta.

-¿Por qué has venido?- dije sirviendo el primer chupito.- ¿Estás borracho ya?

La verdad es que si lo estaba, no lo parecía. Llevaba el traje impecable, y aquellos rizos alocados pero en orden. No parecía que llevara de celebración todo el día.

+Los chicos querían seguir bebiendo y yo no quería seguir más con la fiesta, y tu casa estaba más cerca que la mía. ¿Por qué no has ido con los demás? Te has vuelto muy pronto…

-He tenido unos días agotadores y no podía con mi cuerpo.

Nos bebimos el primer chupito de tequila, y después el segundo.

+ ¿Qué película estabas viendo?

-Pues, estaba viendo The Holidays, es de Cameron Díaz y Jude Law.

+ ¿Terminamos de verla?

-Vale. ¿Último chupito?

+Claro.

No fue uno, fueron tres. Pero no estábamos mal. Entramos en calor.

Él se sentó a un lado del sofá, y yo al otro. Antes de ver la película le expliqué un poco la trama, y después, me arrebató mi litro de helado de las manos. Pero no me importaba.

Mientras veíamos la película, no podía evitar mirarle de reojo y recordar lo que había hablado con Jeremy aquella tarde.

Y, en la parte en la que Cameron Díaz se entera de que Jude Law tiene dos hijas y ya estaba llorando como una niña pequeña, Jay apagó la tele.

-¿Qué haces, Jay?

+Elena, no he venido por lo que te dije antes. Estaba con los chicos, pero en realidad solo he sido capaz de pensar en una única cosa.

-No te entiendo…


+Tenemos que hablar.

jueves, 6 de junio de 2013

CAPITULO 123

Y de nuevo, tú.

El día esperado llegó, no había marcha atrás.

En cuanto me levanté, fui a ver a Mac, pero no estaba. No quería pensar que se iría sin despedirse, pero era lo que parecía. Aun así, tenía que seguir haciendo lo que debía.

Me di una ducha, ni siquiera desayuné, tenía el estómago cerrado, y aunque por dentro estaba mal, mi cara no podía reflejarlo.

Salí de casa y me dirigí directamente y lo más rápido que pude a casa de Nareesha, Kelsey ya me esperaba allí.

-No va a venir, ¿verdad?- me dijo Nareesha triste.

+No lo sé Naree, no estaba en casa, ni la he visto estos días, pero, aun así, no la veo capaz de irse sin decir nada. Pero no nos preocupemos por eso ahora, tenemos muchas cosas que hacer.

Preparamos a Nareesha, nos vestimos, y cuando ya estaba todo medio controlado y estábamos a punto de irnos, llamaron a la puerta.

-¡Yo abro!- dije mientras corría hacia la puerta.

Abrí la puerta.

Era Nathan.

Pero esta vez no tenía la misma cara que la última vez que le vi.

-Estás guapísima.

+Tú también estás muy guapo.- dije no muy animada.

-Te veo triste.

+Lo estoy. Pensaba que al menos se despediría de nosotros.

-Tendría motivo para despedirme si me fuera a ir ¿no?- dijo Mac saliendo de su escondite.

+ ¡Idiota!- le dije dándole un abrazo.

-¡Eso es todo lo que me vas a decir!

+Entonces… ¿no te vas a ir a Italia?

-Sí me voy a ir, pero no podía irme cuando mi amiga va a encadenarse de por vida a un hombre, tengo que estar ahí para lamentarlo.- bromeó.

+ ¿Ya lo habéis arreglado por fin?- dije emocionada.

-No, pero hoy es una excepción. Hoy vamos a intentar hacer todos como si todo estuviera bien, por Nareesha y Siva.

+Me parece una idea estupenda.- dijo Nareesha desde el fondo.

-Sabía que vendrías.- dijo Kelsey.

-Bueno chicas, creo que es hora de que nos vayamos, se nos hace tarde.

+Te habíamos guardado tu vestido.- le dije.

Mac, rápidamente se vistió y nos fuimos. Aunque mi móvil no dejara de recibir cientos de llamadas y mensajes con problemas sobre la boda, yo, me limité a disfrutar.

La boda se celebró en la Biblioteca Nacional de Londres, y después, lo celebramos en un palacete típico inglés en las afueras de la ciudad.

Kelsey, Mac y yo, entramos en el salón, donde estaban todos esperando, y Siva, al final de aquel largo pasillo con cara de estar al borde del desmayo, como en las películas.

Estaba tan nerviosa que no vi ni a los chicos, ni a nadie. Solo pude ver a Siva, con su esmoquin negro perfecto y con una flor en la solapa igual que las que llevaba Nareesha en su ramo.

Las puertas enormes se abrieron de par en par. Nareesha estaba en el centro, agarrada del brazo de su padre, que la acompañó hasta que llegó a su sitio, con Siva.

A cada paso que daba, se la veía más guapa, incluso teniendo los ojos llorosos. Todos nos pusimos de pie y nos giramos para verla, estaba realmente espectacular.

Yo no solía emocionarme con las bodas pero esta boda era especial, y Kelsey lloraba como una magdalena así que, sin mirarla siquiera, le apreté la mano con fuerza.

Y sí, no muy lejos de mí, tan solo unos bancos más atrás estaba él. Con su pelo rubio y sus ojos azules, el chico que se fue sin saber por qué y que sin quererlo se llevó una parte de mí. Para siempre.

Cruzamos una tímida mirada, pero no podía seguir mirándole sin tener ganas de gritarle y llorar de rabia y dolor, así que miré para el otro lado del pasillo, a la misma altura.

En el otro bando estaba Jay, con su pelo rizado, sus ojos profundos y su sonría en la que me perdía. Causante de la mayoría de mis penas, pero sobretodo de mis mayores alegrías.
Jay vio como le miraba, y al darse cuenta, me sonrió. Yo hice lo mismo.

Pero aun así me veía entre dos mundos, y ninguno de ellos tenía que ser el centro de atención en aquel momento, por lo que me centré en la ceremonia.

La lectura de los votos, los cantos, los anillos… todo fue perfecto.

Y llegó el “Sí, quiero”.


En ese momento me pregunté si yo algún día sería capaz de encontrar a alguien tan sumamente especial como para hacer un pacto de amor que no durase menos que un para siempre.

Poco después de terminar la ceremonia nos fuimos hacia el lugar de la celebración.

Era impresionante, tenía unos jardines enormes, habían colocado las mesas al aire libre por que hacía un sol radiante, había una esquina donde una orquesta tocaba música clásica de fondo, todo era perfecto.

Saludé a toda la familia de Nareesha y Siva, y me senté en la mesa que estaba junto a la de los novios.

Era un momento de felicidad máxima, pero seguía sintiendo que me faltaba algo.

Entonces, una mano se posó sobre mi hombro. Apreté los ojos deseando que fuera Max, o Tom, o Kelsey, pero era capaz de reconocer aquel olor desde lejos.

-Estás preciosa hoy.- me dijo al oído.

Abrí los ojos, y le miré. No sabía si estaba más guapo que de costumbre o no, porque era prácticamente imposible.

+Hola.- dije con miedo.

-¿No vas darme ni siquiera un abrazo? ¿Dos besos?

Sabía que si le daba un abrazo volvería a abrirse aquella herida que no se había cerrado, así que le di un pequeño beso en la mejilla.

+Bueno, ¿qué tal, disfrutando de la fiesta?

-Pues si te soy sincero, una de las razones por la que he venido, eres tú.

+ ¿Yo?

-Sí, creo que tenemos mucho de qué hablar, y que tengo explicaciones que darte.

Por un segundo aparté la mirada de su mirada, para ver lo que me rodeaba. Todos hablaban, reían, bailaban, comían… excepto uno.

Mientras los chicos hablaban de algo que parecía ser bastante gracioso, Jay nos miraba a Jeremy y a mí con un gesto que no sabía interpretar del todo. Nuestras mirad se cruzaron por unos segundos y, rápidamente, me apartó la mirada. No se le veía contento.

+ ¿Podemos hablar en otro sitio? Estoy un poco agobiada aquí.

-Claro que sí.- respondió Jeremy.

Dimos un paseo por aquellos verdes y frondosos jardines de alrededor de la casa, y mientras andábamos sin hablar de nada particular Jeremy me cogió de la mano.


Me dio un vuelco el corazón, creo que hasta me puse pálida. Me temblaban las piernas, empezaba a tiritar, estaba muy nerviosa por volver a sentir su tacto, que tanto había echado de menos.


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Hola queridas LIARS he de deciros que Lie to me está llegando a su fin, y que ya estamos en uno de los últimos capítulos de la novela. Espero que os haya gustado y hayáis disfrutado leyendo tanto como yo escribiéndolos. Un beso y que disrfuteis.

@olguiwentz