PHOENIX

jueves, 31 de enero de 2013

CAPITULO 1O2

The End.

Al día siguiente me levanté mucho mejor y más descansada, fui a llamar a Nathan para ver que iban a hacer todos pero Hayley me llamó primero.
-Hola, pequeña zorra.- le dije con cariño.
+Mac, ¿estás haciendo algo?
-Pues no, ahora iba a llamar a Nathan, ¿por qué?
+ ¿Podemos quedar para comer?
-Claro que sí, quedamos en una hora ¿te pasa algo?
+Bueno… sí.
-Tranquila, no será nada, ahora me cuentas.
Hayley me dejó preocupada al principio, pero después pensé que sería algo sobre John o algo por el estilo.
Una hora después me encontré con Hayley en un pequeño restaurante de Camden. No tenía muy buena cara, estaba pálida y desaliñada. Y me miraba con una cara muy triste, como si me ocultara algo.
Nos sentamos y no me pude contener más tiempo a preguntarle.
-¿Qué te pasa, Hayley?
+Mac…-no había probado bocado de lo que se había pedido para comer.- Yo… lo siento mucho.
-¿Qué sientes qué?
+Primero quiero decirte que no fue mi intención, bueno, de ninguno de los dos… pero…
-Hayley, ¡quieres contarme ya qué cojones te ha pasado! Me estás asustando.
+Pues…- se cubría la cara con las manos, muy desesperada- En la fiesta del otro día, en tu casa, mientras estábamos jugando en el salón… fui un momento al baño y me tropecé con Nathan…- se quedó callada.
-Sigue, Hayley.
Sospechaba lo que iba a decir, pero quería escucharlo de su boca.
+Y nos chocamos, nos acercamos y me metió en el baño con él… bueno puedes imaginarte a lo que me refiero… lo siento mucho.
-No, quiero oírlo, Hayley.
+Mac… no me hagas decirlo.
-Hayley…- mi mirada era una mezcla de decepción, tristeza y rabia.
+Nos acostamos.
Ya lo había dicho. Ya no era solamente una sospecha. Y él me había traicionado, al igual que ella. No recordaba lo que dolía.
Estaba furiosa, yo ni siquiera había sido capaz, incluso después de intentarlo varias veces, y yo le importaba tan poco a él… quién sabía cuántas veces lo había hecho, si había sido capaz de hacerlo en mi propia casa, en mi baño, en mi fiesta, con mi amiga.
Hayley estaba llorando, pero no me daba ninguna pena. Tampoco me sentía capaz de consolarla, ni tenía por qué hacerlo.
-Hayley, mañana hablamos.
Me levanté de la mesa, dejando mi plato entero. Y me fui. Serena por fuera, pero no por dentro, pero no me iba a permitir derramar una lágrima por dos personas que se habían encargado de demostrarme que no se las merecían.
Quería llamar a Elena, pero tampoco quería molestarla, sabía que sería una excusa para volver y quería que disfrutara de sus vacaciones. Ella no podría arreglar nada, ni podría hacer que el tiempo volviera atrás.
Estuve dando vueltas por la ciudad hasta que anocheció. Entonces, vi a un grupo de amigas, todas muy arregladas, preparadas para su noche de chicas, y recordé cuando yo hacía eso con Ele antes de que todo se liara, como se había liado.
Pero no me deprimí, puede que no tuviera acompañante, pero no sería la primera vez, y por supuesto no iba a ser la última. Me fui para casa, me arreglé, no como normalmente, no. Me arreglé de verdad. Me pinté los labios rojos, muy rojos. Eso no era buena señal.
Pensé en el despecho, pero no era eso exactamente. Estaba dolida, sí, tenía derecho a estarlo. Pero me comportaba así no para hacer daño a nadie, sino para no seguir haciéndomelo a mí misma. Nathan me había cambiado, o quizás no él, pero yo no era la de antes. Y no iba a consentirlo. Ya no tenía que darle explicaciones de nada. Él había roto todo aquello que teníamos.
Bajé las escaleras, y en la recepción, él. Mi acompañante de la noche. Que justo estaba saliendo de trabajar.
-Hasta luego Mac, estás… bueno como siempre, buenísima.- bromeó John.
+ ¿Haces algo ahora?
-Comer fideos chinos que caliente en el microondas y ver el resumen del fútbol… un gran plan.
+Vámonos.
-¿A dónde?
+Qué más da.
-Mañana tengo que trabajar Mac…
+Te prometo que mañana estarás aquí a tu hora.- le dije agarrándole del brazo y sacándolo de allí.
Fuimos a The Rose Club  un club donde había ido antes con los chicos y que montaban unas grandes fiestas, justo lo que necesitaba en aquel momento.
-¿No tuviste suficiente con la fiesta del otro día?- me dijo John mientras bailábamos.
+Yo nunca tengo suficiente.- dije acercándome a él.
Mi móvil vibró. Era Nathan. Me entró la risa, y colgué. Volvió a llamar. Volví a colgar. Volvió a sonar. Era Hayley. Y yo, me volví a reír. Metí el teléfono en el pantalón de John. Nadie me iba a estropear la noche. Eso seguro.
Las cervezas, los chupitos, el tequila, vodka, la ginebra y lo de siempre. Culpables de mi descontrol, aunque yo siempre elegía irme con aquellas malas compañías, eran malas, sí, pero eran divertidas, graciosas, eufóricas y no tenían conciencia. Por lo que tenían todas las papeletas para convertirse en mis mejores amigas. Y por lo visto también en las de John.
Me subí en una mesa para bailar, de la que rápidamente me bajaron para subirme a una tarima. Velaron por mi seguridad ante todo. John se subió conmigo, y cogió una botella de champán. La agitamos lo más fuerte que pudimos y abrimos la botella mojando a todos los que teníamos debajo con el champán. Después, John me echó la botella encima, estaba empapada, y yo, más que apartarme, lo que hice fue acercar a John y pegarle a mis labios.
¿Lo pensé? Sí. ¿Dude? Sí. ¿Le recordé? Sí. Desgraciadamente acabó siendo mi primer y mi último pensamiento. Pero también recordé que yo no lo fui.
-¿Estás segura?- me dijo.
+Si no quieres que conteste que no, no me vuelvas a preguntar.
Lo besé, claro que lo besé. Y él me besó a mí. Ya no recordaba lo bien que lo hacía. Todos los que estaban debajo aplaudieron y gritaron mientras nos besábamos. Ya no había más conciencia para mí. Como debería de haber sido siempre.
Me cogió en brazos y nos fuimos de allí.
Lo único que recuerdo de cuando salimos del club fueron que unas luces me cegaban, pero no más de lo ciega que ya estaba. Lo doble, lo veía triple. El suelo era el cielo, y aun así se seguía moviendo.
No sé ni cómo ni cuándo, pero llegamos a casa. Me tiró sobre la cama. Me arrancó literalmente el vestido. Y recorrió con su lengua todo mi cuerpo. Mi piel se erizaba y escalofríos recorrían mi cuerpo, una vez de su parte.
Remordimientos. Puede que los tuviera al día siguiente, sí. Pero eso ya se vería. Era momento de disfrutar.
Disfruté, disfrutó y disfrutamos. Horas y horas hasta que el sol entró en la habitación avisándonos de que era hora de irse. Mejor dicho, era hora de que John se diera una ducha y volviera al trabajo. Eran casi las diez.
-Me lo he pasado muy bien.- Me dijo antes de irse.
+Pues como siempre, cariño.- Le dije dándole un beso en la mejilla. ¿Volvía mi conciencia?
Me tiré en el sofá y encendí la tele. Pasaba los canales sin apenas saber lo que ponían en cada uno.
No me gustaba lo que pensaba. Era una mezcla entre recuerdos y lagunas de la noche anterior, con imágenes de Nathan y Hayley en mi fiesta.
El sonido del timbre retumbó con eco dentro de mi cabeza. Pensé que sería John, devolviéndome mi teléfono. Era Nathan.
Abrí la puerta, estaba él, de pie, con el brazo extendido enseñándome una foto del móvil.
No podía ser.
¡¿Cómo tenía él aquello?!
Me estaba enseñando una foto de la noche anterior mientras estaba en brazos de John.
Su expresión era seria, triste, de decepción. Como la mía el día anterior.
-¿Qué haces tú con eso?
+Me lo ha pasado una fan. Está en todas partes. Al menos podrías haberte cortado.
-Mira quién fue a hablar de no tener vergüenza.
+Adiós, Mac.
Todo había acabado. Definitivamente.
Me di una ducha. Y me tiré en la cama empapada. No quería salir, pero Kelsey me llamó. Quería hablar conmigo.
Fui a su casa.
-¿Qué pasa Kels? No estoy muy de humor.
+No, ¿qué te pasa a ti?
-No, ¿qué le pasa al amigo de tu novio?
+Cuéntame.
-Se ha acostado con Hayley.
+No. Más que eso Mac…
-¿Qué?- dije con un nudo en la garganta.
+Estaba en casa de los chicos, y antes de que te llamara han llegado juntos, agarrados de la mano. Me ha parecido muy extraño, pero antes de que les preguntáramos nos lo han explicado.
Mientras los chicos estaban en casa intentando localizarme, Nathan y Hayley habían quedado en el parque de Greenwich. Muy lejos de casa.
-He visto la foto.- le dijo Hayley a Nathan.
Él la miró triste. Ella le abrazó con fuerza.
+No entiendo el por qué… No le he dado ningún motivo…
-Puede que no sea para ti.
+Sí que lo es. Lo sé. Lo siento. Ella lo es todo para mí… Yo nunca me iría con otra. No necesito nada más que no sea ella.
-Pues creo que acaba de demostrarte que ella no piensa igual. Ni siquiera te ha llamado. Está claro que no está para ti como tú estás para ella.
+No puedo respirar.
Hayley le abrazó con más fuerza. Se miraron. Y se besaron.
+No creo que se buena idea, Hayley.- dijo Nathan separándose de ella.
-Las buenas ideas no te han llevado a ningún sitio.
+Tienes razón.
Se volvieron a besar.
-Entonces… - le dije a Kelsey a punto de llorar.
+Sí.
-Vale.
Me abrazó con toda su fuerza.
+Necesitamos a Elena.
-No, sería mucho peor. Ahora mismo estaríamos todas volando a París.- bromeé. No sé ni cómo pude, no era momento.
+Menos mal que llega mañana.
Pasé el resto del día con Kelsey en su casa. Haciendo absolutamente nada. Pero, aunque no lo consiguiera del todo, se esforzó mucho en hacerme sonreír e intentar que no pensara sobre el tema.
Cuando llegué a casa no pude quedarme allí más de dos minutos. Todo me hacía recordar, y sentí aquella necesidad de salir de allí lo más rápido que pudiera. Sabía que Elena llegaría en cualquier momento. Pero no podía aguantar más.
Los chicos se iban a comer fuera y después a ver una película al cine. Pero ni tenía hambre ni ganas de ver ninguna película. Y menos con los nuevos tortolitos.
Cuando estaba fumándome un paquete de tabaco y bebiendo cerveza en la orilla del río. Sola. Me llamó Jay.

Elena. 

miércoles, 30 de enero de 2013

CAPITULO 1O1

Hungover or drunk.

Dejé a Hayley un momento y me fui con Nathan y John.

+Hola chicos, ¿cómo va la noche?- dije con una gran sonrisa.

-Hola, Mac, estás guapísima. Ya era hora de que te dejaras ver por la fiesta, y eso que es tú fiesta.- bromeó John dándome una vuelta.

+Vaya, muchas gracias. Gajes de anfitriona.-reí.
Nathan me agarró rápidamente y muy fuerte por la cintura.

-Últimamente no he recibido muchas quejas del baño, ¿ya no se ha vuelto a romper?- dijo John con una sonrisa.

Se estaba yendo demasiado de la lengua.

+No, ya está perfectamente.- dije intentando que no sonara extraño.

+ ¿Me he perdido algo?- me dijo Nathan mirándome extrañado.

+No, tranquilo, estamos hablando del baño. Elena siempre lo atasca.

+Vale, voy a por otra copa. ¿Quieres una?

+Que sea doble.- le contesté intentando que no se me notaran los nervios.

-¿Quieres bailar?- me preguntó John.

+Espera, quiero presentarte antes a una amiga.- Fui a buscar a Hayley, al fin y al cabo, ella también estaba soltera y por lo que sabía teníamos gustos muy parecidos, así que pensé que ella y John podrían… bueno, por lo menos durante una noche. El resto ya no era mi problema, y si al final eran felices por siempre, me podría atribuir el título de celestina.

Hayley estaba junto a la barra, hablando con Nathan.

+Hayley, ¿puedes venir un momento? Quiero presentarte a alguien. Lo siento cariño, te la robo.- le dije a Nath.

-¿Me vas a quitar todos mis rollos de esta noche?- Me dijo haciendo pucheritos.

+Sí, lo siento, pero vas a tener que conformarte conmigo hoy.- le dije besándole la frente.

-¿Puedo confesarte algo, Mac? Yo, me acostaría con tu novio.

+Yo también cariño, pero tuve que arreglar la cremallera de un vestido.- bromeé.

Aquel comentario no me afectó, es más, me sentía más afortunada.

+Hayley, quiero presentarte a John.

-Hola, guapa, soy John.- dijo mirándola de arriba abajo.

+Hola, me llamo Hayley.

Los dejé bailando y hablando y fui a buscar a Nathan. Mientras le buscaba vi como Max y Laura se besaban  con mucha pasión. Me acerqué a ellos.

+Chicos, mi habitación está disponible.- les dije riendo.

Ellos se rieron, y Tom y Kelsey que estaban al lado también. Aunque ellos lo hacían mientras se metían en la habitación. Ellos sí que no perdían el tiempo.

-¿Y Hayley?- me preguntó Nathan.

+Bailando con John.- señalé a la ventana, pero solo estaba Hayley, hablando con Sophie y con Phill y otros que no sabía quiénes eran.- Que raro… Bueno, no importa, ¿sabes qué me ha dicho?

-Dime.

+Pues… digamos que ella a ti te llevaría a la cama.

-¿Te ha dicho eso?- dijo Nathan sorprendido- Bueno, tranquila, ella no es mi tipo. No es tú.- Me dijo besándome el cuello. Punto débil.

+No me preocupa.- decía entre suspiros.

Le besé con todas mis ganas, que no eran pocas, y hasta se nos cayeron las copas al suelo.

-Vamos a tu habitación.- me dijo Nathan entre besos.

+Tom y Kelsey.- respondí.

-¿Y la de Elena?- sugirió.

+Corre.

Cuando estábamos llegando a la habitación de Elena, alguien gritó que si jugábamos a algún juego. Naree nos dijo que fuéramos para el salón. Joder, aquella noche parecía imposible disfrutar de él. Eran más de las cuatro de la mañana ¿a qué querían jugar?

Finalmente, no jugamos a nada en realidad. Estuvimos haciendo el capullo, aunque me divertí y al rato Tom y Kelsey salieron de la habitación.

Pensé que aquel era mi momento para estar a solas con Nathan, pero justo lo perdí de vista. Un rato después, Nathan y Hayley salieron del baño. Ella se limpió la boca con la mano. Yo no dije nada.

No quería convertirme en una novia celosa que ve cosas donde no las hay. Las odiaba. Y sobre todo porque podría ser algo que no parecía.

La noche acabó con más alcohol en vena y más pruebas en vídeo de aquello que lo que nos hubiera gustado ver al día siguiente.

Nos levantamos sobre las cinco de la tarde, algunos tirados en el sofá, otros en la habitación de Elena, que por cierto, me iba a matar si se enteraba, y yo, amanecí en mi dormitorio, con Nathan y una resaca de la que me acordaría el resto de mi vida. No recordaba nada con exactitud desde las cinco de la mañana, lo último que recordaba era a Hayley y Nathan saliendo del baño, pero no tenía la cabeza para ponerme a pensar en ello.

A pesar de sus continuos quejidos, conseguí despertar a Nathan. Mientras él estaba en el baño, yo fui a ver quién estaba en el cuarto de Elena y vi que Max y Laura dormían en su cama, no me sorprendió en absoluto pillarlos en plena acción, solo tuve que taparme los ojos y salir rápidamente de allí, ellos dos sí que sabían cómo quitarse rápidamente la resaca.

Cuando llegué al salón vi a Phill, Sophie, Kelsey, Tom y Hayley  tirados por el sofá y el suelo, durmiendo como angelitos. No recuerdo en qué momento Siva y Nareesha se fueron pero desde luego fueron mucho más inteligentes que quedarse durmiendo sentados en una silla.

Me preparé un café y el sonido de la cafetera fue despertando poco a poco a los chicos. Por cómo se despertaron, no les hizo mucha gracia.

-¿Café?- les dije con una sonrisa.

+ ¡Mac! ¡Apaga eso por favor! ¿Pero qué hora es?- Dijo Tom intentando abrir los ojos.

-Son más de las cinco.

+ ¿De la tarde?

-Obviamente.

-Me duele todo.- dijo Kels tapándose los ojos con las manos.

+A mí también. Mierda, mi vestido.- dijo Hayley mirando su vestido que se había vuelto a romper.

-Yo te acepto un té encantado.- dijo Nath cuando llegó a la cocina.

+No he dicho té, he dicho café.

-No seas mala…- Me dijo poniéndome cara de pena.

+Yo también quiero té- dijo Hayley mientras se acercaba a la cocina.-Buenos días.

-Buenos días.- dijimos Nathan y yo a la vez.

+Bueno, tendré que preparar té.- dije resignada.

Una media hora más tarde y unas cuantas tazas de té recién hechas después, ya estaban todos despiertos y ¿desayunando?

Empezamos a ver algunas fotos de la noche anterior, y, menos mal que la fotógrafa de Elena no estaba, con las que teníamos eran más que suficientes, no había una sola foto que fuera medio decente.

Sobre las ocho de la tarde ya se habían ido todos, y yo aproveché para darme una ducha que necesitaba con gran urgencia y recoger un poco la casa, lo que la resaca me permitiera.
Sabía que me dejarían a mí todo el trabajo sucio. Y sobre las diez y sin fuerza alguna en el cuerpo, terminé, sí conseguí terminar, y estaba tan sumamente cansada que en cuanto cené me quedé dormida en el sofá. Necesitaba fuerzas para el día siguiente.

martes, 29 de enero de 2013

CAPITULO 1OO


Mac.

Me despedí de Elena en el aeropuerto cuando se iba a Santorini con la esperanza de que volviera lo más viva y entera posible, aunque no estaba muy segura de ello. ¿A quién se le ocurre irse de vacaciones románticas con su ex, su nueva novia, la cual te odia, y tu nuevo novio? Solo a ella.

Estaba ya saliendo del aeropuerto cuando vi a una chica a la que se le había caído la maleta y tenía toda la ropa esparcida por el suelo. La chica estaba desesperada. Aún no había hecho mi buena acción del día para intentar contrarrestar las malas así que decidí ayudarla.

-¿Te echo una mano?- le dije simpática.

+Oh, muchas gracias, la necesitaría. Malditas maletas.

Le ayudé a recogerlo todo, parecía que había tenido unas largas vacaciones… Aquella chica era alta, delgadita, morena y de tez pálida.

+Muchas gracias por ayudarme, soy Hayley.

-De nada, solo hacía mi buena acción del día. Me llamo Mac.

+Me suena tu cara de algo, pero no sé de qué exactamente. ¿Nos conocemos de algo?

-Pues no estoy muy segura pero creo que no.

+No sé, quizá te vi alguna vez por Londres y me quedé con tu cara.

-Sería lo más seguro, siempre ando de un lado para otro.

+Y, ¿vas a algún lado o llegas?

-Ni uno ni otro.- reí- He venido a traer a una amiga que se va de vacaciones románticas con su novio, su ex y la novia de su ex.

Ella puso cara de situación incómoda.

+Dios, menudas vacaciones le esperan a tu amiga, no es que quiera meterme pero, eso no tiene mucho de romántico. Espero que le vaya bien…

-No te preocupes, yo pienso igual. Me conformo con que vuelva viva, sino no tengo con quién irme de fiesta.

+Pues… si hay fiesta, alcohol y tíos, yo aceptaría encantada ocupar su lugar.- dijo aquella chica que acababa de conocer.

Aquel comentario me hizo bastante gracia. Le gustaba la fiesta y hablaba con desconocidos. Ya teníamos dos cosas en común.

-Me caes bien chica. Pues ahora que lo dices, estaba pensando en hacer una fiesta en casa aprovechando que mi amiga se ha ido. Si te apetece puedes pasarte…

+ ¡Me pasaré! Pero… ¿invitas a personas que acabas de conocer?

-¿Y tú vas a fiestas de personas que acabas de conocer?

+Buena respuesta.

Nos dimos los números y volvimos a nuestras vidas.

Al día siguiente aquella chica me llamó para tomar un café, y al final pasamos todo el día juntas. Era una buena chica, estaba un poco loca, pero me gustaba. El siguiente día la llamé yo y mientras nos tomábamos un café se ofreció para ayudarme a preparar la fiesta.

Al tercer día de que Elena estuviera en Grecia ya tenía todo listo para la fiesta, que sería aquella misma noche.

Los días que había pasado con Hayley le había hablado de mi novio, que raro sonaba esa palabra, bueno, de Nathan, y a él de Hayley, aunque no les había presentado aún.

Estaba en casa, eran las 7, yo ya estaba vestida. Llevaba un vestido negro de palabra de honor por ambos lados, como me decía Ele cuando llevaba muy cortos los vestidos, con algo de purpurina dorada y un cinturón dorado en la cintura. Y por supuesto no podían faltar los tacones que me regaló Nareesha inspirados en mí. Eran como unas joyas. Negros, altísimos, con tiras y el tacón dorado. Me recogí el pelo hacia un lado y me hice ondas. Me fui al baño a maquillarme, labios rojos, mucho eye liner y pestañas postizas.

Me senté en el sofá unos minutos para esperar a Nathan y Hayley, pero no venían. La gente empezaría a llegar sobre las diez y aún no había nada preparado, ni los muebles, ni la comida, ni la bebida… nada. Empezaba a ponerme nerviosa. Me quité los zapatos para poder aguantar con ellos puestos el resto de la noche.

Una hora después, a las ocho, llegó Hayley.

-¡Por fin! Ya era hora.- dije cuando abrí la puerta.

+Lo siento mucho, tuve un pequeño problema con el vestido cuando iba a salir. Se me ha roto la cremallera y he tenido que arreglarlo yo sola como he podido.

Hayley parecía algo sofocada pero iba muy guapa. Llevaba un vestido turquesa de un solo tirante, y tan corto como el mío, un collar a juego y unos zapatos plateados. El pelo liso y una sombra que le combinaban con sus ojos verdes.

-Estás muy guapa.- le dije dándole una vuelta.

+ ¡Mira quién fue a hablar! ¡Ya te he visto todo!- dijo entrando en el salón.

-Me encanta tu casa…- dijo mirando todo lo que había a su alrededor.

+Gracias, creo. Por cierto, ¿quieres algo de beber? Tengo zumo, agua mineral, vodka, ginebra…-bromeé- Y yo que tú me quitaría los zapatos si no quieres morir en medio de la noche.

-No gracias, estoy bien. Creo que si me los voy a quitar, a ver si me voy a matar mientras movemos el sofá.

Hayley se quitó los zapatos y los dejó junto a los míos.

+Creo que será mejor que vayamos empezando nosotras porque Nathan siempre llega tarde, como puedes ver.

-Tienes que enderezarlo más.-bromeó.

+Poco a poco.- reí.

Comenzamos moviendo el sofá hacia la pared para que quedara más espacio abierto, aunque nos costó bastante porque entre los mini vestidos y lo que pesaba aquella maldita cosa… Después colocamos todas las bebidas, el hielo, los vasos, y los dulces en la mesa y dejamos alguna que otra silla por si alguien necesitaba sentarse, principalmente nosotras. Después cogimos las cosas de decoración que estaba prohibidísimo que se rompieran si no quería ser asesinada por Elena y las llevamos a mi habitación para guardarlas.

Mientras hacía un hueco en el armario sonó el timbre, era Nathan y las más de las ocho y media.

+ ¡Un día de estos te mato! ¡Lo juro!- grité mientras iba hacia la puerta para abrirle.
Hayley volvió a ponerse los tacones y se recolocó el vestido.

+ ¡Nathan, pero si estás vivo!- dije sarcástica- Me preguntaba si alguna vez llegarías a tiempo… pero hasta la respuesta llegó tarde.

-Hola idiota, yo también me alegro de verte, y sobre todo de tener una novia tan simpática.- me dijo dándome un beso sin permiso. Mis preferidos.

+Venga pasa.- le dije poniéndome su gorra. La cosa que más rabia le daba que le hicieran. Pero, esa era la consecuencia de llegar tarde sin avisar.

Me dio otro beso sin permiso, levantó la cabeza y me miró con una pequeña sonrisa. Me mataba que hiciera eso, me dejaba indefensa completamente.

-¡Hola! Tú debes de ser el famoso Nathan, ¿no? Soy Hayley.

+Hola, sí, supongo que soy yo.- bromeó- ¿me conoces?

Siempre se me olvidaba ese pequeño detalle de que a Nathan le conocían en toda Inglaterra y ya casi en todo el mundo, puede que Hayley ya le conociera.

-Mac me ha hablado mucho de ti.

+ ¿Bueno o malo?- dijo él levantando una ceja.

+Nath, si no quieres poner a Hayley en una situación comprometida, mejor no preguntes.- bromeé.

+Quién sabe las barbaridades que le has podido decir de mi.- me dijo cogiéndome por la cintura y haciéndome cosquillas.- sea lo que sea que te haya dicho, es mentira y yo no he sido.

Él seguía con las cosquillas, yo intenté apartarme. Le miré fijamente a los ojos, y después le miré sus labios, entonces paró y se acercó a mis labios para besarme.

+Vamos a terminar todo ya, porque no nos va a dar tiempo.- dije antes de que nuestros labios se rozaran.

+Que mala eres- dijo Nathan entre dientes en un tono casi inaudible.

Terminamos con lo último que nos quedaba, Nathan no paraba de hacer referencia al largo de mi vestido, y cuantos más comentarios hacía, más enseñaba yo. Así que, o paraba o me iba a quedar sin ropa en cualquier momento.

Unos minutos después de las diez de la noche empezó a llegar la gente. Invité a algunos amigos de la universidad, a los chicos, obviamente, a Laura, Sophie, Phill y a Jhon. Entre él y yo habían pasado algunas cosillas, un poco íntimas, pero no me pareció mala idea invitarlo, éramos amigos. Además era el recepcionista de los apartamentos y sin su permiso, no había fiesta.

En cuanto la gente llegó, el alcohol empezó a correr y la música a ensordecernos. Laura y Max estaban especialmente pegados, mucho. Estaba segura de que antes de que acabara la noche aquellos dos harían algo más que beber y bailar juntitos.

El tiempo pasaba, el alcohol se acababa y el descontrol aumentaba. Las chicas no tardamos mucho en subirnos al sofá para bailar. Y, cuando la canción terminó, me tiré encima de Nathan para que me cogiera en brazos y comencé a besarle. Estaba borracha y acelerada. Mis intenciones con él en ese momento, y en cualquier otro, eran más que obvias, pero cuando Nathan y yo nos estábamos yendo para mi habitación, Hayley nos interrumpió.

-Mac, tengo un problema.- me dijo cogiéndome del brazo.

+ ¿Qué te pasa Hayley?- dije un poco enfadada- estoy ocupada.

-Lo sé, y lo siento, pero se me ha vuelto a romper la cremallera.- Me dijo dándose la vuelta para que viera el descosido.

+Espera un momento.- Solté a Nathan y me llevé a Hayley a la habitación de Elena para arreglarle el vestido.

Estuvimos como media hora intentando arreglar la cremallera del dichoso vestido y cuando por fin terminamos Nathan volvía a estar bailando y riendo con los chicos, en concreto con Jhon y algo dentro de mí me decía que aquello no era muy buena idea.

lunes, 28 de enero de 2013

CAPITULO 99

Crash.

Me llevó primero a cenar y se comportó durante la cena como todo un caballero, me retiró hasta la silla, y después volvimos a la fiesta de la playa.

Estuvimos bailando alrededor de la hoguera, mientras bebíamos y bebíamos todo el alcohol. Cada vez había más gente, y hacía más calor así que, para refrescarme se me ocurrió meterme en el agua, y con la cantidad de grados que tenía en el cuerpo me pareció la mejor idea.

Estaba bailando con Jay y de repente salí corriendo hacia la orilla. Él me persiguió.

Me paré en la orilla y me quité los zapatos y la ropa hasta quedarme en ropa interior. Sorprendentemente el me imitó y también se metió en el agua.

Me agarré a él. Sólo nos iluminaba la luz de la luna. Y estábamos completamente solos, y muy poco conscientes de lo que estábamos haciendo, ni siquiera de dónde estábamos.
Jay se metió bajo el agua, y lo perdí de vista durante unos segundos, hasta que me tiró del pie, dándome un susto de muerte. Cuando salió, le tiré agua a la cara y empezó la guerra.

Pero me rendí cuando me cogió de la cintura y me cogió en brazos. Acercándose de nuevo a mis labios, de la manera en la que solo él sabía hacer.

-Si no quieres tanto como yo, apártate.- me dijo.

+No me pidas que me aparte. Porque no lo voy a hacer, pero sabes que no puede ser, Jay.

Los dos teníamos los ojos cerrados, pero yo notaba que cada vez se acercaba más a mí.

-Y si no puede ser, ¿por qué no te apartas?- dijo Jay abriendo los ojos.- Dime que no me quieres besar.

+No te quiero besar.- dije aún con los ojos cerrados.

-No, Elena- mi maldito nombre- mírame y dímelo.

+No.-No pude abrir los ojos.

-Con eso me vale.- me dijo dándome un beso en la mejilla.

Me soltó y volvió a la orilla, yo me quedé mirando cómo se iba y cogía mi ropa y se iba corriendo con ella.

+ ¡JAY!-grité saliendo del agua lo más rápido que pude. En ropa interior.

Él se giró, se rio y empezó a correr. Aunque tenía mucho frío corrí lo más rápido que pude hasta alcanzarlo, y me tiré encima de él. Nos caímos en la arena, y nos revolcamos un par de veces forcejeando por coger la ropa. Hasta que me quedé encima de él.

De nuevo nuestros labios a punto de rozarse y la respiración acelerada. Con los cuerpos ardiendo y las gotas de agua cayendo de mi pelo. Mirándonos directamente a los ojos. Notaba su corazón en mi pecho, y latía fuerte, igual que el mío.

+ ¿Podemos volver al hotel? Estoy demasiado borracha.

-Creo que será lo mejor…

Volvimos al hotel, empapados y muy cansados. Jay cogió a Kelsey Ann en brazos y se la llevó a su habitación y yo me acurruqué con Jeremy para entrar en calor.

-¿Estás mejor, guapo?

+Sí, bastante mejor. ¿Te lo has pasado bien?

Se empezaron a escuchar gemidos y golpes que venían de la habitación de Kelsey Ann y Jay.

-No tanto como ellos dos ahora mismo.- reí- al parecer Kelsey Ann ya se ha puesto buena del todo.

+Eso parece. ¿Tienes ganas de volver mañana a Londres?

-Muchas, me apetece empezar algo nuevo contigo.

+Va a ser una gran aventura, ¿verdad?

-Lo será, y será preciosa. Buenas noches, guapo.- le dije acurrucándome aún más.

+Buenas noches, preciosa, espero que puedas dormir un poco con este ruido.- Bromeó.

No pararon en toda la noche, Jay y sus cambios de personalidad extraños. Ya me estaba empezando a acostumbrar. Aunque eso no quería decir que me gustaran.

Cuando nos levantamos, hicimos las maletas para volver a casa. Santorini había sido un gran viaje, había tenido un poco de todo, amor, atardeceres, adrenalina, pasión… pero las vacaciones se acababan y cuando regresara a Londres tenía que ver a Martin porque tenía mi primera reunión con él, así que sería muy importante.

El viaje de vuelta fue mucho peor que el de ida, como siempre. Pero volvía con algo más que con lo que fui, ahora me iría a vivir con Jeremy y eso significaba un paso realmente importante en nuestra relación.

Llegamos a Londres con la hora justa, y aunque estaba cansadísima tenía que ir a la reunión. Jay me acercó al estudio porque pensamos que los chicos estarían allí, pero no estaban. Estarían en casa.

La reunión con Martin se puede decir que fue dura, muy dura. Me mandó cientos de trabajos a los que ya entregaba tarde, tenía que preparar muchas entrevistas, sesiones de fotos, publicidad, reuniones con las fans… ya estaba estresada, y aún no había empezado. Al menos Jay me dio un poco de apoyo moral diciéndome todo el tiempo que era perfectamente capaz de hacerlo.

Me pasé un momento por casa de los chicos para ver si estaban allí, antes llamamos a sus móviles pero no lo cogía ninguno, pero un rato después Max me mandó un mensaje diciéndome que estaban todos en el cine, que no podían hablar y que después nos veríamos. Yo estaba ansiosa por contarles mi nueva noticia.

La casa de los chicos sin ellos, no era la misma.

Subimos a la habitación de Jay porque me pidió que le ayudara a deshacer las maletas y después nos pusimos a ver una película en su cama mientras comíamos palomitas y skittles. Bueno, él comía skittles, a mí no me dejaba probarlos, decía que eran únicamente de su propiedad. Idiota.

Mientras veíamos la película me llamó Jeremy.

-Hola, guapo, ¿cómo estás?

+Hola, preciosa, ¿cómo ha ido la reunión?

-Agotadora, no sé cómo voy a ser capaz de hacerlo todo.

+Ya te las ingeniarás, tú siempre lo haces. Necesito que vengas a casa un momento, es por lo de la mudanza, quiero consultarte una cosa.

-Con ayuda de un milagro lo conseguiré. Ahora voy, guapo, le voy a pedir a Jay que me acerque un momento. Ahora te veo. Un besito.

+Hasta ahora, preciosa, un beso.
Jay me miró fijamente durante toda la conversación.

-Jay, ¿puedes acercarme?

+No.

-Por favor, es por lo de la mudanza.

+Menos aún. Ve andando, no hace tanto frío fuera.

-¿Me vas a hacer ir andando? Sabes que hay casi una hora de camino a su casa y tú me puedes acercar en diez minutos. Solo te pido un favor…

+Elena, no pienso llevarte, no soy tu chófer. Pídete un taxi.

-No tengo dinero, me dejé el bolso en casa de Jeremy. Déjame diez libras.

+No tengo dinero.

-Vale Jay, no hace falta que me ayudes. Ya me he acostumbrado a no contar contigo. Me voy, diles a los chicos cuando vuelvan que mañana les veo.

Me fui corriendo, no sin antes dar un portazo. Jay se asomó por la ventana, no sé si se había arrepentido o no de decirme que no me quería acercar sin motivo.


Crucé la carretera sin mirar, pero en un segundo escuché un pitido muy fuerte, me giré y vi dos luces apuntando hacia mí que se acercaban cada vez más rápido hasta que me alcanzaron, después perdí la consciencia. Jay lo vio todo desde su ventana.

CAPITULO 98


No subestimes a una chica, nunca. No sabes lo que es capaz de hacer.

+Elena, preciosa, no sé si lo estarás notando o no pero, no me hagas más sufrir que me va a dar un ataque al corazón… contéstame por favor.

-¡Pues claro que sí quiero idiota!- le dije tirándome encima de él y dándole y fuerte beso.- ¡Cómo no voy a querer! Si ya vivimos prácticamente juntos… aunque no quiero dejar a Mac… pero sé que sabrá apañárselas sin mí.

+Ya lo hablé con ella.

-Tú siempre en todo, como siempre.

Yo tenía una sonrisa de oreja a oreja, era un momento muy feliz para mí, pero Jeremy me superaba con creces. El sonido de las olas rompiendo con las rocas, las velas y él. No necesitaba nada más. Estaba completamente segura.

Volvimos al hotel para celebrar la nueva noticia. Compramos champán y fruta y nos  metimos de nuevo en el jacuzzi. Y tan solo nos dejamos llevar.

Un nuevo día amanecía en aquella isla del mediterráneo, y yo amanecía abrazada a Jeremy y liada entre las sábanas de la cama. Esta vez bajamos a desayunar a la playa, calentándonos con el sol y disfrutando de la brisa del mar. Desde la noche anterior disfrutaba mucho más de cada pequeño momento.

Mientras me fumaba un cigarro y Kelsey Ann me contaba cosas sobre su escuela de baile con Kelsey, Jeremy y Jay fueron a preguntar acerca de alquilar unas motos de agua o algo por el estilo.

-Gracias por tus consejos, Jay. Me ha dicho que sí.- le dijo Jeremy a Jay mientras miraba las motos de agua.

Jay miró al suelo, sin moverse durante un rato.

+Eres un chico con suerte, seguro que a cualquier otro le habría dicho que no.

-No me la merezco. Con ella no se puede pedir nada más.

+Pues la verdad es que no.- dijo Jay bajito sin que Jeremy se enterase.

-Creo que a las chicas les va a encantar.- dijo Jeremy montándose en una de las motos.

Cuando fuimos con los chicos vi aquellas dos enormes motos de agua, a Jeremy y a Jay con los chalecos, y las gafas de sol, el pelo mojado y tan… tan… guapos que me iba a dar una insolación de tanto calor.

Obviamente, para demostrar su orgullo masculino los chicos conducían las dos motos que alquilaron. Me agarré fuerte a Jeremy y nos pusimos a saltar olas. Iba muy rápido, y daba saltos muy, muy altos, pero no tenía miedo, al contrario, me gustaba, y sabía que estaba segura junto a Jeremy.

Al cabo de un rato paramos, en medio del mar.

-¿Nos cambiamos de parejas?- dijo Jeremy.

+ ¿No soy suficiente para ti?- bromeé.

-Puede que no.- dijo Kelsey Ann.

Acercaron las motos y Kelsey Ann se pasó a mi moto, mientras yo me pasaba a la de ella, pero al sacar el otro pie, me tropecé y me caí al agua. Todos empezaron a reírse.

-No sé qué tiene de gracioso.- dije riéndome yo también.

Jay me ayudó a subir a la moto, pero en lugar de ponerme detrás decidí ponerme delante.

+ ¿Qué haces?- me dijo Jay.

-Agárrate fuerte.

+Elena, no. No quiero morir.

-Agárrate fuerte.

Di un par de acelerones y salí disparada. El viento me daba en la cara, el sol estaba caliente, las gotas de agua salpicaban mi cuerpo, y Jay me agarraba fuerte de la cintura.

Hice una pequeña carrera con Jeremy y después de demostrar lo que sabía paramos para descansar.

-No me subestiméis. Nunca. Quién sabe lo que puede hacer una chica subestimada.

+Se me ha salido el corazón, no lo vuelvas a hacer.- dijo Jay.

-No mientas, te lo has pasado bien.

+Me muero de hambre, ¿Por qué no vamos a comer algo?- dijo Jeremy.

Todos teníamos hambre y fuimos al primer sitio que encontramos que fuera medianamente decente y donde Jay pudiera comer algo.

-¡Hay ostras!- dijo Kelsey Ann emocionada.

+Yo no las he probado nunca.- dijo Jeremy.

-Yo no las pienso probar… - dije.

-¿Nos pedimos unas tu y yo,  Jeremy? Puede que no estén tan mal…

-Pero, ¿eso no se come crudo?- cada vez que lo pensaba más, menos me gustaba la idea.

+Creo que sí, qué más da, ¡vamos a probarlas!

-Después no me vayas a besar sin haberte lavado los dientes.

+Lo haré una y mil veces.- bromeó Jeremy acercándose a mi boca y dándome un beso.

¿Pidieron las ostras? Sí. ¿Se las comieron? Todas. Jay y yo los mirábamos alucinados viendo como aquel bichito se movía cuando le echaban limón y luego se lo comían crudo. Se me quitaron un poco las ganas de comer. Ni siquiera me pude terminar mi plato.

Cuando terminamos de comer fuimos un rato al hotel porque Kelsey Ann quería echarse un rato a dormir.

Mientras Jeremy y yo descansábamos en la cama y veíamos una película vi que cada vez estaba más pálido y que no tenía muy buena cara.

-Guapo, ¿te pasa algo?- le dije preocupada.

+Elena, no me encuentro muy bien…

-¿Qué te pasa?

+Creo que no me han sentado bien las ostras, tengo muchas náuseas.

-Voy a llamar a Jay.

Fui a la habitación de Jay, y Kelsey Ann estaba exactamente igual que Jeremy. Jay me dijo que había estado todo el rato vomitando.

Los metimos a los dos en la misma cama para poder cuidarlos mejor, y llamamos al médico del hotel que les dio algo para las náuseas y les mandó reposo hasta el día siguiente. Al final acabamos los cuatro en una cama medio tirados, mientras Jeremy y Kelsey Ann vomitaban. Las vacaciones perfectas. Aunque no quería que estuvieras enfermos, quería disfrutar de los días libres y de la preciosa isla.

-Preciosa, ¿por qué no sales un rato esta noche?- me dijo Jeremy.

+ ¡¿Qué?! No, no pienso dejarte solo. Me voy a quedar cuidándote. Además ¿dónde voy yo sola?

-No te preocupes preciosa, yo estoy bien. Puedes salir con Jay.

+Pero Jay tendrá que cuidar también a Kelsey Ann.

-Por mí no os preocupéis que yo solo necesito dormir un rato.

+Si os encontráis peor llamadme, lo digo muy en serio. ¿Tú quieres salir, Jay?

-Yo daba lo que fuera ahora por una cerveza, sinceramente.

+No tardo guapo. Ahora volvemos.- le dije a Jeremy dándole un beso en la frente y arropándole.- Poneos buenos.

Bajamos al pueblo, y vimos que había una fiesta en la playa, con una enorme hoguera y mucho ambiente y música y pensamos que sería buena idea pasarnos a echar un vistazo.

Nos pedimos unas cervezas y nos sentamos en la orilla. La luna estaba llena y enorme aquella noche.

-Al final te vas a vivir con él…- dijo Jay mientras se bebía su cerveza.

+Y tú sabías perfectamente que no me iba a pedir que me casara con él ¿verdad?

-¿Pasa algo si lo sabía?

+Sí, que no te entiendo Jay.

-Solo quería saber si lo querías.

+Pues claro que le quiero, Jay. ¿Por qué iba a estar con una persona a la que no quiero?

-Pregunta respondida con pregunta, igual a mentira.

+No te pongas filosófico que no es lo tuyo. Y tú, ¿la quieres?

-¿Por qué tendría que decírtelo?

+Pregunta respondida con pregunta igual a respuesta.

-Pues ya está.

+ ¿Y por qué estás con ella entonces? Ella te quiere.

-¿Desde cuándo te importa mi relación?- dijo enfadado.

+No, la verdad es que no me importa.- qué bien mentía.

-¿Nos vamos de fiesta?

+ ¿Qué? Me asombra tu capacidad para arreglarlo o estropearlo todo en tan solo un segundo, no te hace falta nada más.- reí.

-Déjate de tonterías.- rio. Me cogió del brazo y me levantó.

domingo, 27 de enero de 2013

CAPITULO 97


Caja sorpresa.



Mientras nosotras nos fuimos a la playa, los chicos se quedaron en la piscina. Mientras tomaban algo frío se tumbaron en unas hamacas para charlar.

-Jay, tío, puedo contarte algo. Lo hablé con Siva antes de venirnos… y la verdad es que me ha apoyado bastante.- dijo Jeremy nervioso.

+Claro que sí dime.

-Le voy a pedir a Elena que se venga a vivir conmigo.

A Jay se le abrieron los ojos de par en par y casi se atraganta con el daiquiri que estaba tomando. Estaba muy sorprendido por la noticia.

+ ¿No crees que es un poco precipitado, Jeremy? Bueno, ya sabes cómo es Elena y sus actuaciones repentinas con este tipo de cosas… No sé, creo que no es muy buena idea… ¿Y si te dice que no?

-Pero si nunca le digo lo que pienso nunca sabrá que estoy dispuesto a hacerlo. Prefiero arriesgarme a un no a no saber nunca lo que piensa. Y yo quiero saberlo, no, necesito saberlo. Me da igual si es sí o no. Además ya prácticamente vivimos juntos.

+Tú sabrás. Pero, ¿crees que será capaz de dejar a Mac sola?- dijo bebiéndose el daiquiri de un sorbo.

-¿Qué Mac? ¿La que vive en tu casa 8 días a la semana? Ya había pensado en eso y he hablado con ella también y me ha dicho que le parece una idea genial. Además con esto que le he preparado no creo que me diga que no.- dijo Jeremy sacando una caja de anillo del bolsillo.

Jay abrió la pequeña caja y dentro había un papelito que decía:

¿Quieres que vivamos juntos?

Jay cerró la caja sin mucho entusiasmo.

+Venga tío. Que poco conoces a Elena…

-¿Por qué?- dijo Jeremy asustado.

+ ¿Desde cuándo a Ele le gustan estas cosas? En cuanto vea que sacas la casa se va a asustar y te va a decir que no.

-Espero que no lo haga…- dijo Jeremy guardando de nuevo la caja bastante desanimado.

Kelsey Ann y yo volvimos de la playa al atardecer, al final nos quedamos todo el día allí, pero hacía una temperatura buenísima. Tan buena como el grupo de griegos que se tumbaron junto a nosotras.

Aquella noche teníamos todos ganas de marcha, así que nos preparamos para comernos la noche griega y que todos supieran que estábamos allí. Fuimos al Koo Club. Bailamos y bebimos mucho, y cuando digo mucho me refiero a botellas y botellas de alcohol de las que no dejamos ni una gota. Demasiado, por lo menos para Kelsey Ann que tuvo que sentarse después de haberse bebido unos seis o siete Cosmopolitan, mezclado con unos cuantos chupitos.

Jeremy se sentó junto a ella para ayudarla a que se pusiera mejor, y mientras tanto Jay y yo fuimos a pedir algo de azúcar y agua, pero nos entretuvimos un poco cuando sonó un remix de Glad You Came, que era obligatorio bailarlo. Y eso fue precisamente lo que hicimos. Me agarró por la cintura y empezamos a bailar, yo tenía la adrenalina por las nubes.

¡D-D-D-Drink it if you can!-gritamos los dos a la vez en aquella parte. En ese momento los dos nos bebimos nuestras copas de un trago con los brazos entrelazados.




Jay, como no, hizo su bailecito típico que hacía cada vez que cantaba esa canción. Hacía algo así como si un cohete explotara de sus partes más íntimas cuando decía Im glad you came.

-¡Qué guarro eres, Jay!- dije riendo cuando hacía el famoso paso.

+ ¡Por qué! ¿Acaso no es verdad?- rio.

Cuando la canción terminó Jay me volvió a coger de la cintura pero esta vez para acercarme a él.

-¿Hasta dónde llegarías por Jeremy, Elena?- me dijo muy cerca de mi boca.

+No sé, Jay, ¿a qué viene esa pregunta ahora?

-Pues porque creo que él va muy en serio, quizás demasiado para ti…

+ ¿A qué te refieres?- me cabreaba cuando estropeaba los buenos momentos para este tipo de cosas...

-Pues… algo tan serio como esto.

Sacó su móvil y me enseñó una foto de una caja de un anillo. Yo me quedé a cuadros.

+ ¿Ahí no habrá un anillo, verdad? Mira Jay, si es broma, para, porque no me hace ninguna gracia. 

– Dije temblorosa.- y estoy demasiado borracha.

-Seguramente estará muy nervioso y cariñoso contigo, te preparará una sorpresa y te llevará de cena romántica para pedírtelo… Lo típico.

+Jay, deja de joderme.

-Yo solo lo digo… ya se verá…

+Bueno, y ¿qué pasa si quiero casarme con él?

-Que no habrías puesto esa cara cuando te he enseñado la foto.- dijo con media sonrisa.

Se me acercó a la cara, me acarició la mejilla y me apartó el pelo de la cara mientras se acercaba a mi boca. Yo no me moví ni un centímetro, simplemente me quedé hipnotizada de sus ojos azules.

Pero justo antes de rozarse con mi boca, paso de ella hasta llegar a mi oído.

-Y que ya te habrías apartado.- dijo con su mano aún en mi cintura.

Me dio un beso en la mejilla y se fue. Dejándome inmóvil en medio de la gente, y con algo de comida para su novia.

A la mañana siguiente Kelsey Ann se encontraba mejor y yo, todo lo contrario. Tenía tal resaca, como es normal, que no podía apenas abrir los ojos de lo que me molestaba el sol, por lo que preferí quedarme durmiendo un poco más mientras los demás desayunaban.

-¿Se lo vas a pedir aquí?- le preguntó Jay a Jeremy.

+ ¿Preguntarle el qué?- dijo extrañada Kelsey Ann.

-Le va a pedir a Elena que se vayan a vivir juntos, pero es una sorpresa.

+ ¿De verdad? Mucha suerte Jeremy, espero que te diga que sí.- dijo Kelsey Ann levantándose a por un café y un bollito de crema.

-Bueno, ¿qué vas a hacer?

+Se lo pediré esta tarde, cuando salga la conversación. O en cualquier momento, no importa.

-Mira, yo creo que lo mejor que puedes hacer es estar muy romántico con ella, aunque se te noten los nervios, no importa, y podrías llevártela a cenar a cualquier sitio bonito, que aquí hay muchos. Porque es un momento muy importante para que Kelsey Ann y yo estemos en medio, ¿No crees?

+Puede que tengas razón… me apetece mucho estar con ella a solas y un poco más íntimo…

-Pues mucha suerte.

Después de desayunar volvieron a mi habitación para saber si iba a salir con ellos o no. Al final, me di cuenta de que no tenía cuerpo para salir de la cama, no al menos en ese momento, y les dije que saldría por la tarde. Aunque me negué, Jeremy insistió en quedarse conmigo en lugar de ir con los demás. Se despidió de Jay y Kelsey Ann y se metió conmigo en la cama mientras me llenaba de besos y caricias.

-¿Por qué no has ido con ellos? No quiero que te pierdas las vacaciones por mi…- le dije mientras me acurrucaba en él.

+Yo quiero pasar mis vacaciones contigo.- me dijo dándome un beso en la nariz.- Si te encuentras mejor… ¿Te puedo llevar a un sitio especial esta noche?

-Claro que si guapo, donde tú quieras.

Aquella mañana Jeremy estuvo muy cariñoso conmigo, y me iba a llevar a un sitio especial… y eso me estaba asustando mucho.

Por la tarde ya me encontraba mucho mejor, Jeremy se había encargado a la perfección de cuidarme y darme mimos para que me recuperase, así que nos dimos una ducha y nos arreglamos para salir por la noche los dos juntos.

Como Jeremy no quería decirme dónde íbamos a ir, no sabía si arreglarme mucho o poco, por lo que al final escogí un punto medio, me puse unos tacones y un vestidito de gasa y me dejé el pelo suelto y alborotado con el aire.

Dimos un paseo por las callejuelas del pueblo, con las farolas encendidas y las casas iluminadas y ese olor a mar que me gustaba tanto. Después me llevó a un restaurante de un acantilado desde donde se veía el mar, y nos sentaron en una pequeña mesa apartada con una pequeña velita.
Jeremy estuvo muy nervioso durante la cena, lo dejaba de mirar a todos lados y no paraba de mover las piernas ni de acariciarme la mano.

Cuando íbamos por el postre yo no aguantaba más, me estaba poniendo nerviosa de tanto moverse.

-Jeremy, ¿te pasa algo?- le pregunté preocupada.

+Pues la verdad es que sí, Elena.- me apretó la mano con fuerza.

Se me cogió un nudo en el estómago.

+Lo que pasa es que ya no estoy seguro. No sé si querrás o no, o si te molestará.

-¡Pero el qué! ¡Dímelo! Si no, no te entiendo…

+Vale…- cogió aire con fuerza- verás preciosa, ya sabes todo lo que te quiero, y que lo nuestro cada día va más en serio, por lo menos para mí… entonces yo quería preguntarte una cosa.

Jeremy miró en el bolsillo de su chaqueta y, mientras buscaba lo que quería encontrar, momento que se me hizo eterno, yo cada vez estaba más nerviosa. Se me iba a salir el corazón. Me acordé de todo lo que me había dicho Jay.

Jeremy sacó la cajita que Jay me había enseñado, del bolsillo. Y yo no sabía dónde meterme. No sabía si estaba preparada o no para casarme.

A él le temblaban las manos al sostener la caja. Quería tranquilizarlo, pero, en mi estado de nervios, era completamente imposible.

+Elena, si me dices que no, no pasa nada, lo entenderé, pero quiero que sepas que esto es una muestra de lo que te quiero.

Me dio la caja. La miré durante un minuto con toda mi atención. Tenía mucho miedo de abrirla, pero haría lo que me dijera el corazón. Como tenía que ser. La abrí y ahí no había un anillo de compromiso. Era un papelito. Lo cogí para leerlo:

Preciosa, ¿quieres que vivamos juntos?

Miré a Jeremy, y volví a mirar el papelito. Por un lado me aliviaba que no hubiera un anillo, pero por otro, una parte de mi quería que hubiera sido precisamente un anillo. Me reí aunque no era momento de hacerlo. Jeremy estaba pálido y casi sin respirar.

+Bueno, ¿qué dices?- dijo tartamudeando.