PHOENIX

domingo, 31 de marzo de 2013

CAPITULO 12O


The Wedding Dress.

-¿Qué hacéis?- dijeron desde la puerta.

+ ¡Y tú qué crees! Pues ir a la habitación de Max… ¿quién eres?

-Soy Nathan Elena… ¿estás borracha?

+Solo un poquito.- dije riendo.

-¡Un poquito! Vas muy mal Elena, bueno ¡Los dos! Así que tú Max, vete a dormir y tú vente conmigo niña.

+ ¡A mí no me hables así, niño! Y déjanos hacer lo que queramos, que ya somos mayorcitos…

-No. ¿Queréis otra pelea con Jay, o qué?

+ ¿Y por qué metes a Jay ahora? Joder, siempre con Jay de por medio.- dije cabreada.

-¡Joder Elena, porque te quiere! ¡¿Es que todavía no te has dado cuenta?!

No contesté, simplemente me bajé de las espaldas de Max y me quedé sin moverme.

-Venga – dijo Nathan cogiéndome- esta noches duermes en mi habitación.

No sabía qué estaba pasando, solo sabía lo enfadado y preocupado que estaba Nathan, y eso me daba miedo.
Entramos en su habitación, y Hayley estaba durmiendo en la cama de Nathan. Él me soltó y fue a despertarla.

-Hayley, tienes que irte. ¡Despierta!

+ ¿Qué?- dije ella con los ojos medio abiertos.

-Que te levantes. Deja que Elena duerma aquí.

+Alucino- dijo levantándose de la cama de mala gana al verme- ¿De verdad vas a hacer que me vaya en plena noche por esta?

-Esta, es mi amiga, y sí, necesito que la dejes dormir aquí por el bien de todos. ¿No ves que no está bien?

+Que te den Nathan.

-Eres muy comprensiva, di que sí.

Después de aquella discusión, Hayley acabó marchándose y Nathan me echó en su cama para que descansara.

-Elena, no bebas más.

+The sun goes down, the stars come out, and all that count is here and now. My universe, will never be the same, I’m glad you came, I’m glad you came.-canté.

Él se rio.

-Buenas noches idiota.

A la mañana siguiente me desperté mareada, desorientada y con dolor de cabeza. Me lo merecía. Había soñado que Max me subía en brazos por las escaleras, pero era un sueño muy raro, porque parecía real. Y no estaba segura de si lo era o no.

Me desperté justo a tiempo para irme a trabajar, pero no para ir a casa a cambiarme, así que Kelsey me dejó algo de ropa que tenía en casa de los chicos, y me fui con los chicos al estudio.

Estuve con Martin toda la mañana, en los descansos llamé a Mac, pero no me lo cogió. Y cuando sonó mi teléfono, creí que era ella, pero era Nareesha.

-Hola Ele.

+Hola Nunu, dime cielo.

-Esta tarde me gustaría que me acompañarais a buscar un traje para la boda.

+ ¡Es verdad! Pero… ¿ya tenéis fecha?

-Sí, pero queremos contároslo todo cuando estemos todos juntos.

+Vale, pues cuando salga de trabajar si quieres comemos todas juntas y vamos a buscar traje ¿te parece?

-Perfecto, avisa a Mac.

+Llevo toda la mañana llamándola, pero no soy capaz de localizarla. Le dejaré un mensaje.

-Un beso cielo. Hasta ahora.

Martin y yo trabajamos duro en un nuevo proyecto que se nos ocurrió para los chicos, mientras ellos escribían las canciones del nuevo disco, que, no querían ni enseñarme un poco.

Cuando iba por los pasillos, intentaba espiarles para escuchar algo, pero siempre, de una manera o de otra, acababan pillándome y me volvían a echar, así que terminé rindiéndome.

Al terminar de trabajar y después de haber llamado a Mac unas cien veces seguidas, sin éxito, fui a recoger a Kelsey para ir a comer con Nareesha.

-Me gustaría deciros algo chicas. Bueno Mac tendría que estar presente también pero no hay manera de encontrarla. – dijo Nareesha.

+ ¿Ha pasado algo?- preguntó Kelsey.

-No, bueno, en realidad sí.

+Me estás preocupando…- dije.

-Bueno veréis… lo he estado pensando durante mucho tiempo, ya sabéis que el día de la boda se acerca cada vez más…

+Sí bueno, apenas queda un mes.- dije.

+Déjala que siga que me tiene intrigada.- dijo Kelsey.

-Vale, mejor lo digo ya, directamente y no le doy más vueltas… veréis, me gustaría preguntaros si querríais ser las damas de honor de mi boda.

Kelsey y yo nos quedamos mudas, pero de la emoción.

-¿No decís nada?

+ ¡Pues claro que sí!- gritamos las dos levantándonos para abrazar a Nareesha.

-Chicas, me encantan vuestros abrazos pero, la gente nos mira, y raro.

Volvimos a nuestros sitios e intentamos hacer como si de verdad fuéramos normales.

Después de comer, pedimos un taxi y fuimos a la tienda de novias, se llamaba Mirror Mirror, una pequeña boutique del centro pero preciosa, nos llevaron a una sala con unos sillones y una plataforma en el centro frente a un enorme espejo.

Nareesha fue con la dependienta a buscar vestidos para probarse mientras a nosotras nos dieron una copa de champán. En ese momento, cuando Kelsey me contaba cómo sería su vestido ideal, me llamó Mac.

-¡¿Dónde te metes?!

+Estoy en casa, vengo de la Universidad.

-Estamos eligiendo el vestido para la boda de Nunu y tú no estás aquí. Podrías haber dado señales de vida.

+No tardo.

Era cierto, no tardó. Antes de que Nareesha viniera con el primer vestido, Mac ya estaba sentada con nosotras, pero estaba muy rara.

El primer vestido era precioso, palabra de honor, ceñido hasta la rodilla aproximadamente y que después se abría con unos preciosos volantes. Le quedaba perfecto, no tenía ninguna pega.

-Estoy sin palabras…- dijo Kelsey.

+Sí, pero yo a ti te veo más como una princesa…- dije.

Nunu se probó unos cuantos de vestidos más, y el problema era que todos eran preciosos y todos le quedaban perfectos pero, todavía no habíamos encontrado uno que fuera realmente espectacular.

Pero, casi una hora después y cuando estábamos a punto de rendirnos y dejarlo para otro día, Nareesha apareció con un vestido que nada más verla con él se nos saltaron las lágrimas.

Aquel era el vestido.

No le hicimos fotos para que Siva no tuviera forma de verlo, pero se nos quedó grabado en la mente.

Al salir de la tienda, fuimos a tomar un café y le dijimos a Mac que ella también sería dama de honor, e intentamos organizarnos para ayudar a Naree con todos los preparativos para el gran día.

-¿Vais a llevar acompañante?-preguntó Kelsey.

+Mi presencia es más que suficiente.- contestó Mac.

-Yo creo que seré tu acompañante, Mac.- dije.

+Pensaba que irías con Roberto.-me dijo Nareesha.

-Que va, Roberto vuelve a Italia antes de la boda, y de todas formas solo somos amigos.

+ ¿Y con Jay?- dijo Kelsey.

-Claro, yo voy con Jay y Mac con Nathan.

Justo en ese momento recibí un mensaje del tercero en discordia.

-¿Estás libre ahora? Bueno en realidad me da igual si lo tienes o no, estés donde estés voy a ir a buscarte. Tenemos que hablar de una vez por todas. Jay.

+Bueno, al parecer no me queda otra. Así que recógeme en casa en veinte minutos. Ele.

No sé exactamente si yo llegué tarde o él temprano, pero antes de girar la esquina ya lo había visto.

Por fin solucionaríamos de una vez por todos nuestros problemas, lo necesitábamos.

Al verle no supe si besarle, abrazarle o darle la mano, así que no hice nada. Pero él  tras esperar mi reacción unos segundos y ver que no hacía nada se quedó unos segundos mirándome, después me acarició la mano, y me besó.

Pero inmediatamente se separó de mí. Yo me quedé muy extrañada.

-No, esto no es realmente lo que quiero.

+ ¡Increíble! ¡No me lo puedo creer! ¡Nos habéis estado engañando! ¡Cómo habéis podido ocultarnos algo así! Joder Elena, pensaba que eras mi amiga… estas son las cosas que deberías de contarme… 

lunes, 25 de marzo de 2013

CAPITULO 119


Un paso para alante, tres para atrás.


+ ¿Entonces, qué quieres?- dije separándome de él para mirarle a los ojos.

-Quiero que hablemos ya, lo necesito.

+ ¿Aquí?

-No importa el sitio. Necesito que hablemos ya…

+Vale, pues, si insistes tanto hablemos. Aunque yo preferiría quedar para comer o cenar y hablarlo todo más tranquilo.

-Lo siento, no aguanto más. Verás Elena…

+ ¡Jay! ¿Estás ahí?- sonó una voz desde el otro lado de la puerta.

-¿Quién es?

+ ¡Soy Kelsey Ann! Tengo que hablar contigo…

-¿No puede ser en otro momento?

+Lo siento pero prefiero que sea ahora…

Yo me reí por lo absurdo de la situación. Entre la conversación y que estaban hablando a través de la puerta, no pude aguantarme la risa.

+Creo que es mejor que salgas.- le susurré.

-Pero, nos va a ver, y no quiero que os volváis a pelear.

+Tranquilo, no va a pasar nada. No estábamos haciendo nada malo… estábamos hablando simplemente.

-También es verdad, además ella ya no…

+ ¡Venga, sal!

Jay salió primero, y después lo hice yo. Kelsey Ann se quedó a cuadros cuando vio aquello pero por otro lado parecía que ya no le sorprendía. La entendía, parecía lo que no era, pero ya no tenía que darle ningún tipo de explicaciones, así que, simplemente me fui.

Mientras volvía con los demás, podía escuchar como Kelsey Ann le gritaba.

-¡Joder, todavía con esa! Yo sólo quería que hablásemos… no he sabido nada de ti en mucho tiempo y todavía me importas…

Admiraba la valentía de Kelsey Ann en ese momento, le había dicho en tan solo unos segundo lo que yo llevaba tanto tiempo queriendo decirle y que no había sido capaz.

Aun así, no pude evitar reírme un poco de la bronca que le estaba echando. Pobre Jay.

Al parecer, aquella noche, más de uno tenía ganas de hablar conmigo, y, cuando estaba en la barra bailando con Max y Tom, alguien me cogió del brazo y me sacó de allí.

-¡Qué susto! ¿Qué quieres? A ver…

+Quiero hablar contigo.

-Yo también quería pero sinceramente, después de lo que he visto hoy, se me han quitado las ganas.

+Es solo un momento.

-Vale, pues empiezo yo. A ver, del tema de Mac no quiero ni hablar porque sé que terminaré perdiendo los nervios.

+Me parece bien, creo que es una historia muy larga…

-Bueno, y aparte de eso, es cosa de vosotros dos, aunque nos influya a todos.

+Pues igual que tú y Jay.

-¿Qué tiene que ver Jay con vosotros?

+No sabes la de veces que hemos discutido Mac y yo por vuestra culpa, estamos todos agotados de vuestras discusiones, de que ahora os llevéis bien, y a los cinco minutos os estéis tirando los trastos a la cabeza… no podemos más, ni yo, ni ninguno.

-¿Tengo que recordarte que tú colaboraste en esto?

+Lo hice porque es mi amigo.

-¡Y yo no soy tú amiga! Bueno, o al menos, era…

+Desde aquel día, parece que no lo somos…

-Me dolió mucho. Y aún me duele, porque sabías que aquellas notas me estaban volviendo loca, que necesitaba saber quién me las mandaba, y tú sabías quién era y no me lo dijiste.

+Porque pensé que era lo mejor, no sabía que era para tanto.

-Puede que no supieras que era para tanto, porque tú nunca has sentido algo así de fuerte por alguien.

+No solamente lo he sentido, sino que me he hundido con ello. Y con lo que me acabas de decir, me has reconocido que sientes algo fuerte por Jay.

-Joder Nathan, pues claro que lo siento, parece mentira…

+Pues no lo has querido reconocer desde hace mucho tiempo.

-Es que hace mucho tiempo que tú y yo no hablamos, y no te haces a la idea de lo que te he necesitado.

+Lo siento.

-Y yo.

Nos dimos un abrazo que duró tanto que pagó la deuda de todos los que llevábamos atrasados.

-Te he echado mucho de menos.- le dije mientras le abrazaba.

+Cállate idiota.- me contestó.

-Aun así, sigo pensando que eres idiota, pero no voy a estropear el momento.-reí.

El resto de la noche fue muy extraño. Mac desapareció en cuanto la llamaron al móvil. Jay y Kelsey Ann seguían hablando, o discutiendo suave, no sabría cómo definirlo exactamente. Nathan y Hayley se fueron antes que el resto, Tom y Kelsey fueron a comer, otra vez, con Siva y Nareesha. Así que, Max, Roberto y yo nos quedamos solos en el club.

Aguantamos casi hasta las cinco de la mañana.  Roberto conoció a un chico bastante guapo que se llamaba Chris, y que se vino con nosotros.

-Te dejo esta noche mi habitación.- le susurré riendo a Rob.

+No seas idiota, ahora lo mando para su casa.- me dijo él.

-De eso nada. Me voy a dormir con Max, si es que dormimos y no nos quedamos dando vueltas hasta que amanezca.

+Eres tonta.

-Gracias.

Cuando pillamos los taxis, Roberto y aquel chico se montaron en uno dirección a mi casa y yo me monté con Max dirección a… daba igual.

+No sabía que Roberto era gay.- me dijo Max.

-Bueno esas cosas no tienen que ir en tu carta de presentación, ¿no?

+Hola, me llamo Max, tengo veinticuatro años, nací en Manchester, soy calvo y heterosexual. –bromeó.

-Encantada Max, yo soy Barbara, cuarenta y cinco, natural de Ucrania, y transexual.-bromeé.

+Que idiota eres.- me dijo echándose en mi hombro.

El taxi paró en casa de los chicos, pero Max y yo teníamos más ganas de fiesta. Como siempre. Así que, cogimos la botella de vodka que había en la cocina, me quité los tacones y me subí en el sofá.

+Se te ve todo desde aquí abajo. Cómprate un vestido más largo.

-O súbete tú aquí arriba.

Max se subió en el sofá, y me quitó la botella para darle un trago.

+Sabes que es mía así que, devuélvemela.

-Quítamela.

+Tú lo has querido.

Me tiré encima de él, que me cogió en brazos, con la botella aún en la mano. Bebió un trago y me lo pasó con la boca. Después, perdimos el equilibrio y nos caímos en el sofá. Max encima de mí.

Me di la vuelta y me puse yo encima de él mientras le quité la botella. Después de darle un trago se la tiré por encima intentando que cayera en su boca, pero no acerté.

+Mierda, te he manchado toda la camiseta.- le dije.- espera, es mejor que te la quites para que no se te manche más.

Estaba muy afectada ya por el alcohol. Bueno, estábamos.

-¡No, mi camiseta! ¡Corre, quítamela rápido!

Intenté quitare la camiseta tan rápido que acabé rompiéndola.

+Se ha roto.- dije riendo.

-Te odio, me encantaba esta camiseta.

+Bueno pues yo me rompo la mía y ya estamos iguales.

Lo hice, aunque con su ayuda, y la camiseta acabó rota.

+Ahora ya estamos iguales. Ya puedes beber.- dije intentando de nuevo echarle el alcohol en la boca. Pero otra vez me salí.

-Elena, no tienes puntería.

+Sí que tengo, lo he hecho a posta.-reí- espera, que te lo limpio.

Busqué algo para limpiarle, pero no encontré nada, y la mejor idea que se me ocurrió fue hacerlo con mi lengua.

+Se ha derramado mucho.

-Elena, como no pares, esto no va a acabar bien.- dijo Max.

Yo seguí con lo mío.

-Elena…

No le hice caso.

+Vale, tú lo has querido.

Max me volvió a dar la vuelta para ponerse de nuevo encima de mí, me cogió la botella y me imitó. La única diferencia es que su intención no era echarme el vodka en la boca.

Empezó a besarme por el pecho y después subió hacia el cuello. Mi ropa, o lo que quedaba de ella, no tardó en perderse, al igual que la suya.

Nos besamos apasionadamente, con muchas ganas, y me encantaba que mientras me besaba con sus manos recorría mi cuerpo y acariciaba mis piernas y las agarraba con fuerza.

Hacíamos mucho ruido, tanto yo, al no poder aguantar las ganas de demostrar el placer que sentía, como él, que al moverme de un sitio para otro tiraba las cosas al suelo sin importarle nada.

-Creo que es mejor que subamos a mi habitación, sino cuando vean esto nos van a echar todas las culpas a nosotros.- me dijo mientras me besaba.

+Buena idea, porque si no mañana nos tocará limpiarlo todo.

Me volvió a coger en brazos desde el sofá y me subió hasta su cuarto en su espalda. No sé cómo tuvo fuerzas.

Ambos íbamos medio desnudos y cuando casi habíamos llegado a la habitación, alguien salió del baño. 

jueves, 21 de marzo de 2013

CAPITULO 118


Increible.

Nos arreglamos y un rato después quedamos con los demás en casa de Kelsey.

¿Qué problema había en quedar con Kelsey? Pues que la rubia optativa vivía con ella, y era bastante incómodo volver a estar en el mismo espacio vital desde lo que ocurrió con ella. Suerte que Mac y Roberto estaban a mi lado y que Jay aún no había llegado.

-La tensión se puede cortar con cuchillo… - me dijo Roberto al oído.

+Esto está muy calmado, no has visto nada de lo que son capaces estas dos…- dijo Mac.

-Mejor dejarlo así…- contesté.

Vimos como Kelsey Ann salí de la habitación después de un rato, y había pasado de estar en pijama a llevar un vestido corto con unos tacones altísimos.

+ ¿Van a tardar mucho en llegar?- preguntó.

-¿Vienes con nosotros?- le pregunté extrañada al no saber nada.

+Por desgracia para ti, sí.

-¿Desgracia? ¿Para mí? –Reí- Para nada…

+No empecéis, por favor.- dijo Kelsey.

El timbre sonó. Salvados por la campana.

-Vámonos ya mejor…- sugirió Mac.

Me adelanté para salir de allí cuanto antes, y para mi sorpresa, cuando lo hice me encontré a Nathan con aquella tal Hayley.

-¡¿En serio?! ¡¿Por esta?!- dije indignada en cuanto vi a aquella delgaducha.- aparta.

+ ¿Y ahora qué te pasa, que estás loca?- dijo Nathan enfadado.

-Creo que para decirte lo que me pasa contigo hace falta un buen rato para explicártelo.

+Pues… la noche es larga.

Mac salió justo detrás de mí, pasando a Nathan completamente de largo, y agarrada de la mano de Roberto.

Los chicos nos estaban esperando abajo en unos taxis. Jay estaba solo en el último taxi, yo entré la última porque escuché un sonido extraño en mi abrigo, metí las manos en los bolsillos.

Eran mis llaves.

Llevé aquel abrigo la noche anterior.

Me salió una sonrisa sin querer.

Cuando me di cuenta, todos los taxis estaban llenos, excepto el de Jay, que seguía solo. Qué remedio, aunque esperaba que no hubiera una conversación incómoda por el beso de la noche anterior.

Me senté a su lado.

-¿Tú, a mi lado?- bromeó.

+Me han pagado bien…- reí.- ¡Adivina!

-¿Qué pasa?

Saqué mis llaves del bolsillo del abrigo.

+ ¿Estuvieron todo el rato ahí?

-Parece ser que sí…

+Te dije que aparecerían… Por cierto… por lo que pasó anoche…

¡Mierda!, acabó saliendo el tema…

 +No vengo a tener una conversación incómoda, solo quiero que sepas que me encantó, que no me arrepiento y que me gustaría mucho volver a repetirlo, si es cuanto antes mejor…

Me quedé completamente alucinada por lo que había dicho.

+Bueno, lo siento si te ha molestado lo que he dicho, pero es la verdad…

-No me molesta, al contrario, me gusta…

Me acarició la cara, pero le besé yo. Me senté encima de sus rodillas y seguí haciéndolo, me apetecía y no tenía por qué no hacerlo, y si lo tenía, me daba igual.

En un momento paró.

+ ¿Crees que está mal?- me dijo aún cerca de mis labios.

-¿Te sienta mal?

+No, pero no tenemos tantas cosas que hablar…

-¿Para esto hace falta hablar?

+No.- me dijo terminando la conversación con otro beso.

Llegamos al club mucho antes de lo que pensaba, entre sus labios siempre acababa parándose el tiempo.

Por suerte, Mac y Nathan no tuvieron que compartir taxi, y Jay y yo salimos con bastante disimulo, nadie había notado nada extraño, aunque la rubia optativa me seguía mirando con la misma cara de asco de siempre, y ya no sabía si había pasado algo, o era algo natural.

Nos sentamos, como siempre en unos enormes sillones rodeando una pequeña mesa donde pusimos las copas, Jay no se sentó a mi lado, pero Roberto sí lo hizo.

-Así que, tú eres el famoso italiano que ha traído Elena ¿no?- dijo Nathan que estaba sentado en frente nuestra junto a Hayley.

Mac estaba aún en la barra.

+Supongo que sí.- dijo Rob simpático.

-Así que… tú eres la famosa amiga que te quita los novios ¿no?- le dije a Hayley- menos mal que no tengo ninguno cerca…

Hayley se quedó seria e incómoda, pero me daba igual ser mala aquella noche. No me gustaba lo que había hecho y se lo iba a decir. Pensaba ser tan arpía como ella lo había sido.

+Bueno, no se diferencia mucho a ti.- dijo Kelsey Ann mientras le daba un trago a su copa de vino.

-¿Cómo has dicho?- contesté molesta.

Hayley se rio.

+Pues que tú tampoco me dejaste estar con Jay. Hasta que no nos separaste no dejaste de incordiar. Y al final, no ha sido para nada, porque ni siquiera os habláis… Que ganas de molestar…

Ahora la que me reía era yo.

-Menos mal que el loco es feliz en su locura…- contesté- pero esto no va ni contigo, Kelsey Ann, ni conmigo. Esto va con ella, y no me da la gana que en una semana que falte vengas a cambiarlo todo a tu gusto. ¿Quién te crees que eres para romper una relación?- dije enfadada.

+Yo no he roto absolutamente nada. Puede que se haya roto sola y no fuera tan idílica como todos pensabais.

Volví a reír.

+ ¿Idílica? Todos sabíamos que no lo era, pero ese no es motivo para que te metas en medio. Y aún menos cuando se suponía que eras su amiga.

Kelsey Ann hizo el amago para volver a hablar, pero la corté.

+Y no vayas a decir nada Kelsey Ann. Tú y yo no somos amigas, nunca lo hemos sido, y por lo que creo, nunca lo seremos. Y por último, yo, sí que no me he metido absolutamente en nada vuestro. Así que, supéralo.

-Paso de ti, gilipollas.- dijo Kelsey Ann levantándose.

+Pues muy bien… Y tú, ¿no vas a decir nada?- dije- cuando yo no estaba y la liaste eras más habladora ¿no?

-Piensa lo que quieras, yo no te conozco, pero si estoy o dejo de estar con Nathan es problema nuestro, no tuyo. Si a tu amiga le ha dolido, ya se le pasará.

+Me estoy controlando para no pegarte una paliza… ¡Y tú qué! ¿No dices nada?- le dije a Nathan- alucino contigo… me parece muy bien que nos evitemos pero… ¡Es Mac joder!

-Yo creo que no os deberíais pelear más.- dijo él.

+ ¡¿Ya está?! Cobarde…- dije levantándome de allí.- me voy a bailar, a ver si se me pasan las ganas de todo…

-¡Voy contigo!- dijo Roberto.

Estuvimos bastante rato bailando, pegaditos, saltando, incluso con coreografía. Pero el resto al parecer no tenía tantas ganas de fiesta como nosotros.

-¿Se te ha pasado ya el enfado?- me preguntó en una canción más lenta.

+Creo que sí ¿por qué?

-Pues porque creo que no deberías de ponerte así… al final el sufrimiento te lo llevas tú… Y bueno, desde mi punto de vista… si es verdad que la otra chica los ha engañado a los dos… ya le llegará su momento y todo volverá a su sitio, ¿no crees?

+Puede que lleves razón pero es que me pone de los nervios…

-Y otra cosa… ¿Por qué os odiáis la rubia aquella y tú?

Me reí.

+Es una historia tan larga que mejor que te la cuente mañana mientras cenamos ¿qué te parece?

-Una gran idea.

Después de aquello, estuvimos bailando, pero cada vez más pegados. Sabía moverse muy bien, se le notaba la sangre italiana. Sabía conquistar, incluso aunque no llevara esa intención.

Pero entre movimientos de cadera cuando pensaba que era Roberto el que me agarraba, pero cuando me di cuenta, Jay me estaba sacando de la pista y llevando a los baños.

Yo pensaba que quería más de mis besos, como antes, y procuré que no nos viera nadie.

-No me gusta que te abrace como yo quiero abrazarte.- me dijo empujándome contra la pared del baño y cerrando el pestillo.

+Pues entonces dejaré que me abrace más veces.- le dije mordiendo su cuello.

Él respiró hondo.

-Aunque me muero de ganas de besarte hasta que se haga de día, no he venido a eso.

martes, 19 de marzo de 2013

CAPITULO 117


Your name.

-Puede llegar a ser mejor que antes, es más, antes no ha sido muy bueno. Podríamos empezar de nuevo…

+Podemos empezar de nuevo, pero yo antes tengo que cerrar este capítulo.

-¿No podemos dejarlo pasar y olvidarnos de todo?

+No puedo Elena. No te veo como una desconocida.

-Bebe unas cuantas más de ésa y ya verás cómo te olvidas de mi nombre.-bromeé.

+ ¿De tú nombre?-rio- ojalá fuera tan fácil olvidarme de tu nombre…

-Hagamos la prueba, venga, arriba, vámonos.

+Mañana yo tengo que grabar y tú tienes que trabajar… siempre hay días para olvidarme de tu nombre.

-Bueno, pues lo dejamos para otro día.

+Te llevo a casa.- dijo levantándose del muelle.

El camino en el coche fue completamente distinto al de la noche anterior, estuvimos hablando y riendo, como hacía mucho que no hacíamos.

Al llegar a casa empezó a llover, daba incluso miedo por el ruido que hacías las gotas al chocar contra el cristal.

Me acompañó hasta la puerta incluso con todo lo que llovía y no era capaz de encontrar las llaves para entrar en casa. Jay me tapaba con su chaqueta aunque se estuviera mojando.

-¡Jay vuelve al coche te estás empapando!

+ ¡Encuentra la llave primero!

-¡No, vuelve al coche!

+ ¡Busca la llave!

-¡No la encuentro, joder! Me estoy poniendo nerviosa.- dije riendo mientras buscaba en el bolso desesperadamente.

+ ¿No las encuentras?

-¡Te estoy diciendo que no, Jay!

Me cogió en brazos y corriendo me volvió a meter dentro del coche.

-¿Qué haces, Jay?

+Nos vamos de aquí.

-¿A dónde me llevas?

+Deja de hacer preguntas, nos vamos a mi casa. Ya encontrarás las llaves.

-Podría haber llamado.

+Elena, son más de las dos.

No me lo podía creer había estado más de cuatro horas hablando con Jay en aquel muelle.
Llegamos a casa de los chicos, estaba todo apagado y en silencio, e intentamos no hacer mucho ruido al entrar. Pero, cuando llegamos al salón, hubo un momento algo incómodo. ¿Dónde iba a dormir?

Me tiré en el sofá y me acomodé.

-Una manta no me vendría mal.

+ ¿Qué haces ahí?

-Intento dormir.

+ ¿En el sofá?

-Todavía no me habéis hecho una habitación aquí, que yo sepa.- bromeé.

+ ¿Tengo que volver a cogerte o vas a ahorrarme todos los escalones que hay hasta subir a la 
habitación?

-Dependiendo de si aún sabes mi nombre.

+ ¿Cómo habías dicho que te llamabas?- dijo con aquella sonrisa…

No tuve más remedio que levantarme y subir hasta su habitación. Segundo momento incómodo. Él se quitó la ropa y se metió en la cama, pero yo solo me senté en una de las esquinas.

Me tiró una camiseta a la cabeza. Mi camiseta.

+Tranquila, no miro.-dijo riendo.

-Vale, pero no mires de verdad.

Se tapó los ojos con las manos, pero abrió los dedos.

-¿Quieres mirar?

+La respuesta es obvia.

No habíamos bebido muchas más cervezas, por lo que ellas no tuvieron la culpa. Pero, me quité la 
ropa, y me daba igual que él mirase. Después me acurruqué en la cama.

+Tienes el pelo mojado.

-Lo siento… la lluvia.

+No quiero que pases frío.- dijo rodeándome con sus brazos.

-¿Cómo me llamo?

+Te he dicho que no lo sé.

Volvió a sonreír.

Yo no pude evitar morderme el labio.

-Buenas noches, ¿Jay?

+Buenas noches, ¿Sarah?

-Sí, Sarah.- reí.

No pude resistirme, mi cuerpo temblaba de los nervios y mis labios cada vez se acercaron más a los suyos, y aunque quería, no podía, pero nuestras ganas eran mucho más fuertes que cualquier otra cosa que pudiéramos imaginar, y, al final, caímos en la tentación.

Sus labios, dulces, sus caricias, tiernas, su aroma, su piel, él. Todo era perfecto, ya no había más peros.

A la mañana siguiente, me desperté mucho antes para darme una ducha y pasarme por casa a por mis cosas antes de ir a trabajar, salí de la cama sin que Jay se despertase me cambié y me fui.

Después de trabajar, me fui a comer con Roberto a un restaurante del centro.

-¿Qué tal está yendo tu estancia en Londres? Siento no haber podido estar ayer en todo el día.

+No te preocupes, la verdad es que ha ido bastante bien y ya voy conociendo mejor la zona. Por cierto, ¿le encontraste?

-Lo hice.

+ ¿Y qué tal?

-Pues se puede decir que me perdonó que le dejase tirado, aunque aún no hemos hablado de todo lo que tenemos pendiente…

+ ¿Te ha perdonado?

-Sí, y me ha besado.

+ ¡Os habéis besado!- dijo ilusionado.

-Sí, pero creo que fue por el momento… aunque yo sentí que él también quería.

+Obviamente que quería… ¿qué vas a hacer ahora?

-No tengo ni idea… supongo que ahora ya no habrá más remedio que hablar cuanto antes… Por 
cierto, esta noche quiero que conozcas la noche londinense, tenemos que dejarnos de tanto trabajo, estoy estresada.

+Me parece una idea perfecta.- dijo Roberto.

Unas horas después nos dispusimos a enseñarle a Roberto cómo era Londres de noche. Los clubs y pubs, lo buenísima que era la cerveza y la gente, y quién sabe, a lo mejor le salía un amor inglés.

Lo único malo de aquella noche no era que viniera Nathan exactamente, yo quería estar con él, pero sabía que sería una noche muy, pero que muy intensa, porque Nathan llevaría a la maldita Hayley que, aunque no la conocía ya la odiaba por engañar a mi amiga, incluso aunque siguiera pensando que la culpa era de Nathan.

Puede que hubiera más que palabras aquella noche.

lunes, 18 de marzo de 2013

CAPITULO 116


Abrazos de aeropuerto.

Después de estar un rato más en aquel parque, y después fuimos a comer a un pequeño restaurante del centro, que estaba en una pequeña calle adoquinada preciosa. Estuvimos hablando del trabajo que tendría que hacer allí, y esos temas, hasta que llegó el tema inevitablemente incómodo.

-¿Por qué justo cuando me vio desconectó la llamada? ¿Tan feo soy?

+Que va, pero Jay es tan impaciente como yo y al final acaba sacando conclusiones anticipadas por no quedarse mucho tiempo en situaciones que él cree incómodas o que no le gustan.

-Entonces… bueno da igual. Aun así me gustaría que me lo presentaras, que ahora me ha confirmado lo guapo que es, imagínate en persona.

+Yo te lo presento, seguro que te seguirá encantando.

Al fin Nareesha salió de aquella reunión que le tomó más de lo que ella pensaba, recogimos la ropa, y fuimos a por Mac, que seguía en casa de Aless.

Esta vez, fueron los chicos los que nos hicieron una despedida en el aeropuerto, aunque fuimos tres y volvimos cuatro.

Llegamos a Heathrow a las dos y media de la mañana, y supuestamente nuestro vuelo debería de haber llegado a las once, pero la lluvia y el viento hizo que nuestro avión tardara dos horas en despegar y otro rato más en aterrizar. Cuando por fin llegamos, no podíamos más. El equipaje pesaba muchísimo más de lo que recordaba, o quizás sería por el cansancio, pero sólo podía pensar en llegar a casa  y darme una larga ducha caliente.

Pero, alguien estaba cumpliendo su palabra. Jay estaba sentado junto a la salida, que se levantó justo cuando nos vio salir, con su preciosa sonrisa que me volvía loca, aunque no duró mucho, desde que vio que Roberto venía con nosotras.

-¡Hola Jay!- dijo Nunu dándole un fuerte abrazo.

+Hola pequeña, espero que hayáis pasado un buen viaje.- dijo Jay abrazando a Mac.

A mí, me dejó para el final. Le di un abrazo lo más fuerte que pude. Necesitaba sentirle de nuevo, acerarme a él, y decirle tantas cosas…

Mi abrazo sí fue cálido pero él se quedó quieto. Volvía a no entender nada.

+Llevo esperando desde las once.

-Yo también me alegro de verte.- le dije aun abrazándole.

+Vamos para el coche.- dijo separándome.

-Encantado, soy Roberto, aunque me llaman Rob.- dijo dándole la mano a Jay.

+No me digas…

Estaba alucinando con la actitud de Jay.

-¿Qué coño te pasa, Jay?

No contestó. Vuelta a la mierda de siempre.

Nos montamos en el coche, la ciudad parecía desierta, no había apenas nadie en las calles, y el frío y las luces con niebla la hacían algo tenebrosa.

+Seguro que tú hotel no tienes, ¿verdad?- le dijo Jay a Roberto.

-No, de momento me quedo en casa de Mac y Elena.

+Por qué no me sorprende…- aquello ya no lo podía permitir, Rob no le había hecho absolutamente nada. Exploté.

-Jay, si estás enfadado por haber estado esperando, lo siento, pero yo no te dije que vinieras a por mí.- dije disgustada.

+No, si aquí ninguno de los dos dice nada pero todo se sabe.- hizo Mac su comentario del día.

+No estoy enfadado por eso, porque contigo al final siempre me quedo esperando pero la próxima vez que tengamos que hablar mejor, no voy a ir a buscarte.

-Tranquilo, no necesito que nadie me espere en un aeropuerto.

+Yo no estoy hablando de aeropuertos.

Durante un largo trayecto del viaje, desde aquel comentario, hubo un silencio de lo más incómodo.

-¡Mira, desde aquí se ve el London Eye!- dijo Rob entusiasmado mientras pasábamos por el puente.

Yo miraba a Rob con alegría, me gustaba que hubiera venido, era, algo nuevo, pero Jay me miraba a mí, en lugar de a la carretera.

-¡Jay, cuidado el coche!- gritó Nareesha que iba en el asiento del copiloto avisando a Jay porque casi nos chocamos con un coche del lado contrario.

+Joder, lo siento.-dijo agobiado.

Poco después del enorme susto llegamos a casa. Todos salieron del coche excepto Jay, y yo, que me quedé un poco más para saber si de verdad quería hablar conmigo, para olvidar el mal momento que habíamos pasado desde que había llegado. Me cambié al asiento de delante. Yo, le miraba a él. Él, miraba por la ventana.

-Jay…-dije como última oportunidad.

+Tu invitado te está esperando en la puerta.

-Muchas cosas que decirme, y muy pocas palabras. Me encanta tu actitud.

Le di un beso en la mejilla, aunque él ni se inmutó, y me bajé de aquel coche decepcionada, me dolía el pecho.

Subimos a casa y nos sentamos todos en el sofá.

-Creo que mis expectativas eran demasiado altas para él…- dijo Rob.

+No te preocupes, ya te acostumbrarás cuando conozcas al resto.- dijo Mac.

Como no podía dormir, le dije a Roberto que durmiera aquella noche en mi habitación, y yo me quedé en el sofá viendo la tele mientras me tomaba un chocolate caliente que tanto echaba de menos e intentando dejar la mente en blanco para poder ir descansada al día siguiente a trabajar.

A la mañana siguiente acompañé a Roberto en el metro hasta su trabajo para que no se perdiera ya que era la primera vez que visitaba la ciudad, y por eso, llegué casi veinte minutos tarde a trabajar, pero ya había avisado a Martín y me dijo que no me preocupara pero que no tardara un minuto más.

Aunque casi me tuerzo un pie, no llegué mucho más tarde al estudio, fui directa al despacho de Martin y le entregué todos los documentos que necesitaba, tuvimos una pequeña reunión y después fui a tomarme algo para desayunar, otra vez.

Para mi sorpresa me encontré con los chicos, no sabía que estarían grabando aquel día. Les di un fuerte abrazo, y les dije que tenía que presentarles a Roberto que había venido conmigo desde Milán para pasar un tiempo aquí, a todos les hizo bastante ilusión y estaban deseando conocerle.

-Roberto… ¿te has traído a un italiano?- dijo Nathan.

+ ¿Te sorprende?- contestó Jay.

-Espero que Nareesha no se haya traído a ninguno…- dijo Siva, intentando poner algo de paz ante la incómoda conversación.

+Creo que se trajo a uno en su maleta, pero no estoy muy segura.- bromeé.

Volví con Martín, pero me tuvo de un lado para otro organizando montañas de papeleo por todo el estudio.

Mientras iba a por unas fotos de la última sesión de los chicos y miraba los miles de emails sin abrir que tenía acumulados me encontré con Jay, iba solo y me agarró para meterme en una habitación que estaba vacía. Después, cerró la puerta.

+Pensaba que ya no veías a buscarme.- le dije.

-Lo sé. Si quieres me voy.

+Yo no he dicho eso.

-¿Entonces, en qué quedamos?

+En que no quiero que te vayas, pero tampoco quiero que cada vez que estemos juntos te enfades conmigo sin motivo.

-Sabes que no es sin motivo, pero me confundes.

+ ¿Cómo puedo confundirte cuando ni siquiera hemos hablado?

-¿Podemos hablar ahora?

+ ¿Crees que es un buen momento?

-Creo que no es un buen lugar. Porque para estar contigo tengo todo el tiempo del mundo.

Martin me mandó un mensaje diciéndome que me necesitaba con urgencia.

+Tengo que irme…. Entonces, ¿sigue en pie nuestra conversación?

-Claro que sí…

Fui a salir de allí, pero me agarró de la cintura, me giró con fuerza y me abrazó de tal manera que era capaz de sentir su corazón.

Necesitaba aquel abrazo desde no sabía cuánto tiempo.

Volví al trabajo, fue un día agotador.

De camino a casa Jay me mandó un mensaje para irnos a comer juntos, le dije que sí, pero cuando llegué a casa estaba tan cansada que me quedé dormida hasta que, sobre las seis y media, llegó Roberto.

Rápidamente miré mi teléfono, tenía más de diez llamadas perdidas de él.

-Rob, lo he fastidiado todo…- le dije angustiada, enseñándole el teléfono.

+En mi opinión, y aunque se haya comportado como un capullo, creo que llamarle y pedirle disculpas no sería suficiente. Ve y búscalo, explícale lo que ha pasado, he intenta con tu encanto que se le olvide y así podáis hablar.

-Pero no sé dónde está…

+Llama a quién lo sepa.

Lo hice, me dijeron que estaba en casa, pero cuando llegué ya se había ido. Lo busqué por el parque de al lado, en el estudio, en casa de Kelsey, hasta que, cuando se me acabaron todas las posibilidades, fui a un lugar donde no tenía muchas esperanzas de encontrarle pero al menos tendría que intentarlo.

Sentado, con una cerveza en la mano, ahí estaba, bajo el Ojo de Londres que todo lo ve, sentado en uno de los muelles. Ya era de noche.

-¿La compartes?- le dije sentándome a su lado.

Me miró con decepción.

+Te he llamado. Muchas veces. Quizá demasiadas.

-Lo sé, puedes enfadarte todo lo que quieras. Pero no lo cogí no porque no quisiera sino porque estaba tan dormida que ni lo escuché.

+Solo quería pasar un rato a solas contigo, como antes…

-Bueno, ahora estamos solos…

+Sí, pero no es como antes.

miércoles, 13 de marzo de 2013

CAPITULO 115


This are my confessions.

Él empezó a reírse, y yo empecé a arrepentirme de la pregunta que le acababa de hacer, quizás
le sentó mal o algo por el estilo, aunque esperaba que no fuera así. No quería que pensara que
era una estúpida.

-Pues… sí, soy gay. Y ese chico me encanta.

+ ¿Quién? ¿Jay?

-Sí.

Ahora empecé a reírme yo.

-¿Por qué te ríes?

Aún seguía afectada por el alcohol.


+Pues porque le conozco, a él y a todos.

-¿De verdad? Que suerte…

+Sí, se puede decir que son mi familia.

-Pues tienes que presentarme urgentemente al del pelo rizado, me encanta ese chico, ya te lo he dicho.

+A mí también me encanta…- dije mirando al suelo.

-A ver, sé que no es de mi incumbencia pero no me gusta ver a las chicas llorar… Te ha pasado algo con él, ¿verdad?

+Pues sí.

-Cuéntame, seguro que no es para tanto.

+No quiero agobiarte con mis problemas, hemos venido aquí a pasárnoslo bien y al final lo he estropeado todo, como siempre.

-No digas eso, puedes contarme lo que quieras, no creo que ninguno de tus amigos vaya a ser más imparcial y objetivo que yo, que soy un desconocido.

+Tienes razón. Pues si te lo puedo resumir de alguna manera… Estoy enamorada de mi mejor amigo. Bueno antes era mi mejor amigo, ahora no sé siquiera si somos amigos porque lo compliqué todo al empezar a acostarme con él para poder tenerlo de alguna forma, pero el juego se terminó cuando él empezó a salir con Kelsey Ann, que nos odiamos mutuamente, entonces yo acabé yéndome con Jeremy, el chico más perfecto que he conocido nunca, pero después de irnos los cuatro a Grecia de viaje me atropellaron y cuando desperté de la sedación Jeremy me dejó y Jay desapareció, y Kelsey Ann le dejó, y me acosté con Max, y él y Jay se pegaron y yo con Kelsey Ann y por eso he venido aquí, porque no aguantaba más problemas. Pero no puedo evitar echarle de menos. Aunque tengo muchísimo miedo a romper mi relación con él por completo. Y creo que eso es todo.

Roberto se quedó sin pestañear mientras me miraba y movía la cabeza de un lado a otro, después se echó las manos a la cara y se refregó los ojos.

-Es más complicado de lo que yo pensaba…- dijo dando un suspiro- a ver, ¿no le has dicho lo que sientes, por romper tu relación con él, o por miedo a que él no sienta lo mismo que tú?

Me quedé un rato pensando su pregunta para saber qué contestar.

-Porque…- prosiguió- si de verdad es tu amigo, se supone que no tiene por qué cambiar la relación que tiene contigo aunque tú sientas algo por él.

+Bueno, eso es lo que todos dicen, pero yo no me lo creo. Quieras o no, la relación cambia, porque tú ya sabes que la otra persona no te ve como una simple amistad.

-Puede ser, pero solo al principio, porque todo se supera. No vas a estar enamorada de él eternamente, o al menos aprenderás a vivir con que él no te quiere del mismo modo. Siempre suponiendo que él no siente lo mismo que tú, cosa que no puedes saber porque no se lo has preguntado.

+Él tampoco lo ha hecho.

-Bueno, los tíos somos unos cobardes, pero piensa que a lo mejor él tampoco lo ha hecho porque piensa igual que tú y tiene el mismo miedo.

+Ahora ya no sé qué contestar…

-No hace falta que digas nada. Solo quiero que sepas, que al menos a mí me gusta que la gente que quiero lo sepan, ya sea de una manera o de otra.

+Muchas gracias por escucharme y ayudarme sin motivo.

-No me las des, ¿bailamos?

+Claro que sí.

Roberto tenía razón, ya era hora de dejar de sufrir, tenía que volver a ser como era antes, y sobretodo tenía que hacer que Jay supiera que lo quería, las consecuencias ya las había sufrido, no importaba nada más.

La noche acabó mejor incluso de cómo había empezado. Sobre todo para Mac, que al parecer quiso recordar con Aless su bonita y efímera aventura que tuvieron en Londres.

Me alegraba verlos juntos, y volver a ver a Mac sonreír, pero, por otro lado, pensaba en Nathan. La verdad es que mi relación con él ya no era la misma tampoco, bueno no nos hablamos, es más nos evitábamos y le echaba muchísimo de menos, porque éramos como hermanos, y ahora También tendría que arreglar las cosas con él, aunque quisiera darle una paliza por dejar así a Mac. Idiota.

De todas formas, intentar que Mac y Aless no estuvieran juntos, al menos mientras estuviéramos en Italia, era estúpido y egoísta. Si aquello hacía que se le olvidaran los problemas y estuviera feliz durante un tiempo, mejor para ella y yo no era nadie para impedirlo.

Obviamente, Aless y Mac salieron juntos del club, y después dieron un paseo romántico por las calles de la ciudad italiana. Mac no durmió con nosotras.

A la mañana siguiente, mientras Nareesha tenía la última reunión, yo me quedé en el hotel, a esperar a que las chicas volvieran.

Cogí el ordenador y me puse a ver todas las fotos que tenía, las fiestas, los días en casa, los grandes momentos, los viajes… y he de reconocer que se me escapó alguna lágrima.

Pero, para mi sorpresa, mientras veía las fotos de uno de los días me quedé haciendo maratón de películas con el del pelo rizado, recibí una videollamada.

-¿Hola?- dije extrañada.

+Hola bonita. ¿Cómo estás?

-Estoy viendo fotos en el ordenador.

+ ¿Tú sola? ¿Y las demás?

-Mac está perdida y Naree está en una reunión.

+ ¿Entonces te han dejado sola?

-Parece que si…

+ ¿Y no vas a ver la ciudad? Eso es muy raro en ti, gata callejera.

-Fíjate, todo lo que he cambiado.

+Si yo estuviera allí, ya habríamos visto todos los escondites de la ciudad, que seguro que hay muchos. Aunque tuviera que llevarte a rastras.

-No creo que pusiera mucha resistencia de todas formas, es un sitio precioso, pero demasiado especial para verlo sola…

+Bueno, como tú.

-¿Cómo yo?

+Sí, preciosa y especial.

-Jay…

+Necesito que hablemos, Elena.

-Yo también lo necesito, pero este no es el momento.

+Pues tiene que llegar ya.

-Esta noche vuelvo.

+Ya te estoy esperando.

-Llego tarde.

+Yo lo único que quiero hacer es esperarte hasta que llegues, y eso hago.

-¿Por qué?

+Por motivos que te daré mientras te miro a los ojos.

Llamaron a la puerta de mi habitación, pensé que era Nareesha que ya había vuelto de su reunión.

-¿Roberto, cómo sabes que estaba aquí?

+Os acompañé anoche, ¿quieres dar un paseo?

-Estoy hablando con alguien que te gustaría ver por video llamada…- dije sonriendo.

Llevé a mi habitación a Rob, y cuando Jay le vio se quedó algo extrañado.

+ ¿Quién es?-dijo serio.

-Hola, soy Roberto.

+Elena, me tengo que ir, los chicos me esperan. Pásalo bien, espero verte esta noche.

-No, pero Jay si…- fin de la conexión.

Cerré el ordenador enfadada, por su enfado sin motivo. Otra vez igual.

-¿Hay algún sitio donde perderse en esta ciudad?

+Lo hay.

Salimos rápido de mi habitación y paseamos, me apetecía andar, fuimos a un parque y nos sentamos cerca de un lago.

-Pensaba decírtelo cuando estuvieran las demás, pero al parecer va para rato, así que te lo cuento a ti primero.- me dijo Roberto.

+Claro, cuéntame.

-Pues esta mañana mi jefe estuvo hablando conmigo, y me ha mandado durante un mes a… Londres. Así que tendré que vivir allí durante un tiempo.

+ ¿En serio? ¡Joder, que alegría! ¿Ya sabes en que parte de Londres vas a vivir?

-Ese es el problema, que no tengo nada.

+Bueno pero ya tendrás tiempo de sobra para buscarte algo ¿no?

-Eso creía yo hasta que me enteré de que mi vuelo salía esta noche.

+No creo… ¡Yo también me voy esta noche de vuelta! Pues, no creo que Mac se oponga, así que mientras encuentras algo puedes quedarte con nosotras, no tenemos habitación de sobra pero nuestro sofá es muy cómodo, te lo aseguro.

-¿Vas a dejar que un desconocido viva en tu casa?

+No creo que seas peor de mucha de las personas que conozco.