PHOENIX

lunes, 28 de enero de 2013

CAPITULO 99

Crash.

Me llevó primero a cenar y se comportó durante la cena como todo un caballero, me retiró hasta la silla, y después volvimos a la fiesta de la playa.

Estuvimos bailando alrededor de la hoguera, mientras bebíamos y bebíamos todo el alcohol. Cada vez había más gente, y hacía más calor así que, para refrescarme se me ocurrió meterme en el agua, y con la cantidad de grados que tenía en el cuerpo me pareció la mejor idea.

Estaba bailando con Jay y de repente salí corriendo hacia la orilla. Él me persiguió.

Me paré en la orilla y me quité los zapatos y la ropa hasta quedarme en ropa interior. Sorprendentemente el me imitó y también se metió en el agua.

Me agarré a él. Sólo nos iluminaba la luz de la luna. Y estábamos completamente solos, y muy poco conscientes de lo que estábamos haciendo, ni siquiera de dónde estábamos.
Jay se metió bajo el agua, y lo perdí de vista durante unos segundos, hasta que me tiró del pie, dándome un susto de muerte. Cuando salió, le tiré agua a la cara y empezó la guerra.

Pero me rendí cuando me cogió de la cintura y me cogió en brazos. Acercándose de nuevo a mis labios, de la manera en la que solo él sabía hacer.

-Si no quieres tanto como yo, apártate.- me dijo.

+No me pidas que me aparte. Porque no lo voy a hacer, pero sabes que no puede ser, Jay.

Los dos teníamos los ojos cerrados, pero yo notaba que cada vez se acercaba más a mí.

-Y si no puede ser, ¿por qué no te apartas?- dijo Jay abriendo los ojos.- Dime que no me quieres besar.

+No te quiero besar.- dije aún con los ojos cerrados.

-No, Elena- mi maldito nombre- mírame y dímelo.

+No.-No pude abrir los ojos.

-Con eso me vale.- me dijo dándome un beso en la mejilla.

Me soltó y volvió a la orilla, yo me quedé mirando cómo se iba y cogía mi ropa y se iba corriendo con ella.

+ ¡JAY!-grité saliendo del agua lo más rápido que pude. En ropa interior.

Él se giró, se rio y empezó a correr. Aunque tenía mucho frío corrí lo más rápido que pude hasta alcanzarlo, y me tiré encima de él. Nos caímos en la arena, y nos revolcamos un par de veces forcejeando por coger la ropa. Hasta que me quedé encima de él.

De nuevo nuestros labios a punto de rozarse y la respiración acelerada. Con los cuerpos ardiendo y las gotas de agua cayendo de mi pelo. Mirándonos directamente a los ojos. Notaba su corazón en mi pecho, y latía fuerte, igual que el mío.

+ ¿Podemos volver al hotel? Estoy demasiado borracha.

-Creo que será lo mejor…

Volvimos al hotel, empapados y muy cansados. Jay cogió a Kelsey Ann en brazos y se la llevó a su habitación y yo me acurruqué con Jeremy para entrar en calor.

-¿Estás mejor, guapo?

+Sí, bastante mejor. ¿Te lo has pasado bien?

Se empezaron a escuchar gemidos y golpes que venían de la habitación de Kelsey Ann y Jay.

-No tanto como ellos dos ahora mismo.- reí- al parecer Kelsey Ann ya se ha puesto buena del todo.

+Eso parece. ¿Tienes ganas de volver mañana a Londres?

-Muchas, me apetece empezar algo nuevo contigo.

+Va a ser una gran aventura, ¿verdad?

-Lo será, y será preciosa. Buenas noches, guapo.- le dije acurrucándome aún más.

+Buenas noches, preciosa, espero que puedas dormir un poco con este ruido.- Bromeó.

No pararon en toda la noche, Jay y sus cambios de personalidad extraños. Ya me estaba empezando a acostumbrar. Aunque eso no quería decir que me gustaran.

Cuando nos levantamos, hicimos las maletas para volver a casa. Santorini había sido un gran viaje, había tenido un poco de todo, amor, atardeceres, adrenalina, pasión… pero las vacaciones se acababan y cuando regresara a Londres tenía que ver a Martin porque tenía mi primera reunión con él, así que sería muy importante.

El viaje de vuelta fue mucho peor que el de ida, como siempre. Pero volvía con algo más que con lo que fui, ahora me iría a vivir con Jeremy y eso significaba un paso realmente importante en nuestra relación.

Llegamos a Londres con la hora justa, y aunque estaba cansadísima tenía que ir a la reunión. Jay me acercó al estudio porque pensamos que los chicos estarían allí, pero no estaban. Estarían en casa.

La reunión con Martin se puede decir que fue dura, muy dura. Me mandó cientos de trabajos a los que ya entregaba tarde, tenía que preparar muchas entrevistas, sesiones de fotos, publicidad, reuniones con las fans… ya estaba estresada, y aún no había empezado. Al menos Jay me dio un poco de apoyo moral diciéndome todo el tiempo que era perfectamente capaz de hacerlo.

Me pasé un momento por casa de los chicos para ver si estaban allí, antes llamamos a sus móviles pero no lo cogía ninguno, pero un rato después Max me mandó un mensaje diciéndome que estaban todos en el cine, que no podían hablar y que después nos veríamos. Yo estaba ansiosa por contarles mi nueva noticia.

La casa de los chicos sin ellos, no era la misma.

Subimos a la habitación de Jay porque me pidió que le ayudara a deshacer las maletas y después nos pusimos a ver una película en su cama mientras comíamos palomitas y skittles. Bueno, él comía skittles, a mí no me dejaba probarlos, decía que eran únicamente de su propiedad. Idiota.

Mientras veíamos la película me llamó Jeremy.

-Hola, guapo, ¿cómo estás?

+Hola, preciosa, ¿cómo ha ido la reunión?

-Agotadora, no sé cómo voy a ser capaz de hacerlo todo.

+Ya te las ingeniarás, tú siempre lo haces. Necesito que vengas a casa un momento, es por lo de la mudanza, quiero consultarte una cosa.

-Con ayuda de un milagro lo conseguiré. Ahora voy, guapo, le voy a pedir a Jay que me acerque un momento. Ahora te veo. Un besito.

+Hasta ahora, preciosa, un beso.
Jay me miró fijamente durante toda la conversación.

-Jay, ¿puedes acercarme?

+No.

-Por favor, es por lo de la mudanza.

+Menos aún. Ve andando, no hace tanto frío fuera.

-¿Me vas a hacer ir andando? Sabes que hay casi una hora de camino a su casa y tú me puedes acercar en diez minutos. Solo te pido un favor…

+Elena, no pienso llevarte, no soy tu chófer. Pídete un taxi.

-No tengo dinero, me dejé el bolso en casa de Jeremy. Déjame diez libras.

+No tengo dinero.

-Vale Jay, no hace falta que me ayudes. Ya me he acostumbrado a no contar contigo. Me voy, diles a los chicos cuando vuelvan que mañana les veo.

Me fui corriendo, no sin antes dar un portazo. Jay se asomó por la ventana, no sé si se había arrepentido o no de decirme que no me quería acercar sin motivo.


Crucé la carretera sin mirar, pero en un segundo escuché un pitido muy fuerte, me giré y vi dos luces apuntando hacia mí que se acercaban cada vez más rápido hasta que me alcanzaron, después perdí la consciencia. Jay lo vio todo desde su ventana.

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