CAPITULO 95

¿Doritos o Pringles?

+ ¡Sí quiere!- dijo Mac llorando- ¡Naree habla por favor que nos va a dar un infarto a todos!

+Sí, quiero.- dijo por fin Nareesha que rompió a llorar cuando abrazó a Seev- claro que quiero… ¡te quiero!

Todos empezamos a gritar, saltar, llorar y abrazarnos. Besé a Jeremy en aquel momento tan emotivo, pero ninguno de los dos dejó de llorar.

+Me dan mucha envidia.- dijo Jeremy.

-¿Envidia?- dije aun agarrada a él.

+Sí, me gustaría estar así contigo algún día.

-Lo estaremos, no te preocupes.- dije volviéndole a besar.

-Te quiero.

Celebramos la maravillosa noticia, pero esta vez la ocasión no se merecía una cerveza, sino champán para brindar por aquel precioso momento.

Cuando llegó la hora de irse a la cama, dejamos a la familia de Seev, a Siva y a Nareesha en casa de los chicos y el resto nos fuimos a mi casa, excepto Kelsey y Kelsey Ann que prefirieron dormir en su casa para que no hubiera tanta gente.

Llegamos a casa, al principio nosotras íbamos a dormir en nuestras camas, pero me lo había pasado tan bien en casa de Nathan que decidimos volver a hacer lo mismo y sacar colchones al salón para dormir todos juntos.

-Es increíble, por fin se lo ha pedido.- me dijo Jay mientras cogíamos algo de picar en la cocina.

+Es verdad, hacen una pareja perfecta.- le confesé.

-Bueno no son los únicos.

+ ¿Quiénes más? Bueno, la verdad que no sé qué pasaría sin Tom y Kelsey…

-No me refería a ellos exactamente…- me dijo acercándose a mí.

+ ¿Doritos o Pringles?

-Doritos.- dijo riendo.- ¿Preparada para irnos mañana a Grecia?

+No mucho la verdad. No tengo nada para la playa, vine a Londres ¿recuerdas?- él aún seguía a centímetros de mí.

-¿Quieres que te acompañe a elegir bikini?

+Creo que podré sola, y si estoy indecisa… me como un paquete de doritos.

-Que graciosilla.

+Vamos con los demás anda.

No diré que pasamos una noche tranquila, porque con ellos era imposible, pero descansamos lo justo y necesario.

Me habría gustado pasar más tiempo con la Seev, Nareesha y su familia, pero tenía la maleta a medias y nos íbamos aquella tarde así que solo pude estar un rato más por la mañana.

Después de estar un rato con la familia de Siva y los dos tortolitos me fui a ver dónde podía encontrar bañadores en Enero, en Londres.

Tienda tras tienda buscaba un milagro pero no llegó hasta una hora después, y eso me costaría caro, muy caro.

Bikinis, trikinis, bañadores, braguitas brasileñas… me probé absolutamente todos los de la tienda, pero era incapaz de decidir. En aquel momento Jeremy me mandó un mensaje.

¡Sorpresa! ¿Por qué no sales de la tienda y me das un beso, preciosa?

Este chico no dejaba de sorprenderme. Salí rápidamente en bikini y me tiré a sus brazos. Pero como siempre pasa algo, aunque esa vez no me enteré. Unos minutos antes, Jay me mandó un mensaje diciendo algo así como que iba a tener una sorpresa aquel día. Mensaje que no vi. Y que por no verlo, no me esperaba ninguna sorpresa de su parte, aunque al final la sorpresa se la llevó él. Justo cuando estaba en brazos de Jeremy, besándole apasionadamente como si de mi novio se tratase, que lo era, Jay giró la esquina y vio aquella tierna escena. Y tal y como llegó, se volvió a ir sin decirme absolutamente nada. Era la segunda vez que a Jay le pasaba eso conmigo. La primera creo recordar que fue con Alex.

Jeremy me acompañó dentro y aprobó todos los bikinis que tenía pensado comprarme, así que, ante la indecisión, me los compré todos. Después volvimos a casa para terminar de hacer las maletas y poner rumbo al aeropuerto.

-¿Por qué no llamas a Jay para recogerle?- me dijo Jeremy.

+Llámalo tú mejor, que es tu amiguito.- dije con una sonrisa sarcástica.

-Venga tonta, que nos lo vamos a pasar muy bien, ya lo verás.

Llamé a Jay, estaba en casa de Kelsey Ann, ayudándola a terminar. En unos cinco minutos bajó Jay con dos maletas enormes, las dejó en el coche y volvió a subir, bajó con otra maleta gigante más y volvió a subir. Al final, bajó con Kelsey Ann a caballito.

-¡Métela también en el maletero!- bromeé.

+ ¡Muy graciosa!- dijo ella.

Se metieron en el coche, se abrazaron, se besaron, y se besaron, y se besaron, y se volvieron a abrazar y yo quería saltar del coche en marcha, y se volvieron a besar.

Nos pasamos un segundo por casa de los chicos, donde estaban todos, para despedirnos por última vez. Mac nos acompañó al aeropuerto.

 + ¡Vuelve muy morena! – dijo Kelsey.

-Eso lo veo un poco difícil cariño. ¡Hasta dentro de unos días! ¡Portaos mal, pero sin que se note mucho! ¡Naree te quiero! ¡Enhorabuena! – dije con medio cuerpo fuera del coche mientras se marchaba. Yo era blanca, muy blanca, y como mucho me ponía rosita, nunca morena, así que sería una misión difícil, sino quería achicharrarme para coger un poquito de color.

+ ¡Nos vamos a Santorini!-gritó Jeremy emocionado.

-Todavía no me lo creo.- dijo Jay.

+Estas vacaciones van a ser únicas.- dijo Kelsey Ann.

-Y que lo digas rubia.- dije.- Y que lo digas…

Llegamos al aeropuerto y nos despedimos todos de Mac, yo le di un fuerte abrazo de al menos dos minutos, quería que viniera conmigo.

-Vuelve entera.- me dijo al oído.

+Lo intentaré.

El viaje a la isla no fue tanto en avión como en barco, ya que hay que llegar a la isla por mar. Y yo le tengo pánico a los barcos. Definitivamente Titanic me dejó demasiado marcada.

-¿Estás bien?- me preguntó Jeremy en el barco mientras me abrazaba para tranquilizarme.

+No. Tengo muchísimo miedo.- dije abrazándome a él.

-Tranquila, solo será media hora. Ven, dame un beso y olvídate de todo lo que hay a nuestro alrededor.

Le besé. Me encontraba mejor. Aunque después de hacerlo, pensé en que sería mejor idea no repetirlo hasta bajar del barco por si me entraban náuseas o algo parecido.

+Las vistas son preciosas. Parece un cuadro.- dije maravillada. Y eso que era de noche.

Para mi suerte y mi salud, llegamos sanos y salvos a la costa. Pedimos un taxi para llegar hasta el hotel. La ciudad estaba preciosa aunque no se viera mucho al ser de noche, pero enamoraban todas aquellas luces iluminadas en las casas blancas, las piscinas azules y las aceras adoquinadas, que, aunque no eran lo mejor para los tacones eran realmente bonitas.

Llegamos al hotel Astarte. Aquello parecía un trozo de cielo bajado a la tierra, era indescriptible de lo bonito que era. Nos llevaron a nuestras habitaciones. Estaríamos en habitaciones separadas pero contiguas.

La habitación de Jeremy y mía era como todo allí, impresionante. Al final no me arrepentía tanto de haber ido de viaje. Aunque fuera con Jay y Kelsey Ann de compañía.

En cuanto entramos y soltamos las maletas nos tiramos sobre aquella enorme cama de reyes. Me puse encima de Jeremy y empecé a besarle y darle mordisquitos por el cuello.

Se dio la vuelta, se puso él encima de mí y me pidió la revancha. Estaba muy feliz de tenerle a mi lado, era todo lo que podía pedir.

Después de la lucha de besos nos salimos a la enorme terraza que teníamos junto a la cama. Fuera se veía toda la ciudad, ya que el hotel estaba en lo alto, y se escuchaba el mar. Había una pequeña mesa de madera e incluso un jacuzzi.

Nos asomamos al balcón para disfrutar de las maravillosas vistas, notar como la brisa nos daba en la cara y empezar de la mejor manera imaginable nuestras primeras vacaciones oficiales de muchas tantas que quedarían por llegar.

Jeremy, que estaba detrás de mí, me abrazaba con fuerza porque, aunque estábamos en Grecia, por la noche refrescaba bastante.

-¿Nos vamos a la cama?- me preguntó Jeremy bajito al oído.

+Claro que sí. Me alegro de haberte hecho caso y haber venido. Tenías razón, nos lo vamos a pasar genial.

Besé a Jeremy y lo empujé hacia la cama. Me volví a tirar encima de él, lo volví a besar. Le quité la ropa y pase mis labio por su pecho, bajando hasta llegar a la cintura, y después volví a subir hasta su boca. Cuando pasaba por el costado su piel se erizaba y notaba como le entraba un escalofrío. Fui a quitarle los pantalones, pero no me dejó.

Metió su mano por mi camiseta, con la otra me acariciaba la pierna, mientras me besaba por el cuello. Me quitó la ropa, pero nunca dejaba de besarme, ni de mirarme fijamente a los ojos.

Sabía hacerme llegar a lo más alto, todas las veces que él quería y más. Conocía todos mis puntos débiles. Hicimos el amor durante horas, quién sabe cuándo empezamos o terminamos, eso era lo que menos importaba. La habitación olía a mar, yo olía a él.

Nos quedamos abrazados durante mucho rato hablando sobre todo lo que haríamos los días que estuviéramos allí, y que era obligatorio utilizar aquel jacuzzi, que para eso lo teníamos.

Me quedé dormida en sus brazos, pero pude notar como me arropaba y me daba un beso antes de dormirse el también.

Estaba en el décimo sueño, soñando, mejor dicho recordando, porque no se podía desear nada mejor, cuando me desperté al oír que llamaban a la puerta. Medio desnuda de la noche anterior fui a abrir para ver quién era. Aun no era consciente porque estaba medio dormida.

+Buenos días, ¿bajáis a desayunar?- dijo Jay mirándome de arriba abajo.

Yo me tapé un poco con la camiseta.

-Estoy muerta Jay… desayuna tú por mí.

+Venga que no hemos venido a dormir… la próxima vez en lugar de gritar tanto duerme un poco más y te podrás levantar al día siguiente con energía. Pero si las gastas todas… pasa esto.

Le cerré la puerta en las narices. Ese comentario estaba fuera de lugar.

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Este capítulo se lo dedico a todos mis lectores, y en especial a @annie_aine por todo su apoyo y por ser tan cuqui :)