Entonces fue cuando empezó a besarme el cuello mientras me
agarraba la cintura. Parecía que conocía todos mis puntos débiles. Me arrastró
mientras nos besábamos hasta el sofá que tenía junto a la cristalera donde se
veía el chaparrón que estaba cayendo sobre la ciudad. La música seguía sonando.
Se tiró encima de mí. Me quitaba la ropa muy deprisa pero nunca dejaba de
besarme. Cuando volvió a mi boca, le quité la camiseta e intenté quitarle los
pantalones aunque no podía sin su ayuda. Mi piel ardía, la suya también. Y
sabíamos la única manera de solucionar aquello. Estuvimos haciéndolo durante
más de una hora, unas veces mandaba yo, y otras él pero el ritmo y la pasión no
variaba.
Cuando nos calmamos nos quedamos tumbados en el sofá, yo
acurrucada entre sus brazos mientras le acariciaba.
+ ¿Qué acaba de pasar?- le dije.
-Lo único que quería que pasara.- me contestó. Respuesta que
para mi era más que suficiente.
Después nos quedamos un rato en silencio. Yo seguía
admirando aquel maravilloso lugar, él me miraba a mí.
-Elena.-me llamó susurrando.
Lo miré en forma de contestación.
-¿Puedo?- me preguntó.
+ ¿Qué si puedes que?-le dije extrañada.
Entonces cogió su polaroid y me hizo una foto.
+No te dije si podías o no.- le dije sonriendo.- ahora voy a
tener que hacer yo lo mismo.- cogí su cámara y me senté encima suya para
sacarle una foto.
Me quedé un rato observándolo por la mirilla de la cámara.
La verdad es que era guapísimo. Me dejaba completamente en babia.
+Eres perfecto para la cámara.- le dije sin pensar.
-Tú lo eres para la vista. – me contestó sonrojándome.
Cuando estábamos esperando a que se revelaran las fotos mí
móvil sonó. Era un mensaje de Mac preguntándome dónde nos habíamos metido,
estaba muy preocupada. Así que miré la hora.
+ ¡Dios qué tarde es!-dije mientras intentaba vestirme
torpemente.
-¿Qué pasa? ¿Qué hora es?- me preguntó asustado.
+ ¡Son mas de las 2! Y habíamos quedado con Mac a mediodía
estará que se sube por las paredes, además me he perdido el día de
presentación. Soy una estúpida…-le dije medio enfadada.
-Elena yo… lo siento.-me dijo Alex cabizbajo- sólo
necesitaba estar contigo a solas.
+ ¡Y no podías haber elegido otro momento! ¿Querías
acostarte conmigo no? Ea pues ya lo has conseguido.- Medio gritaba mientras terminaba
de vestirme. – Si tú no vienes yo me voy sola, adiós.
-¡Elena!- me dijo antes de que saliera por la puerta.
+ ¡¿Qué?!- le grité.
-Nada, solo te iba a decir que llevabas los pantalones del
revés y que lo siento mucho. Tranquila, estarás en la facultad antes de que te
des cuenta.- dijo algo entristecido.
+ ¡Joder!- exclamé enfadada- vámonos ya…
El camino hacia la universidad fue muy frío pero sobretodo
callado. Hasta que de repente Alex frenó en seco, me miró y me dijo:
-¿Por qué piensas que lo único que quería era acostarme
contigo? ¡No es así sabes! Si sólo quisiera eso lo habría hecho la noche que
nos conocimos, que con lo borracha que ibas habría sido como quitarle un
caramelo a un niño. Pero no, no quiero eso Elena, quiero más.
No contesté. Le di una bofetada y salí de aquel coche sin
despedirme. No volví a verlo en todo el día.
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