Mac y yo aun seguíamos en shock, cuando nos miramos y las
dos exclamamos a la vez: “¡Madre mía, que ojos!”. Ni siquiera hablábamos de la
misma persona.
-“¡Mac! ¿Estás bien? ¡Estás sangrando!”- le dije preocupada.
+” ¿Qué?”- dijo aun embobada.
-“¡Que tienes sangre en la pierna!”- exclamé.
+” ¡Ah, sí, sí , tranquila no es nada… ¿lo has visto?”-
seguía en babia.
-“¡Claro que lo he visto!”-dije esta vez cabreada- “¡Qué mal
educados, se han ido corriendo!”
+ “No, no es eso, me refiero a su mirada…”- dijo Mac.
-“¿Qué mirada? Mac, te ha sentado mal la caída, vámonos a
casa anda…- dije mientras la cogía del brazo para irnos.
Mientras estábamos en el metro hacia casa, las dos íbamos
muy calladas, yo escuchaba música, Mac, no sé en que pensaría pero estaba
completamente inmersa en su mundo.
Nos acostamos en cuanto llegamos a casa, mañana sería un día
muy importante, yo empezaba a trabajar y era el día de la presentación en la
universidad de Mac. Las dos tuvimos la suerte de encontrar un trabajo bastante
bueno, trabajaríamos en una tienda de chocolate en Portobello Road, pero Mac
empezaría a trabajar una semana después que yo. Tuve una gran suerte al ver que
mis clases en la universidad no empezarían hasta mediados de Octubre, por lo
que ya estaría más hecha a la ciudad.
Las horas en la cama pasaron como si de minutos se tratasen,
no sé por qué no había sido capaz de pegar ojo, di vueltas y vueltas por la
cama durante toda la noche, serían los nervios.
Al levantarme, me di una ducha, me arreglé un poco, pero sin
pasarme, no quería ir como si fuera una fiesta de fin de año a mi primer día de
trabajo, simplemente quería ir adecuada para el momento, así que me puse unos
pitillos negros, mi blusa favorita, una americana, y unas botas con algo de
tacón pero sin exagerar, y me fui a desayunar. Sorprendentemente me encontré
con Mac en la cocina preparándose un café, era raro por que era muy temprano y
su presentación no empezaba hasta las 11.
-“¡Buenos días princesa!”- dijo como daba siempre los buenos
días – “¿Nerviosa en tu primer día?”
+” ¡Buenos días princeso!”- bromeé – “Para nada, lo que
estoy es muerta de ganas por empezar”
-“Así me gusta, afrontando el día con positividad”- dijo
ella.
La verdad es que ver a Mac antes de ir al trabajo me sirvió
de gran ayuda por que ella siempre consigue que me relaje y vea las cosas desde
otro punto de vista.
+”Aunque por lo visto, aquí hay una madrugadora que sí que
está nerviosa y se levanta 4 horas antes ¿no?” – le dije con mirada de pícara.
-“Encima de que te hago compañía para darte ánimos en tu
primer día jumm!”- dijo mientras ponía cara de pena –“pero me has pillado la
verdad, ¡estoy que me subo por las paredes!”
+”Mira que eres tontorrona eh! Te vas a comer la uni,
arrasarás por donde pases y conocerás a muchísima gente, y a muchos chicos
ehhh!”- dije para sonrojarla.
+”No ya en serio, seguro que irá genial y que conoces a
muchísima gente. Eres especial y eso se nota desde lejos.”- dije con un tono
más serio.
-“Gracias”- me dijo, mientras me abrazaba.
+”Sabes que no hay que darlas”- dije abrazándola.
Terminé de hacer el cola cao calentito que estaba preparando
mientras hablábamos y me senté en los taburetes de bar que pusimos en la
encimera de la cocina. Desayunamos tranquilamente, mientras charlamos y cuando terminé me
despedí de Mac, me puse una bufanda, las gafas de sol, y salí de casa.
Cuando llegué a la tienda de chocolate me enamoré
perdidamente, era mucho más bonita de lo que pensaba, tenía un estilo vintage
precioso, y todo lo que hacían allí era artesanal, me encantaba el olor dulce y
amargo del chocolate.
Sin haber salido aún de mi asombro, una chica alta, morena y
con los ojos verdes me sacó de mi mundo:
+” ¡Hola! ¿Eres Elena verdad?”- dijo con una sonrisa muy
cálida y arrugando su nariz llena de pequitas.
-“Ehmm… sí, soy yo,
tú eras Samantha ¿no?”- dije todavía asombrada.
+”Sí, esa misma, seré tu compañera de trabajo. Hoy no está
Mary, nuestra jefa, tenía una reunión, pero me ha dejado a mi como responsable
para enseñarte todo lo que necesitas para trabajar aquí, te encantará, es un
lugar maravilloso”- me dijo de esa manera tan simpática.
Pasé una jornada de trabajo muy dura, pero sobretodo
entretenida y divertida, y al final del día Sam y yo nos sentamos en una de las
mesitas decoradas con manteles de cuadritos y cestitas de mimbre con flores de
la tienda, y hablamos durante un largo rato.
Cuando acabábamos de cerrar la tienda, entró un chico alto,
con el pelo rizado.
+”Lo siento está cerrado”- le dije al chico.
-“Oh, disculpa pensaba que aún seguía abierto, no he visto
ningún cartel y la puerta estaba abierta”- dijo él algo avergonzado.
De repente, sentí algo extraño cuando miré fijamente a aquel
chico, ¿de qué me sonaba su cara? Miré sus ojos y parecía que los conocía de
hace años, pero la realidad era que no lo había visto jamás.
-“¡Perdona! ¡Eeeoo! ¿Está bien? Le pregunto que a qué hora
abren por la mañana.”- dijo el chico pasando su mano por mi cara para que
“despertara”.
+” ¡Oh si! Perdona, abrimos a las 10 de la mañana”-dije
colorada hasta las orejas.
-“Es raro, pero, creo que te conozco de algo…”- dijo aquel
chico.
+”No creo, soy nueva en la ciudad, tan solo llevo aquí unos
días, no me ha dado tiempo a conocer a nadie aún”- le contesté
-“Oh pues su cara me resulta muy familiar, de todas formas
me presento, soy Jay, así ya puedes decir que has conocido a alguien en la
ciudad.”- dijo mientras mostraba una sonrisa que llenaba la sala entera.
+”Encantada de conocerte Jay, yo soy Elena.”- cada vez
estaba más y más colorada.
Después aquel chico se fue, Sam y yo terminamos de recoger
la tienda y me fui para casa. De camino, en el metro, no pude quitarme ese
pensamiento de la cabeza:
Aquellos ojos… me seguían siendo muy familiares, además no
creo que olvidara una mirada tan especial como aquella, ese azul tan intenso no
se ve todos los días.
Cuando entré en casa fui con Mac para contarnos cómo nos
había ido el día, no teníamos mucha hambre y estaba lloviendo a mares así que
nos hicimos una sopita calentita y nos sentamos en el sofá que estaba junto a
la cristalera, y hablamos durante un largo rato, con el sonido de la lluvia
como música de fondo.
-“Ha sido alucinante, he conocido a muchísima gente, ¡todos
eran geniales! Por cierto, quedé mañana con ellos para tomarnos unas pintas en
un pub, y como no, ¡para presentártelos! Te van a encantar…- dijo Mac con los
ojos haciendo chiribitas.
+” ¡En serio, qué ilusión! Estoy deseando conocerlos, y
sobretodo tomarme unas pintas jajajaja”- dije riendo- “Estoy segura de que Sam
te encantará tiene una cara monísima y es súper simpática”
-“Mañana tengo el día libre en la uni, podría ir a hacerte
una visita a la tienda y así conocer a Laura antes de quedar con los chicos,
¿Te parece?- dijo Mac.
+” Me encantaría, así conoces tu próximo lugar de trabajo, y
a Sam también, te va a encantar el sitio, hay tantas cosas…”- dije recordando
lo bonita que era la tienda.
Después de charlar otro largo rato, nos fuimos a la cama,
esa noche tampoco pude dormir bien, pero esta vez había un motivo en concreto, era
esa mirada, esos ojos, no se me iban de la cabeza, y esa sonrisa,
¡Dios, que
sonrisa…! Al menos sabía cómo se llamaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario