PHOENIX

jueves, 3 de enero de 2013

CAPITULO 82


Welcome Back.

El camino de vuelta se me hizo muy pesado y largo, excepto cuando recordé quién me esperaría allí. Me había dado cuenta, al estar sin él, de lo mucho que quería tenerlo cerca, y de que no se merecía cómo lo había tratado aquellos días atrás. Le echaba muchísimo de menos.

Cuando estaba llegando a la capital le mandé un mensaje para que supiera que estaría allí pronto. Él me contestó muy rápido.

Llevo esperándote aquí desde hace más de media hora, impaciente por verte. Y espero que traigas contigo esa sonrisa que me vuelve loco.

Media hora después llegué a la estación.

Justo cuando me bajé del tren, Max me mandó un mensaje diciendo que le faltaban diez minutos para llegar, así que decidí esperarlos. Pero alguien me estaba esperando a mi primero.

La última vez que estuve en aquella situación me esperaban todos, ahora solo me esperaba él, con una sonrisa de oreja a oreja desde que me vio llegar, y los brazos abiertos para darme el mayor de los abrazos.

Me dio un abrazo tan fuerte que me levantó del suelo.

-No te vayas más.- me decía mientras me abrazaba.- echarte de menos es un infierno.

+No lo haré. Yo también te he echado mucho de menos.

Nos dimos un abrazo larguísimo y después no pude resistirme por más tiempo a besarle.

Me encantaba hacerlo, me encantaba besar sus labios, morderle suavemente, enredar mis manos en su pelo, sentir como me rodeaban sus brazos, su olor, su presencia. Me volvía loca.

-¡Qué bonito es el amor!- se oyó una voz familiar de lejos. Era Tom.

+ ¡Chicos!- grité emocionada cuando me giré y los vi. Me fui corriendo hacia ellos, más concretamente hacia Max que me cogió en brazos.

-¡No te alegras mucho de vernos, la verdad!- dijo Nathan.

+Tú calla enano y dame un beso, joder.- le dije emocionada dándole un gran abrazo.

Jeremy fue saludando mientras a los demás.

Le di un fuerte abrazo a Siva y otro a Tom, con cosquillas incluidas. Pero faltaba uno. Estaba detrás del resto, sin saber que hacer, igual que yo. Pero no podía aguantarlo más, y las chicas no estaban para verlo.


Se me cambió la cara completamente cuando lo vi. No sabía si estaba más guapo que de costumbre o que yo estaba quizás demasiado sensible en aquel momento, pero las ganas de abrazarle eran superiores a mi, así que lo hice. Y él, me devolvió el abrazo.

No nos dijimos nada, no hacia falta para que supiera que lo echaba de menos.

Acompañamos a los chicos a su casa y después fuimos a casa para arreglarnos para la cena de Navidad.

Al llegar me encontré con una caja en la mesa de la entrada que ponía mi nombre, y una nota de Mac.

Te dejo el correo en la caja, he ido a ver a los chicos. Un beso, te veo después. Feliz Navidad idiota.

En la caja había unas cinco o seis cartas, las cuales no iba a abrir, por lo menos no en aquel momento.

-¿Vas a vestirte ya?- me preguntó Jeremy.

+Sí, espérame en el salón. Ahora salgo.

-¿No puedo entrar contigo?

+No, quiero que sea una sorpresa.

Me arreglé a conciencia. Me puse aquel vestido que me compré, no estaba muy segura de él, estaba demasiado nerviosa para pensar con claridad. ¿Sería demasiado corto? ¿Demasiado colorido? ¿Demasiado formal? No sabía qué hacer, así que, cuando terminé de maquillarme y peinarme, salí para ver la opinión de Jeremy.

-¿Ese vestido vas a llevar?- me dijo cuando salí.

+No te gusta… lo sabía… demasiado…

-Demasiado guapa. Si llevas ese vestido a la cena, no sé cuanto tiempo voy a aguantar sin comerte a besos.

Me cogió de la cintura y me besó apasionadamente.

+Estoy nerviosa.

-No tienes por qué estarlo.

+Sí tengo por qué, y lo sabes, así que no intentes hacer como si no pasara nada.

-Es que no pasa nada preciosa. Son mis padres, no muerden. Creo.- dijo riendo.

+Pues por que son tus padres estoy nerviosa. No quiero que piensen que no soy buena para ti… y esas cosas que se piensan… no sé… siempre se me ha dado fatal estas cosas…

-¿Confías en mi?

+Si.

-Pues entonces te digo que todo va a salir genial.- me dio un pequeño beso en la mejilla, y nos fuimos a su casa para que él se preparara.

No tardó mucho, pero creo que no podía ir más guapo. Me quedé boquiabierta. Llevaba una americana  negra y unos vaqueros pero iba… no era normal lo guapo que estaba.

+Me están entrando unas ganas tremendas de quedarme aquí contigo y pasarme la noche quitándote lo que acabas de ponerte.- le dije mordiéndome el labio.

-La verdad es que no es mala idea en absoluto.- me cogió de la cintura y me mordió el cuello.

Cada vez que hacía eso mis ojos se ponían en blanco y un escalofrío recorría mi cuerpo. Tenía ganas de sentir su peso sobre mí, pero no era el momento.

-Guapo, no puedo resistirme a ti, pero hoy tengo que hacerlo. Vámonos.

Durante el camino me sudaban las manos, y no dejaba de pensar en cómo actuaría delante de la familia de Jeremy.

Llegamos a su casa y me temblaban hasta las piernas. Jeremy me cogió de la mano y me miró fijamente a los ojos, cogiéndome de la cara.

-Elena, esto te lo voy a decir muy en serio. No te preocupes por nada, sé tú misma, les vas a encantar igual que me encantas a mí. Solo hay que verte, estás guapísima, qué digo, eres guapísima. Eres perfecta.- me besó.

Asentí con la cabeza. Aunque sus palabras me habían tranquilizado un poco, seguía con un nudo en el estómago.

Su madre abrió la puerta.

-¡Hola Jeremy, cielo! Tú debes de ser Elena ¿no? ¡Qué guapa!

+Sí, señora Sumpter.- tenía temblorosa hasta la voz.

-Llámame Sandy. Por cierto, pasa, esta es tu casa.

Era muy simpática, eso me dio algo de calma. Y además de simpática era guapísima. Era alta, rubia y con la misma cara que Jeremy.

Cuando entramos, su madre se dirigió a la cocina para avisar a su padre de que habíamos llegado, la pequeña Gigi también vino para saludarnos.

-Este es mi padre, Gary.- me dijo Gigi después de darme un fuerte abrazo.

+Encantada, muchas gracias por haberme invitado a cenar.

-No hay que darlas.- dijo el padre de Jeremy- teníamos muchas ganas de conocerte. Espero que vengáis con hambre.

+Dímelo a mi.- dijo Jeremy. Le di un codazo para que se dejase de tonterías. Él me lo devolvió con un abrazo.- Por cierto mamá, ¿dónde está Jess?

-Creo que me dijo que iba a recoger a Cris. ¿Por qué no le enseñas la casa a Elena?

La casa de los padres de Jeremy era realmente bonita, sobretodo con la decoración de navidad. Daba una sensación muy agradable de calidez.

En el salón había un árbol enorme y una televisión gigante, también había un piano.  Había cientos de fotos por toda la casa. Fotos de ellos cuando eran pequeños, de la pequeña Gigi, de los padres de Jeremy de jóvenes y… de Cris, con Jeremy y con su hermana Jess.


Por último fuimos a la habitación de Jeremy. Su habitación estaba repleta de posters de sus grupos favoritos y de fotos de sus amigos, y de ella.

Él se sentó en una esquina de la cama mientras yo curioseaba.

-Siéntate aquí conmigo preciosa.

+Espera un momento, estoy viendo tus fotos de la pared.

-Son demasiado antiguas.

+Pues por eso mismo. Sabes que me encantan este tipo de cosas.

-Quiero hablarte de una cosa Elena.- cuando me llamaba por mi nombre me asustaba. No sabía si sería bueno o malo.

Me cogió del brazo y me sentó en sus rodillas.

-No quiero que le hagas caso a mi hermana Jess, en nada de lo que te diga ¿vale?

+ ¿Por qué?

-Te voy a ser claro. Ella quiere que vuelva con Cris, le ha comido la cabeza con esa tontería, y mi hermana a veces puede ser muy… difícil.

Me dio un beso, nos interrumpió la puerta, que dio un portazo al abrirse en aquel momento.

+ ¡Hola hermanito! ¡Feliz Navidad!- dijo su hermana Jess cuando abrió la puerta.

-Hola Jess, te presento a Elena.

Me levanté y le di dos besos.

+ ¿Tú eres la famosa Elena? Tienes que contarme por qué todos hablan tanto de ti… Por cierto, no sé si os conocéis, esta es Cris, mi mejor amiga.

Allí estaba ella, tan guapísima, tan perfecta, con su vestido negro ajustado que le quedaba tan bien, y yo, tan celosa.

La saludé, no tenía más remedio, aunque me apetecía más partirle la cara. Me habrían sido muy útiles los guantes de boxeo de Mac.

+Eres muy guapa.- me dijo con una sonrisa falsa.

-Gracias, tú también.

Jeremy notó la tensión, y que estaba pálida, así que me agarró la cintura.

+Me muero de hambre, vamos a comer.- dijo él.

Las chicas bajaron las escaleras. Yo di un suspiro.

+Elena.

-Que.

+Te quiero.

Me abracé fuertemente a él. Esa situación me sobrepasaba.

Bajamos con el resto, yo me ofrecí a su madre para ayudar a poner la mesa o en la cocina, pero no me dejó. Sin embargo, cuando comenté que me encantaban las fotografías que tenía por la casa, me dio algo que me encantó. Una caja enorme llena de fotos de cuando eran pequeños.

-No me puedes hacer más feliz Sandy, me encanta ver estas cosas.- le dije ilusionada.

Gigi se sentó a un lado mio en el sofá, Jeremy al otro, y Jess y Cris en una de las esquinas.
Había cientos de fotos, todas preciosas. Se notaban que eran muy felices. Pero sobretodo había muchas fotos de Jeremy con Cris.

-¿Y esta foto?- le dije a Jeremy.

Él se rio.

+Esa foto es de cuando hice de Peter Pan en el colegio, tenía 11 años, creo.

-Eras lo más lindo del mundo.

+ ¿Y ahora no lo soy o qué?

-No- dije riendo.

+Muy bonito.

-¡Vamos a hacerle cosquillas por lo que te ha dicho Jeremy!- le dijo Gigi.

Los dos empezaron a hacerme cosquillas. Yo no tenía cómo defenderme.

-¡Me rindo!- les dije.

+Jeremy, ya no tienes diez años, podrías comportarte.- le dijo Jess.

-Y tú podrías dejar de ser tan estirada. Por cierto, métete en tus cosas.- le dijo enfadado.- Y relájate, que es navidad.

Me sentía muy incómoda, por que era culpa mía, y no quería que se pelearan en Navidad. Agarré la mano de Jeremy para que se calmara.

En ese momento llegó su madre para decirnos que ya nos podíamos sentar. Parecía que iba a ser una noche ajetreada, como poco.

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