PHOENIX

viernes, 28 de septiembre de 2012

CAPITULO 5


De repente, se tropezó con John, que iba corriendo subiendo las escaleras como si la vida le fuera en ello. Pero esta vez no llevaba su alegre cara de siempre, estaba como ansioso, impaciente por algo.¿Qué le pasaría? Pensé pero seguí con mi camino, llegaba tarde a mi primer día. En cuanto salí del portal lo vi, era él, de nuevo, tomándose como siempre las molestias de preocuparse por mí, y eso que apenas lo conocía.

-¡Buenos días dormilona!- bromeó Alex.

+ ¿Y esto? ¿Cómo que tú por aquí? ¿No deberías de estar ya en clase?- le dije completamente asombrada.

-Mac me avisó de lo tardona que eras y pensé que si te venías conmigo no llegarías tarde, y si aun así lo hacías, por lo menos no sería sola.

+ Muy amable caballero, se nota que es usted un buen inglés.-bromeé.

-Bueno, ¿subes o que?- me preguntó mientras me enseñaba su cochazo.

+ ¿¡Todo eso es tuyo!?- exclamé completamente boquiabierta al ver aquel cochazo.

-Eso parece, y el coche también.-dijo mientras reía a carcajadas.

+ ¡Oye que marrano!-dije coqueteando.- Quien presume carece ¿Sabes?

-Yo no presumo, solo informo.-me respondió.

Yo seguía impresionada, me había encantado ese coche desde siempre, era un Hyundai Veloster en color rojo pasión, la verdad, es que le pegaba mucho.

Me abrió la puerta del coche invitándome a entrar y yo le sonreí como si fuera una niña pequeña.

+ ¿No irás a secuestrarme no?-bromeé.

-¿Qué pasa si lo hago?-me dijo riendo.

Reí y me metí en el coche, me estaba sonrojando y no quería que lo notara. Arrancó y empezó a conducir, lo hacía muy rápido pero bastante bien, se notaba que tenía el control, y eso me gustaba. ¿Me gustaba? ¿Pero qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? No, no, no. Alex no me podía gustar, apenas lo conocía, aunque la verdad es que me había llamado la atención desde aquel día en el pub.

+ ¿Dónde vamos? La universidad es para el otro lado.-le dije, aunque no estaba preocupada.

-Primero me gustaría que viéramos un lugar muy especial, ¿Te importa?- me dijo algo preocupado.

+No te preocupes, sinceramente, estaba deseando que te desviaras.- me sorprendió la respuesta, pero creo que a él le sorprendió aun más.- Por cierto, ¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa…- me susurró.

No me sentía para nada nerviosa, estaba sorprendentemente tranquila, aunque impaciente por ver a qué sitio me llevaba.

-Cierra los ojos, y prométeme que no los abrirás hasta que yo te diga ¿vale? Confía en mí. Te va a encantar.- me dijo con una voz que inspiraba confianza.



+ Te lo prometo, confío en ti- no sabía por qué pero lo hacía.

Entonces el coche paró. Pero todavía no me había avisado para abrir los ojos así que no lo hice. Salió del coche y tardó un rato hasta que volvió y me abrió la puerta. He de reconocer que en aquel momento me asusté un poco.

De repente me abrió la puerta del coche pero me dijo que siguiera con los ojos cerrados, y así hice, después me guio durante un minuto hacia algún lugar.

-¿Preparada?- me preguntó.

+Eso creo, de todas formas no tengo más remedio, ya tengo más remedio que dejarme secuestrar.- bromeé.

-Puede que después te guste que te secuestre y todo.-dijo algo más serio- por cierto ya puedes abrir los ojos.

Le hice caso. Y allí estaba, sin palabras, era… era increíble, maravilloso, mágico… perfecto. Me había llevado a su estudio.

-¿Qué te parece?- me dijo. Noté el miedo en su voz así que decidí asustarle un poco.

+ ¿Pero dónde estamos? ¡Que lugar más horroroso! ¡Es horrible! ¡Sácame de aquí ya!-dije muy seria pero bromeando.

-Lo siento…- dijo Alex cabizbajo.

+ ¡Es broma tonto! Es el lugar más maravilloso que he visto jamás. ¿has hecho tú todo esto?-le dije sonriendo para que se tranquilizara un poco.

Aquel lugar era maravilloso, estaba lleno de arte. Había algunos cuadros, pero sobretodo había muchas fotografías. En una de las mesas había al menos 6 cámaras de fotos de todo tipo, canon, nikon, una polaroid, e incluso una cámara de esas antiguas que parecía que era de los años 20.



Seguía sin palabras, solamente podía admirar todo lo que había en aquella habitación.

+Haces unas fotos maravillosas.-dije mientras seguía mirando la pared llena de fotos de todo tipo, de la ciudad, de momentos sin más.

-No es para tanto-dijo algo tímido- sólo intento captar algunos recuerdos o momentos bonitos y pasarlos al papel para poder disfrutar de ellos en todo momento.- mientras hablaba, ponía en un antiguo tocadiscos una canción de Michael Jackson, Butterflies.

+Eso que acabas de decir es precioso.- Le dije mirándolo fijamente.

No sabía por qué pero no podía dejar de mirarlo. Hace tan solo unos segundos no podía dejar de mirar a mi alrededor, ahora, todo aquello había desaparecido, y solo quedábamos yo y sus ojos negros.
Volví a la realidad. No podía dejarme llevar por el entorno.

+ Y… ¿Por qué me has traído aquí?- le dije como pude, intentando que no notara lo embobada que me tenía.

-Me gustaría fotografiarte. Eres un recuerdo que no me gustaría perder. –Dijo mientras me miraba fijamente a los ojos a la vez que se acercaba cada vez más.

Ahora sí que estaba nerviosa. Un escalofrío me recorría por todo el cuerpo, pero no era frío lo que sentía en aquel momento. Pero al parecer él sentía lo mismo que yo. El momento era perfecto, fuera llovía, sonaba aquella preciosa canción, aquel lugar tan maravilloso que nos rodeaba… No hay palabras para describir aquel momento.

Entonces me acordé de lo que me acababa de decir y que yo no le había contestado, pero esta vez hablábamos en susurros.

+ ¿Por qué no?- dije con una media sonrisa.

Entonces él se separó de mí.

-Espera un segundo.- me dijo mientras buscaba algo con mucha prisa.

Yo me sentía… no sé, simplemente me sentía. Cuando lo miré acababa de encontrar aquello que buscaba, era el primer CD de Maroon 5.



-Necesito poner esta canción. Mi cuerpo me lo pide.- Me dijo mientras ponía Shiver.

Entonces vino hacia mí, me besó, después me miró y me volvió a besar. Yo estaba completamente paralizada, pero no le negaba ninguno de sus besos, es más, necesitaba más.

La canción seguía sonando, el ambiente cada vez estaba más caliente, y las ganas de ambos eran evidentes. Pero entonces…

+ ¿Qué haces?- le dije separándole de mi.

-Creo que la pregunta debería ser qué voy a hacer, y la respuesta es devorarte.-dijo mientras nuestras narices se tocaban por la punta.

No pude resistirme, tampoco tenía por que hacerlo.

+Sólo si yo me dejo.-le contesté mientras me mordía el labio.

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