PHOENIX

domingo, 30 de septiembre de 2012

CAPITULO 9

¿Te quiero? ¿Cómo que te quiero? ¿Qué coño significaba esto? Yo no sentía nada más que algo físico, al menos eso pensaba, o eso quería creer.

+ ¿Y esto?- le pregunté extrañada.

Alex agachó la mirada. Él y su costumbre de hacerme sentir mal cada vez que hacía eso y me miraba de aquella forma como si le hubiera destrozado. Puede que lo hubiera hecho. No creo que fuera exactamente la respuesta que él se esperaba después de darme aquella nota.

-Sólo quería que lo supieras.-seguía mirando al suelo, pero esta vez salió de la habitación.

Yo no sabía que hacer, en ese momento estaba llena de dudas. No sabía si lo quería o si no, ni siquiera estaba segura de lo que sentía él por mí. Sólo sabía que el sexo era estremecedor.

No quería dejarlo así, no quería que se fuera. Así que salí corriendo de la cama, estaba medio desnuda, pero no me importaba. Fui rápido hasta alcanzarlo por la espalda, le abracé y le dije:

+ A veces el amor no es suficiente.

Se giró, y me miró fijamente a los ojos. Lo miré. Nos miramos. Nos besamos.
Aquella situación no tenía sentido alguno. Acababa de decirle que su amor no era suficiente pero le estaba besando, y esta vez no era mera lujuria.

+ ¿Por qué?- le pregunté mientras jugaba con su pelo.

-Te has levantado muy preguntona esta mañana. Cállate.- me dijo mientras me mordisqueaba el cuello.

No sabía el motivo, pero me encantaba que se comportara como un verdadero capullo.

+ ¡Ah si! ¿Seguro que quieres que me calle?- Pues entonces no te digo lo que tenía pensado decirte. Mejor me lo callo. Y te quedas con las ganas. Aunque pensé que te iba a gustar.- le dije mientras estaba encima de él.

-¿Por qué eres tan mala conmigo?- vaciló- encima de que…

Le besé.

+Ahora el que habla demasiado eres tú.- le dije sin apenas separar mi boca de la suya.

Él se limitó a sonreír.

+No vuelvas a hacer eso.-le dije.

-¿El qué?- preguntó asustado.
+Sonreír. No vas a ganar la guerra. No me voy a enamorar de ti.- dije mientras me daba cuenta de que no me creía mis palabras.

 -No estés tan segura de eso.- me dijo mientras seguía sonriendo. Aquella sonrisa…

+Lo mismo digo señorito, y deja de hacer eso.-le contesté.

-No puedo evitarlo.-me dijo mientras me acariciaba.

Ya no tenía más que decir, me había dejado sin palabras. No sé si la guerra, pero esta batalla sí que la había ganado.

Nos besamos y acariciamos durante quién sabe cuanto tiempo. Eso era lo de menos. En aquel momento sólo me apetecía estar entre sus brazos. ¿Estaría empezando a sentir algo más por Alex? ¿Por qué no quería que aquello pasara? ¿De qué tenía tanto miedo? A decir verdad, él siempre me había tratado bien, y tan bien. Me había dado todo lo que quería, siempre estaba ahí cuando le necesitaba, incluso cuando no sabía que lo necesitaba, me hacía sentir bien, no tenía por qué cerrarme en banda. Le daría una oportunidad.

+Está bien.-le dije- haremos un trato, podrás decirme que me quieres cuando quieras, pero déjame que yo te lo diga en el momento justo. Ni más, ni menos. Te volveré los besos, las caricias y las llamadas. Pero todo tendrá su momento. Por cierto, follas de miedo.- ese último comentario no venía cuento pero si yo fuera él, me gustaría que alguna vez me reconocieran el esfuerzo.

-Trato hecho.-dijo, y después me besó la frente.

+ ¿Ya está? ¿Así de fácil era todo? ¿Ni siquiera una pega?-seguía con mis preguntas. Es verdad, aquella mañana me había levantado preguntona.

-¿Quieres algo de comer?- me preguntó mientras iba a la cocina.

+Sí, a ti.- le dije mientras lo cogía del cuello y lo acercaba a mi boca.

Me tenía completamente enganchada a sus labios. Mis manos solamente querían explorar cada punto de su cuerpo, y que las suyas hicieran lo mismo con el mío.

-Esto se va a poner muy feo.-me dijo con aquella sonrisa que no había quitado de sus cara desde hace rato, aunque esa vez era una sonrisa pícara, de esas de las que no te tienes que fiar por que no traen nada bueno con ella.

+Tampoco es que quiera un cuento de princesas. Soy de esas que se rescatan solas.-le dije devolviéndole la sonrisa.

Me cogió en volandas. Yo seguía medio desnuda, al igual que él. Me tiró sobre el sofá y empezó a hacerme cosquillas.

-¡Venga! A ver cómo te auto-rescatas ahora princesa.-decía mientras seguía haciéndome cosquillas.

+ ¡Para! ¡Para!- Decía entre carcajadas.- ¡Para si no quieres morir!

-¡Uy que miedo me da la dama en apuros!- decía mientras seguía con la batalla de cosquillas.

+ ¿Preparado?- paré de reír y me dispuse a contratacar.

-Eso siempre.-me contestó él muy valiente.

No sé exactamente cómo lo hice, pero me libré de él, ahora él estaba en mis manos. Estaba encima de él. Yo ganaba.

+Te dije que sabía defenderme solita. Sobretodo de malvados como tú.- dije muy cerca de su boca, y después me mordí el labio.

Cuando me iba a contestar lo besé. Me encantaba hacerle eso. Había momentos en los que era mejor no decir nada, y ese era uno de ellos. Estuvimos así durante un tiempo y volví a sentir lo que él siempre me hacía sentir, lujuria.

-Vamos a mi cuarto.-me dijo acariciándome.

+No, estoy bien aquí, me gusta este sitio, desde aquí se oye mejor la lluvia.- le devolví la caricia.

-Como quieras mi princesa.

Aquello me sentó mal. Y le di una bofetada. Él no entendió nada hasta salir del asombro.

-Vale ya te he cogido el truco. Ya sé lo que quieres. Y yo, estoy dispuesto a darte eso y más.

Cuando me dijo eso yo estaba sentada encima suya en el sofá, así que me cogió y me puso contra la pared.

-¿Te gustan las emociones fuertes?

+Compruébalo tú mismo- le contesté lujuriosa.

-No vale arrepentirse después.- me avisó.

+Sabré apañármelas.


Empezamos a hacerlo. Cada vez me sorprendía más. No era como la última vez que lo habíamos hecho, y mucho menos como la primera. Esta vez era más duro. Aquí no había reglas. Aquello fue fuerte, muy fuerte. Me encantaba. Me hizo sentir en lo más alto durante tantas veces que hasta perdí la cuenta aunque mis gemidos, arañazos, mordiscos y escalofríos daban cuenta de ello.

De repente me aparté de él. No quería que esto siguiera llevando aquel ritmo. Ahora me tocaba mandar a 
mí.

+ ¡Para!- grité para asustarlo.

-¿Qué te pasa? ¿Te he hecho daño? ¿Estás bien?- me dijo preocupado.

+Ahora el que no para de preguntar eres tú- le dije riendo- sígueme.

Lo llevé al baño. Necesitaba una ducha. Necesitaba notar el agua caliente corriendo por mi cuerpo. Afortunadamente su hidromasaje me fue muy útil para lo que tenía en mente.
Cuando Alex vio mis intenciones me sonrió. Aquella sonrisa…
Perdimos la noción del tiempo, bueno, ya la habíamos perdido hace rato. Cuando salimos del baño nos fuimos derrotados a la habitación y nos quedamos dormidos. Yo, esta vez, entre sus brazos.

CAPITULO 8


Cuando nos encontramos con Phill nos recibió con un gran abrazo.

-Bienvenidas queridas damas, os presento, estos son Daniele, Matteo y Alessandro.-dijo tan simpático como siempre.

+Encantado de conocerlas.- dijo uno de los chicos con un acento muy gracioso mientras le besaba la mano a Laura.- me llamo Daniele.



Nos presentamos a los chicos y nos sentamos en unos de los sofás que había en el pub a tomarnos unas pintas y a charlar. Cuando nos dimos cuenta de que el alcohol nos había robado la consciencia ya estábamos dándolo todo en la pista de baile. Yo estaba bailando con Laura, me encantaban aquellos movimientos de origen brasileño, eran inigualables. Mac estaba bailando con uno de los italianos, para mi gusto el más lindo, Alessandro. Sophie estaba con Phill y Sam con Matteo y Daniele.



Me fui a por otra ronda a la barra mientras sonaba una canción de Rihanna skin, cuando noto que alguien me agarra de la cintura y me susurra una parte de la canción al oído: 

“I got a secret that I wanna show you oh, I got a secret so I’mma drop it to the flo’ oh”

Cerré los ojos mientras escuchaba, sabía perfectamente a quién pertenecía aquel aroma, solo podía ser él. Me giré, lo agarré de la cintura, pero antes coloqué sus manos sobre la mía, me acerqué a su oreja y seguí con la canción:

“So why standin’ over there with your clothes on, baby strip down fo’ me go’n take em off
Don’t worry baby, imma meet you halfway, cus I know you wanna see meh”

No podía evitarlo, me tenía enganchada. Había intentado deshacer de él, escapar de él, huir; pero él siempre me alcanzaba, y ahora no tenía ganas de seguir corriendo.

+No quiero sentimientos.- continué.- tan solo pasar noches inolvidables.

Cuando Alex iba a contestarme puse mi dedo sobre su boca para interrumpirle.

+Shh… sólo déjate llevar.- seguía susurrándole, pero esta vez iba acariciándole mientras le sacaba la camisa.

Comenzamos a besarnos apasionadamente. Estaba poseída por la música, el alcohol y… para qué negarlo, sus labios. El ambiente estaba cada vez más caliente, y el pub se nos estaba quedando pequeño así que decidimos irnos. Le mandé un mensaje a Mac para que no se preocupara aunque sabía que ella ya me había visto con él. Me bebí mi último chupito de tequila, cogí mis cosas, lo agarré y nos fuimos de aquel ruidoso lugar.

Esta vez nos dirigíamos a su casa, yo no quería molestar a Mac cuando llegara, y menos sabiendo que vendría acompañada.

Llegamos a su casa. Intentó abrir la puerta del portal, pero no le dejaba. Tocaba todo su cuerpo con impaciencia por hacerlo mio y que el hiciera mi cuerpo suyo. Los besos en el cuello y los mordisquitos en la oreja hicieron fallido el segundo intento de abrir aquella maldita puerta.



Por fin entramos, pero quedaba otra prueba, la puerta de su casa. Esta vez fui buena y me esperé, aunque habíamos ido todo el camino besándonos y chocándonos con las paredes que nos servían de guía para llegar a nuestro destino.

Abrió la puerta. Yo estaba apoyada en la pared junto a él, mirándolo de arriba abajo. Él hizo lo mismo, me cogió en brazos y me metió dentro. Cerró la puerta con el pie mientras seguíamos besándonos, y fuimos directamente a la habitación, me tiró sobre la cama y seguimos con nuestra lucha particular. Cuando de repente, se levantó:

-Espera un momento, ahora vengo.- me dijo.

+ ¿Dónde vas?- pregunté impaciente.

-No es justo que tú estés borracha y yo no. Deberíamos de estar en igualdad de condiciones. Además así es más fácil no pensar en que esto no es todo lo que quiero contigo. –dijo mientras iba a la barra donde tenía algunas botellas.

En aquel momento no pensé en sus palabras, y mucho menos era consciente de ellas, solo quería divertirme, y él había accedido al trato.

No tardó en regresar a la habitación, cuando vino con una botella de Jack Daniels en la mano.

+Tendré que ser una chica educada y ayudarte con eso.- dije mientras me incorporaba y le hacía hueco en la cama.

-Creo que ya has bebido suficiente por hoy.- me contestó mientras se echaba algo en un vaso.

+Eso ya lo veremos- le vacilé mientras cogía la botella de sus manos y le daba un trago.

Dejé que se bebiera lo que había en el vaso pero, impaciente, lo cogí nada más terminarse la copa y lo puse sobre mí y empecé a besarlo. No sabía por qué me apetecía tanto, tampoco me importaba, y por lo que pude comprobar, a él tampoco.

Me sobraba todo en aquel momento, todo menos él. Así que lo quité de encima de mí y empecé a quitarme la ropa muy lentamente delante de él, como si de un espectáculo privado se tratara. Eso lo excitaba aún más. Primero los zapatos, y después el vestido, muy despacito, todo a su tiempo. Pero él no podía esperar más estaba tan enganchado a mi cuerpo como yo a su aroma. Las ganas fueron superiores a su paciencia. Me cogió, me tiró sobre la cama otra vez. Su boca respiraba junto a mi cuello mientras yo exploraba su cuerpo.

Adrenalina.

Aquel festival de caricias, besos, mordiscos, y gemidos continuó durante toda la noche. Fue incluso más intenso que la primera vez, quizá gracias al alcohol.

Al día siguiente me desperté y lo primero que hice fue ver mi teléfono para ver si Mac me había llamado. No lo había hecho, estaría dormida. Así que le mandé un mensaje diciéndole que estaba bien y que me llamara cuando pudiera ir a casa. Después intenté averiguar dónde estaba, no reconocía aquel sitio, pero sí quién estaba a mi lado, Alex.

+Buenos días, ¿estabas despierto o te he despertado?- pregunté.

-Tranquila, llevo despierto un buen rato.-me contestó con una sonrisa preciosa.

+Creo que debería volver a casa.- le dije intentando salir como podía de aquella cama enorme, aunque parecía imposible con aquel dolor de cabeza que me golpeaba como mil martillos.

-Puedes quedarte, para mi sería todo un placer. He preparado café para desayunar.-me dijo metiéndome de nuevo en la cama.

Yo me quedé tumbada. No podía moverme de lo que me dolía la cabeza.

+No gracias, no bebo café. Estoy bien.- dije mientras me tapaba la cabeza con la almohada.

-Vale pues mi casa es tuya, puedes servirte. Por cierto ¿te encuentras bien?- me dijo mientras me acariciaba la mano.

+Si, si, sólo tengo un poco de resaca.- contesté como pude.

Después él se levantó, o eso pude intuir. A los cinco minutos volvía a entrar en la habitación con una bandeja que llevaba un vaso de leche caliente y una pastilla. Además, junto a la taza de leche había una notita que decía: “Gracias por este día tan maravilloso. Te quiero”.

sábado, 29 de septiembre de 2012

CAPITULO 7


No sé cómo llegué al campus, solo sé que el camino se me hizo eterno y que apenas podía pensar con claridad, y las lágrimas saltaban de mis ojos sin permiso.

-¿Dónde te habías metido Elena? ¡Llevo horas buscándote por todas partes! ¡Qué susto me has dado gilipollas, pensaba que te había pasado algo!- me dijo con cara más de preocupada que de enfadada.

+Haciendo el gilipollas.-le contesté mirando al suelo para que no le viera la cara- ¿Nos vamos o qué?

Por mi tono Mac comprendió inmediatamente que era mejor que la conversación acabara ahí.
Llegamos a casa más rápido que de costumbre. Mac seguía sin hablar. Yo tampoco dije nada.
De repente vi una camiseta tirada por el suelo, a esta le seguían unos pantalones, un sujetador…

+ ¿Qué es esto Mac?- le pregunté.

-¡Nada, no es nada! Se me habrá caído cuando fui a hacer la colada. – contestó nerviosa mientras recogía algunas cosas que  había en el suelo.

La calé en seguida.

+ ¿Ah sí? Y también ibas a lavar esta camiseta que te acababas de poner y que ahora esta completamente rajada ¿no?- le dije sonriendo.- ¡Te pillé! Solo me falta saber quién había sido.

La verdad era que mientras se suponía que yo estaba en la presentación de mi curso Mac tenía cierto asunto entre manos. Lo que realmente había pasado es que había tenido una mañana tan ajetreada como la mía, lo que no conseguía adivinar era con quién. No creo que fuera Philippe, no era de su tipo, sobretodo por que tenía los ojos claros, y yo estuve con Alex… Entonces empecé a recordar…

+ ¡John!- grité mientras me reía.

Mac se puso colorada como un tomate.

+ ¡Lo sabía! ¡Por eso me lo encontré subiendo de esa manera en el descansillo de las escaleras! Pensaría que bajaría por el ascensor y subió por las escaleras para que no lo pillara. Esa estuvo bien eh pillina…- decía mientras le hacía cosquillas.
-¿Y tú qué? ¿Dónde estabas?- se defendió con un ataque.

De repente me puse pálida. No quería recordar aquella perfecta mañana que no volvería a suceder, pero tampoco iba a mentirle a Mac, al fin y al cabo era mi mejor amiga.

+La he pasado con Alex, y al final nos hemos acostado.- Mi tono de voz fue tal que Mac prefirió no seguir con la conversación- Y si te lo preguntas, ha sido el polvo de mi vida. Por cierto, vístete que hoy nos comemos Londres.

No quería pensar. Lo único que me apetecía era ahogar mis pensamientos en alcohol.

+Hoy es noche de chicas, así que avisa a Laura, Kate, Sophie y Sam y diles que las esperamos en Tiger Tiger. – Le dije a Mac muy segura de mi misma.



Estábamos en Londres, no iba a permitir que un tío me comiera la cabeza, y menos uno que acababa de conocer, pero mientras me daba una ducha no podía de recordar los besos, mordiscos y escalofríos de aquella mañana. “No” me repetía mentalmente, pero no servía de nada, aun así esa noche sería incluso más memorable que aquella mañana.
Como no quería seguir pensando salí de la ducha, Mac se estaba alisando el pelo, estaba espectacular con aquellos labios rojo pasión.

+Se ve que esta mañana te ha sentado bien.-bromeé.

-Lo mismo digo por lo que veo- me respondió- por que vaya huella te han dejado chica.

Me miré y vi un mordisco, chupetón o lo que fuera cerca del cuello, lo iba a matar, ahora si que si, con lo que odio eso. Solo quería no volver a verlo aquella noche, no creía tampoco que fuera a verlo, Londres era muy grande y Piccadilly tenía muchos pubs, sería demasiada coincidencia.

Me preparé a conciencia, aunque mejor dicho con delicadeza, no quería parecer una puerta. Me puse lo esencial para una noche de chicas, mi Little black dress favorito, me encantaba ese vestido, era corto pero en su justa medida, tenía una única manga y unos cortes en la cintura que simplemente insinuaban la piel que había debajo sin enseñar demasiado. Me puse mis tacones favoritos, unas pocas de pulseras, mi anillo preferido y salí de mi habitación dispuesta a arrasar por donde pasara.



Llegué al salón y vi a Mac ya vestida. Me quedé boquiabierta. Sus piernas eran infinitas, llevaba unos tacones negros que se unían con sus pantalones de cuero. Sus labios rojos y esa camiseta con la espalda completamente al aire completaban su look de diosa de la noche.

+ ¿Lista?-dije agarrándola del brazo.
-Como si hubiera nacido para ello.- me contestó.

Justo cuando llegamos a Piccadilly y nos reunimos con las chicas recibí un mensaje de Phillippe:

¡Hola Elena! Me dijo Mac que esta noche estaríais por Piccadilly. Acabo de llegar a un pub con unos amigos que han venido a pasar el fin de semana desde Italia ¿por qué no os pasáis un rato?

Se lo dije a las chicas y todas pensamos que era una buena idea, así conoceríamos gente nueva. Al fin y al cabo solo estaban aquí por un fin de semana, y nosotras haríamos que no lo olvidaran jamás eso seguro.

No tardamos ni un minuto en llegar al pub que nos dijo Phillippe ya que estaba justo detrás de donde nosotras estábamos. Cuando entramos en Piccadilly Institute me sentí como en el cielo, y juzgando la cara de Mac, ella se sentía exactamente igual. La miré sonriendo, y me guiñó un ojo mientras sacaba la lengua. Eso era una buena señal, la noche sería inolvidable.

viernes, 28 de septiembre de 2012

CAPITULO 6



Entonces fue cuando empezó a besarme el cuello mientras me agarraba la cintura. Parecía que conocía todos mis puntos débiles. Me arrastró mientras nos besábamos hasta el sofá que tenía junto a la cristalera donde se veía el chaparrón que estaba cayendo sobre la ciudad. La música seguía sonando. Se tiró encima de mí. Me quitaba la ropa muy deprisa pero nunca dejaba de besarme. Cuando volvió a mi boca, le quité la camiseta e intenté quitarle los pantalones aunque no podía sin su ayuda. Mi piel ardía, la suya también. Y sabíamos la única manera de solucionar aquello. Estuvimos haciéndolo durante más de una hora, unas veces mandaba yo, y otras él pero el ritmo y la pasión no variaba.



Cuando nos calmamos nos quedamos tumbados en el sofá, yo acurrucada entre sus brazos mientras le acariciaba.

+ ¿Qué acaba de pasar?- le dije.

-Lo único que quería que pasara.- me contestó. Respuesta que para mi era más que suficiente.

Después nos quedamos un rato en silencio. Yo seguía admirando aquel maravilloso lugar, él me miraba a mí.

-Elena.-me llamó susurrando.

Lo miré en forma de contestación.

-¿Puedo?- me preguntó.

+ ¿Qué si puedes que?-le dije extrañada.

Entonces cogió su polaroid y me hizo una foto.

+No te dije si podías o no.- le dije sonriendo.- ahora voy a tener que hacer yo lo mismo.- cogí su cámara y me senté encima suya para sacarle una foto.

Me quedé un rato observándolo por la mirilla de la cámara. La verdad es que era guapísimo. Me dejaba completamente en babia.

+Eres perfecto para la cámara.- le dije sin pensar.

-Tú lo eres para la vista. – me contestó sonrojándome.



Cuando estábamos esperando a que se revelaran las fotos mí móvil sonó. Era un mensaje de Mac preguntándome dónde nos habíamos metido, estaba muy preocupada. Así que miré la hora.

+ ¡Dios qué tarde es!-dije mientras intentaba vestirme torpemente.

-¿Qué pasa? ¿Qué hora es?- me preguntó asustado.

+ ¡Son mas de las 2! Y habíamos quedado con Mac a mediodía estará que se sube por las paredes, además me he perdido el día de presentación. Soy una estúpida…-le dije medio enfadada.

-Elena yo… lo siento.-me dijo Alex cabizbajo- sólo necesitaba estar contigo a solas.

+ ¡Y no podías haber elegido otro momento! ¿Querías acostarte conmigo no? Ea pues ya lo has conseguido.- Medio gritaba mientras terminaba de vestirme. – Si tú no vienes yo me voy sola, adiós.

-¡Elena!- me dijo antes de que saliera por la puerta.

+ ¡¿Qué?!- le grité.

-Nada, solo te iba a decir que llevabas los pantalones del revés y que lo siento mucho. Tranquila, estarás en la facultad antes de que te des cuenta.- dijo algo entristecido.

+ ¡Joder!- exclamé enfadada- vámonos ya…

El camino hacia la universidad fue muy frío pero sobretodo callado. Hasta que de repente Alex frenó en seco, me miró y me dijo:

-¿Por qué piensas que lo único que quería era acostarme contigo? ¡No es así sabes! Si sólo quisiera eso lo habría hecho la noche que nos conocimos, que con lo borracha que ibas habría sido como quitarle un caramelo a un niño. Pero no, no quiero eso Elena, quiero más.

No contesté. Le di una bofetada y salí de aquel coche sin despedirme. No volví a verlo en todo el día. 

CAPITULO 5


De repente, se tropezó con John, que iba corriendo subiendo las escaleras como si la vida le fuera en ello. Pero esta vez no llevaba su alegre cara de siempre, estaba como ansioso, impaciente por algo.¿Qué le pasaría? Pensé pero seguí con mi camino, llegaba tarde a mi primer día. En cuanto salí del portal lo vi, era él, de nuevo, tomándose como siempre las molestias de preocuparse por mí, y eso que apenas lo conocía.

-¡Buenos días dormilona!- bromeó Alex.

+ ¿Y esto? ¿Cómo que tú por aquí? ¿No deberías de estar ya en clase?- le dije completamente asombrada.

-Mac me avisó de lo tardona que eras y pensé que si te venías conmigo no llegarías tarde, y si aun así lo hacías, por lo menos no sería sola.

+ Muy amable caballero, se nota que es usted un buen inglés.-bromeé.

-Bueno, ¿subes o que?- me preguntó mientras me enseñaba su cochazo.

+ ¿¡Todo eso es tuyo!?- exclamé completamente boquiabierta al ver aquel cochazo.

-Eso parece, y el coche también.-dijo mientras reía a carcajadas.

+ ¡Oye que marrano!-dije coqueteando.- Quien presume carece ¿Sabes?

-Yo no presumo, solo informo.-me respondió.

Yo seguía impresionada, me había encantado ese coche desde siempre, era un Hyundai Veloster en color rojo pasión, la verdad, es que le pegaba mucho.

Me abrió la puerta del coche invitándome a entrar y yo le sonreí como si fuera una niña pequeña.

+ ¿No irás a secuestrarme no?-bromeé.

-¿Qué pasa si lo hago?-me dijo riendo.

Reí y me metí en el coche, me estaba sonrojando y no quería que lo notara. Arrancó y empezó a conducir, lo hacía muy rápido pero bastante bien, se notaba que tenía el control, y eso me gustaba. ¿Me gustaba? ¿Pero qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? No, no, no. Alex no me podía gustar, apenas lo conocía, aunque la verdad es que me había llamado la atención desde aquel día en el pub.

+ ¿Dónde vamos? La universidad es para el otro lado.-le dije, aunque no estaba preocupada.

-Primero me gustaría que viéramos un lugar muy especial, ¿Te importa?- me dijo algo preocupado.

+No te preocupes, sinceramente, estaba deseando que te desviaras.- me sorprendió la respuesta, pero creo que a él le sorprendió aun más.- Por cierto, ¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa…- me susurró.

No me sentía para nada nerviosa, estaba sorprendentemente tranquila, aunque impaciente por ver a qué sitio me llevaba.

-Cierra los ojos, y prométeme que no los abrirás hasta que yo te diga ¿vale? Confía en mí. Te va a encantar.- me dijo con una voz que inspiraba confianza.



+ Te lo prometo, confío en ti- no sabía por qué pero lo hacía.

Entonces el coche paró. Pero todavía no me había avisado para abrir los ojos así que no lo hice. Salió del coche y tardó un rato hasta que volvió y me abrió la puerta. He de reconocer que en aquel momento me asusté un poco.

De repente me abrió la puerta del coche pero me dijo que siguiera con los ojos cerrados, y así hice, después me guio durante un minuto hacia algún lugar.

-¿Preparada?- me preguntó.

+Eso creo, de todas formas no tengo más remedio, ya tengo más remedio que dejarme secuestrar.- bromeé.

-Puede que después te guste que te secuestre y todo.-dijo algo más serio- por cierto ya puedes abrir los ojos.

Le hice caso. Y allí estaba, sin palabras, era… era increíble, maravilloso, mágico… perfecto. Me había llevado a su estudio.

-¿Qué te parece?- me dijo. Noté el miedo en su voz así que decidí asustarle un poco.

+ ¿Pero dónde estamos? ¡Que lugar más horroroso! ¡Es horrible! ¡Sácame de aquí ya!-dije muy seria pero bromeando.

-Lo siento…- dijo Alex cabizbajo.

+ ¡Es broma tonto! Es el lugar más maravilloso que he visto jamás. ¿has hecho tú todo esto?-le dije sonriendo para que se tranquilizara un poco.

Aquel lugar era maravilloso, estaba lleno de arte. Había algunos cuadros, pero sobretodo había muchas fotografías. En una de las mesas había al menos 6 cámaras de fotos de todo tipo, canon, nikon, una polaroid, e incluso una cámara de esas antiguas que parecía que era de los años 20.



Seguía sin palabras, solamente podía admirar todo lo que había en aquella habitación.

+Haces unas fotos maravillosas.-dije mientras seguía mirando la pared llena de fotos de todo tipo, de la ciudad, de momentos sin más.

-No es para tanto-dijo algo tímido- sólo intento captar algunos recuerdos o momentos bonitos y pasarlos al papel para poder disfrutar de ellos en todo momento.- mientras hablaba, ponía en un antiguo tocadiscos una canción de Michael Jackson, Butterflies.

+Eso que acabas de decir es precioso.- Le dije mirándolo fijamente.

No sabía por qué pero no podía dejar de mirarlo. Hace tan solo unos segundos no podía dejar de mirar a mi alrededor, ahora, todo aquello había desaparecido, y solo quedábamos yo y sus ojos negros.
Volví a la realidad. No podía dejarme llevar por el entorno.

+ Y… ¿Por qué me has traído aquí?- le dije como pude, intentando que no notara lo embobada que me tenía.

-Me gustaría fotografiarte. Eres un recuerdo que no me gustaría perder. –Dijo mientras me miraba fijamente a los ojos a la vez que se acercaba cada vez más.

Ahora sí que estaba nerviosa. Un escalofrío me recorría por todo el cuerpo, pero no era frío lo que sentía en aquel momento. Pero al parecer él sentía lo mismo que yo. El momento era perfecto, fuera llovía, sonaba aquella preciosa canción, aquel lugar tan maravilloso que nos rodeaba… No hay palabras para describir aquel momento.

Entonces me acordé de lo que me acababa de decir y que yo no le había contestado, pero esta vez hablábamos en susurros.

+ ¿Por qué no?- dije con una media sonrisa.

Entonces él se separó de mí.

-Espera un segundo.- me dijo mientras buscaba algo con mucha prisa.

Yo me sentía… no sé, simplemente me sentía. Cuando lo miré acababa de encontrar aquello que buscaba, era el primer CD de Maroon 5.



-Necesito poner esta canción. Mi cuerpo me lo pide.- Me dijo mientras ponía Shiver.

Entonces vino hacia mí, me besó, después me miró y me volvió a besar. Yo estaba completamente paralizada, pero no le negaba ninguno de sus besos, es más, necesitaba más.

La canción seguía sonando, el ambiente cada vez estaba más caliente, y las ganas de ambos eran evidentes. Pero entonces…

+ ¿Qué haces?- le dije separándole de mi.

-Creo que la pregunta debería ser qué voy a hacer, y la respuesta es devorarte.-dijo mientras nuestras narices se tocaban por la punta.

No pude resistirme, tampoco tenía por que hacerlo.

+Sólo si yo me dejo.-le contesté mientras me mordía el labio.

jueves, 27 de septiembre de 2012

CAPITULO 4


Cuando volví del descanso lo vi… no me lo podía creer, era él.



-¡Hola Elena! – dijo el con una amplia sonrisa.

+ ¿Cómo que tú por aquí?- le pregunté extrañada.

-Pues nada, solo venía a avisarte de que la presentación de tus clases se ha adelantado del Lunes a mañana, y como somos compañeros de clase, y no tenía tu teléfono para llamarte pues le pregunté a Mac dónde podía encontrarte y me dijo que aquí- contestó él.

+ Espero que estés bromeando-exclamé- no tengo absolutamente nada preparado, pensaba hacerlo durante el fin de semana.- Yo como de costumbre, siempre dejándolo todo para el último momento.

-Tranquila, no tienes que llevar nada más que papel y lápiz.- me tranquilizó él.-Por cierto, ¿por qué no me das tu teléfono? Así no tendré que venir hasta aquí para preguntarte si quieres salir conmigo a un festival en Hyde Park.

+ ¿Cómo?- pregunté mientras estaba en shock.

-Bueno, para eso y para cualquier asunto de clase.- respondió nervioso.

+ ¡Oh claro que si! Toma mi número. Y puedes llamarme para lo que quieras.- le dije coqueteando.

-Creo que tengo que irme, nos vemos mañana en la uni. Hasta luego Elena.- se despidió con una sonrisa.

+ ¡Espera Alex!- lo llamé antes de que saliera- si pruebas esto te digo un secreto- le di una onza de chocolate con chile.

-¿Qué es? Bueno, no importa, quiero oír ese secreto.-dijo mientras probaba el chocolate.

-¡Dios, cómo pica esto es inhumano!- dijo mientras se bebía el vaso de agua que ya le tenía preparado. –Espero que ese secreto merezca la pena…

+ ¿Merece la pena si te digo que me encantaría ir contigo a ese festival?-le dije entre carcajadas.

-Esperaba que esa fuera la única respuesta, sinceramente.- me dijo, a la vez que yo me ponía cada vez más colorada.

+Por cierto, ¿Quiénes van a tocar?-le dije intrigada.

-Bah, nada del otro mundo, Jessie J, Cheryl Loyd, Marron 5 y Coldplay.- dijo vacilando.

+ ¡En serio! No puede ser, ¿puede venir Mac también? ¿Por qué no llamamos también a las chicas, y a Philippe? Nos lo pasaremos genial- le dije entusiasmada.

-Está bien- me contestó mirando al suelo con cara de desilusión.- Hasta mañana.
Me despedí de Alex, y tenía tanta adrenalina en el cuerpo que ni siquiera me pude dar cuenta de su cara.

Cuando llegué a casa, estaba reventada, no podía con mi alma. Me duché y directamente me fui a la cama, y sin darme cuenta, vi a Mac dando saltos encima de mi cama para despertarme.



-¡Buenos días princesa! A levantarse que hoy es tu primer día, vamos despiertaaaaaaaaaaaa- gritaba Mac.

+ ¡Te voy a matar como sea capaz de levantarme! Pero hoy es tu día de suerte, por que no puedo, quiero seguir durmiendo porfiiii- le dije a Mac utilizando la técnica de los pucheritos.

-Sabes que conmigo no vale de nada que me hagas pucheritos. Lo que pasa es que eres una miedica y te asusta ir a la uni… o es que es por que va Alex…- me dijo con sonrisa de pícara.

+ ¿Yo? ¿Miedica? Ya la has liado.- me levanté corriendo la cogí y empecé a hacerle cosquillas como forma de venganza.

Ni siquiera, recordaba que hoy iba a ver a Alex, tampoco lo conocía de mucho, la verdad, pero me sentó muy bien que se tomara las molestias de venir a la tienda para avisarme, aunque… podía haberle pedido mi número a Mac o directamente haberle dado el recado a ella y así ahorrarse las molestias de ir hasta allí.

Me despedí de Mac con un besito en la frente, la muy tontorrona me había preparado un cola cao calentito para llevar por que sabía que llegaría tarde. Vería a Mac sobre mediodía, por que ella empezaba más tarde. Bajé por las escaleras, tenía demasiada energía y adrenalina dentro, aunque no estaba nerviosa, para bajar por el ascensor. Pero yo no era consciente de lo que me esperaba en el descansillo de una de las plantas.

CAPITULO 3


A la mañana siguiente nos despertamos y nos fuimos juntas al trabajo, allí estuvimos con Sam y conocimos a Mary, nuestra encargada, sorprendentemente era muy joven y sobretodo muy agradable. Lo pasamos genial y después fuimos Mac, Sam y yo a comer Fish & Chips, personalmente no me hizo mucha gracia así que acabé comiéndome solo las patatas.

-¿Por qué no te vienes esta tarde con nosotras a tomarnos unas pintas? Hemos quedado con gente de la universidad. – invitó Mac a Sam.

+”Lo siento chicas, tengo que terminar de hacer un trabajo para pasado mañana y aún me queda mas de la mitad, pero os debo una ronda ¿vale?”- dijo Sam.

-“¡Trato hecho, te tomo la palabra eh!- le dije a Sam alzando la mano para chocar los cinco.

Finalmente nos despedimos, que bien nos caía aquella chica, desprendía una energía tan positiva, a mí por lo menos me hacía estar bien sin motivo, y por lo que veía, a Mac le pasaba lo mismo.

Llegamos a casa, y nos pusimos a arreglarnos rápidamente, habíamos quedado en un pequeño pub típico inglés cerca del palacio de Buckingham, ambas íbamos, para que mentir, íbamos bastante guapas, pero la verdad es que íbamos muy sencillas. Mac llevaba unos pitillos con unas biker boots con tachuelas, una cazadora y un gorrito de lana, y yo llevaba mi parka preferida, unos shorts de cuero, una bufanda con animal print, mi bolso preferido y el pelo algo alborotado.




Nos esperaba una caminata desde el metro así que salimos con tiempo de sobra, aunque cuando llegamos allí los chicos ya estaban esperándonos en el pub, miré el reloj para ver si habíamos llegado tarde pero habíamos llegado justo a tiempo así que respiré aliviada. La verdad es que Mac y yo no éramos las más puntuales…



Cuando Mac vio a los chicos pude ver como su cara era cada vez de más felicidad, yo estaba nerviosísima pero no se me daba del todo mal conocer gente, así que la seguí con mi mejor de las sonrisas.

En una de las barras del bar estaban ellos, 3 chicas y 2 chicos, la verdad es que todos tenían pinta de ser bastante simpáticos así que no me lo pensé dos veces y nos pedimos unas pintas.

Ellas se llamaban Laura, Kate y Sophie. Laura era de Brasil, era guapísima, tenía el pelo largo y oscuro y unas piernas que llegaban al cielo. Kate, canadiense, era bajita, blanquita, pelirroja y muy linda, era la pequeña de las tres. Por ultimo Shopie, nació en Suecia, era alta, blanquita, y muy tímida pero después tenía una personalidad desgarradora y era muy risueña.

En cuanto a los chicos, Alex y Philippe. La verdad es que eran los dos bastante guapos y sobretodo simpáticos, pero uno de ellos era especial, no sé por qué no podía dejar de mirarlo.

Philippe era el más gracioso de todos, era de Londres, y se le notaba, era todo un gentelman, pero sobretodo estaba todo el rato haciéndonos reír. Llegó un momento en el que incluso nos dolía el estómago de tanto reírnos.

Alex, también era inglés pero nació en Nottingham. Era alto, tenía el pelo moreno y algo ondulado, unos ojos negros profundos y una nariz chatita muy mona.

Después de unas cuantas horas, y tantas pintas que habíamos perdido hasta la cuenta, salimos del pub bastante contentas por decirlo de alguna forma, era ya mas de la una de la madrugada y todavía nos quedaba el camino hasta casa, y mañana tenía que trabajar así que decidimos volver a casa y descansar.
A la mañana siguiente nos despertamos con un poco de dolor de cabeza, normal, pensé, en aquel momento nuestros cuerpos solo pedían agua para filtrar el alcohol de nuestra sangre.

Aquel día la tienda estaba llenísima, no cabía apenas un alfiler, era un caos, entre cafés y chocolates no dábamos abasto, cuando por fin llegó mi descanso de cinco minutos para fumarme un cigarro y deshacerme del estrés que tenía encima.

Cuando volví del descanso lo vi… no me lo podía creer, era él.