PHOENIX

sábado, 21 de septiembre de 2013

CAPITULO 5

The kiss.

Me quedé expectante. Impaciente. Sabía quiénes eran aquel chico y aquella rubia. Optativa. Quería saber si, ahora, la optativa era yo.

Todas las papeletas apostaban por un único premio. El beso. Y parecía ser una apuesta segura. Pero… cuando estaba a punto de salir corriendo, para no verlo, vi como aquel chico alto de pelo rizado, se giró y volvió a entrar en el coche. Entonces, la chica, se fue corriendo.

Jay se quedó dentro del coche unos minutos y yo me acerqué. En cuanto me vio, volvió a salir.

-Lo he visto.- le dije a unos metros de él.

+ ¿Qué has visto?

-Todo.

+ ¿Todo?

-¿No crees que lo que debería de haberme preguntado es, qué hago aquí?- dije acercándome un poco más.

+ ¿Qué haces aquí?- dijo acercándose a mí, aunque tembloroso.

-He tenido con Kelsey la cita que te había preparado a ti, pero que no he podido tener porque no has querido cogerme el teléfono.

+Bueno, yo te puedo explicar porq…

Lo corté.

-Déjalo, no quiero que me expliques nada.- sonreí.

Me acerqué casi rozando sus labios.

Fue a besarme. Pero me alejé.

+ ¿Por qué te alejas?- me dijo un poco enfadado.

-En la tercera cita.- dije dándole un beso en la mejilla y metiéndome en el coche.

+Me castigas…

-Lo sé. Igual que tú a mí.- sonreía, y él también.

+Te quiero.- me dijo.

-Tercera cita.- le contesté.

Antes de que arrancara, él miraba al frente, yo le miraba a él, le acaricié la barbilla, y le giré la cara para que me mirase.

-Te quiero. Eres idiota, pero te quiero.


Me dejó en casa, me dio las buenas noches, y me prometió una segunda cita para antes del concierto.

Al día siguiente, fui a trabajar, como normalmente, pero, al salir del metro, recibí un mensaje.

¿Preparada para tu segunda cita?-Jay.

Instantáneamente, recibí otro mensaje.

Perdona, quería decir, NUESTRA segunda cita. Estoy deseando robarte un beso.-Jay.

No contesté, no hacía falta. Quería dejarme llevar.

Aquel día los chicos tenían una entrevista en una radio y Martin y yo teníamos una reunión con Jayne para poder celebrar por fin el meet and great de los chicos.

La reunión parecía haber sido eterna, y tras ella, fuimos a preparar las cosas en el local, que no se hacían solas. Colocamos mesas, sillas, el escenario, y avisamos a los de sonido para que acondicionaran el lugar. Mientras tanto, yo publicaba por las redes sociales el concurso que, duraría tan solo dos días.

Para poder ganar, las fans deberían participar haciendo promoción a los chicos por las calles y grabándolo, la forma más original de promocionarlos, ya fuera en solitario o en grupo, tendría la oportunidad de conocerlos durante una tarde entera.

Terminé exhausta, agotada, y casi a media noche. No había vuelto a recibir ningún otro mensaje de Jay, ni de los chicos en todo el día pero sabía que ellos estaban casi tan atareados como yo.

Llegué a casa, me di una buena ducha, hablé con Mac por video-llamada y me fui a dormir.

Cuando ya había cogido una postura lo realmente cómoda para poder dormir, llamaron a la puerta.

-¡¿En serio?!- exclamé- ¿quién será a estas horas?- decía mientras me dirigía a la puerta.

Quién iba a ser si no.

En cuanto abrí, me besó, un beso apasionado y dulce a la vez.

+Ya te he robado un beso. Buenas noches.- dijo dándose la vuelta para irse.

-Lo siento mucho, pero no te puedes ir.- le dije agarrándole del brazo.

+Sí que puedo.

-Me debes una segunda cita.

+ ¿Has tenido alguna vez dos citas a la vez con la misma persona?

-No.

Vino acelerado hacia mí, me cogió en brazos, y me llevó dentro. Me empujó contra la pared, y me mordió el cuello, después hizo como el que iba a besarme pero no lo hizo. De la pared me tiró al sofá.

Pero no se quedó conmigo. No. Fue hacia la cocina. Y después a mi habitación. Yo seguía en la misma posición en la que me dejó porque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

Unos pocos minutos después, Jay había preparado una cena romántica basada en palomitas, chocolate, cerveza y, como no, unas velas.

-Espero que te guste, llevo horas preparándolo.- bromeó.

+Ha sido una improvisación bastante buena, he de reconocer que me gusta todo lo que hay.

Pensaba que buscaríamos una película para ver o algo por el estilo, pero no, aquello era una autentica cita, y en las citas, la gente va a conocerse, por lo que estuvimos horas y horas hablando sobre cualquier tema que se nos pasaba por la cabeza. Nunca había disfrutado tanto de su compañía ni de una conversación como aquella.

Desde aquel momento nos dimos cuenta de que éramos muy parecidos, pero, al mismo tiempo éramos diferentes, aunque muy compatibles. No creo que sea bueno ser igual que otra persona al cien por cien, creo que las personalidades deben de ser compatibles, y que, las carencias de uno sean las virtudes de otro.

-Espero que te haya gustado la primera cita.-me dijo.- Ahora viene la segunda.

+ ¿Has improvisado algo más?

-Tendré que hacerlo ahora. A ver…- se quedó pensativo- ¡Ya sé! Te llevaré a bailar.

+ ¿Ahora?

-Y aquí.

Se levantó del sofá, encendió la radio, puso un disco de Lana del Rey, y la canción de Blue Jeans. Se acercó a mí, y extendió el brazo dándome la mano para que le acompañara.

Apagó las luces, y nos quedamos tan solo a la luz de las velas.

Los violines inundaban la habitación, y su cara se iluminaba levemente por la tenue luz que había.
Él agarraba mi cintura de forma suave pero contundente al mismo tiempo. Poco a poco, a cada paso, me acercaba más hacia él, hasta pegarme con su pecho. Yo estaba nerviosa aunque no tuviera por qué.

Notaba su corazón, latía tan rápido como el mío, y al mismo tiempo, sus manos acariciaban mis brazos, mi espalda, mi cara.

Me miraba fijamente, ninguno de los dos hablaba, ya lo habíamos hablado todo antes. No quería que aquella canción acabara nunca.


Mientras seguíamos el baile, me acerqué a su hombro, y le canté el estribillo en forma de susurro.

I will love you to the end of time.

Le mire, admiraba su belleza, tanto por dentro como por fuera, era perfecto, quizás no, pero yo desde luego no podía pedir más, lo tenía absolutamente todo.

La música seguía sonando por toda la casa.

Yo no pude evitar besarle. Cada vez que lo veía, las ganas de comérmelo a besos llenaban mi cuerpo y se apoderaban de mí. Y él me respondía de un buen modo, así que, nos consumimos en nuestros cuerpos aquella noche.

Ya en mi habitación, caímos juntos en la cama. Las caricias quemaban todo sitio por dónde pasaban, y sus besos por mi cuello, mi espalda, mi costado, y mi ombligo, lo único que hacían era empeorar la situación. Para mejor.

Él dentro de mí, yo, formaba parte completa de él. Nadie sería capaz de separarnos desde aquel momento. 

Hasta que sonó la puerta.

De nuevo.

+ ¿Quién será a esta hora?- dije extrañada.

-Espero que no venga con las mismas intenciones que vine yo de robarte un beso.- dijo él.

+No seas idiota. Ese ya ha venido antes.-bromeé.

Fuimos a abrir la puerta.


+ ¿Quién eres?

jueves, 5 de septiembre de 2013

CAPITULO 4

You can buy my love with concert tickets.

Cuando metía la mano en el bolsillo de mi abrigo me di cuenta de que había algo, como un papel, lo saqué para ver que era.

-¿Qué es?- pregunté sorprendida.

+ ¡Míralo!

Eran dos entradas para Katy B, la chica de la canción de Navidad que Jay me grabó en un cd en una de sus notas.

-Intentando enmendar errores del pasado, ¿no?- bromeé.

+ ¿Te han dicho alguna vez que puedes ser realmente malvada?- dijo apretujándome entre sus brazos.

-No, pero yo lo sé.- sonreí.

Bajamos de la noria, y me llevó a casa. Mañana sería un nuevo día, un día repleto de trabajo.

-¿Quieres subir?- le propuse antes de salir del coche.

+No, hasta la tercera cita. No me tientes…

-¡¿En serio?! ¡¿Hasta la tercera cita?!

+Totalmente en serio.- reía.

-¿Te apetece tener la segunda y tercera cita ahora, arriba, en mi casa?

+Buenas noches, pequeña.

-Joder, cómo te odio.

+Lo sé, por eso yo también te odio.- seguía riendo.

-A mí no me hace gracia, capullo. Ya tendré mi revancha. Aunque… muchas gracias por lo de hoy, nunca había tenido una cita tan perfecta.

+Que descanses, preciosa.

Nuevo día.

Casi llegué tarde a trabajar aquella mañana, y no me lo podía permitir, Martin ya me daba respeto de por sí, así que cuando se enfadaba, temblaba Londres, y todo mi cuerpo.

Conseguí adelantar bastante trabajo acerca del meet and greet de los chicos, ya teníamos lugar, proveedores, juegos organizados, y sólo faltaba organizar el sorteo para ver quién iría.

No vi a Jay en toda la mañana.

A la hora de comer había quedado con Kelsey para comer, así que fui a recogerla a la escuela de baile, sabía que me encontraría con Kelsey Ann, así que intentaba estar lo más serena posible pero, para mi sorpresa, no estaba allí, ni había estado durante toda la mañana.

-¿Dónde está…? ya sabes.- le pregunté al ver que no estaba con ella.

+No lo sé, hoy no ha venido a trabajar, y, cuando hablé con ella, me dijo que iba a resolver un asunto importante, que tenía una conversación entre manos. Aunque he quedado esta tarde con ella, ¿te apuntas?

-No, tranquila. Mejor que no.

+No podéis estar así para siempre.

-Para siempre, es mucho tiempo.

Cambiando de tema, fuimos a comer a Nandos.

+ Por cierto, ¿qué tal con Jay?

-Demasiado bien… no sabes lo asustada que estoy Kels… seguro que ahora, como todo está bien, tiene que pasar algo malo…

+Bueno, tú ya sabrás que una relación tiene sus altibajos, pero, seguro que estaréis bien…

-No sé Kels… ¡Ayer tuvimos una cita!

+ ¿Y qué tiene eso de malo? Ojalá Tom me preparara a mi alguna cita…

-¿Por qué? Yo, al menos, no sé cómo actuar en una cita…

+Improvisa.

-Eso sí que se me da bien. ¡Ya sé! Voy a darle una sorpresa esta tarde…

+Pues… ya me contarás ¿no? Eso sí, no seas una guarrilla.

-Kels, ¿has visto a Jay? No se puede no ser una guarrilla con él…

+Esto, tendrás que contármelo una noche, con mucho alcohol de por medio.

-¡Y chocolate!

+ ¡Y chocolate!

Después de comer con Kelsey, repasé el último informe y se lo entregué rápidamente a Martin, y, mientras me dirigía a casa de los chicos llamé a Jay para que fuera para allá.

Llamada uno. No disponible. Llamada cuatro. Comunicando. Llamada seis. Por fin hubo respuesta.

-¿Jay?

+ ¿Elena?

-¡Obviamente que sí!- dije un poco enfadada. Ya casi estaba llegando a su casa.

+Perdona. ¿Qué quieres?

-¿Estás en casa? Tengo una sorpresa para ti…- de camino a casa de Jay, me pasé por casa para coger mi 
“kit anti-resaca”, receta del mismísimo Jay, y que, aunque ninguno de los dos sufriera de esta, creía que era una buena excusa para, simplemente, pasar el tiempo juntos.

No contestaban.

-¿Jay?

+Ehm, sí, bueno, ahora mismo no estoy en casa.

-Bueno, pues…- colgó.

Colgó justo en el momento en el que estaba junto a la puerta. Me senté en el escalón. A improvisar.
Mientras improvisaba, después de haberme leído y releído de principio a fin las caratulas de las películas que le había traído a Jay, haberme comido todas las chocolatinas y los caramelos, decidí llamar a Nareesha, para ver cómo les iba a los enamorados en su luna de miel, pero aquel día, era el día de no cogerme el teléfono, así que, aunque sabía que iba a estar con la rubia optativa, decidí ir a ver a Kelsey tras mi plantón, para… hacernos compañía mutuamente, si ella quería.

Unos minutos después, y unos cuantos trasbordos de metro, llegué a casa de Kelsey exhausta, me caía de sueño, y en realidad, al llegar a su casa, sólo quería estar en la mía y dormir.
Llamé a la puerta.

-¡¿Kelsey Ann, otra vez se te han olvidado las llaves?!- gritó tras la puerta.

+ ¡Soy Elena!- dije yo.

+Entonces… Kelsey Ann… tampoco está…

-¡Elena!- dijo al abrir la puerta.- pensaba que estabas con Jay.

+Yo también pensaba que lo estaría… ahora… soy una chica plantada- reí- ¿unas pelis?

-¡Claro! No estoy haciendo nada, en realidad.

+Oye… ¿sabes dónde está Jay?

-¿Con los chicos?

+No, ellos están en el estudio y él no ha aparecido por allí en todo el día.

-Pues… no se… estará preparándote otra de sus citas románticas.

+Al menos podría haberme puesto una excusa… aunque fuera mala…

Vimos las pelis, pero seguía muy cansada, y ya era tarde. No quería quedarme en casa de Kelsey porque estaba muy lejos del centro y tenía que trabajar por la mañana temprano. Así que, me despedí de ella, y salí camino al metro.

Pero, en la esquina a casa de Kelsey, vi que paraba un coche igual que el de Jay. No quería volverme neurótica ni psicópata, pero el coche era la misma marca, el mismo modelo y el mismo color, así que ralenticé un poco el paso para ver mejor.

De aquel coche se bajaba una chica bajita y rubia, y tras él, indudablemente, un chico muy alto, y con rizos. Aun así, no me dirigí a ellos.

Tras salir del coche, el chico fue hacia la chica y le dio un fuerte abrazo, pero ella le empujó hacia atrás. Después, ella, aun agarrándole, se le quedó mirando muy fijamente, e iba acercándose un poco más, como en busca de… un beso.