A la mañana siguiente nos despertamos y nos fuimos juntas al
trabajo, allí estuvimos con Sam y conocimos a Mary, nuestra encargada,
sorprendentemente era muy joven y sobretodo muy agradable. Lo pasamos genial y
después fuimos Mac, Sam y yo a comer Fish
& Chips, personalmente no me hizo mucha gracia así que acabé comiéndome
solo las patatas.
-¿Por qué no te vienes esta tarde con nosotras a tomarnos
unas pintas? Hemos quedado con gente de la universidad. – invitó Mac a Sam.
+”Lo siento chicas, tengo que terminar de hacer un trabajo
para pasado mañana y aún me queda mas de la mitad, pero os debo una ronda
¿vale?”- dijo Sam.
-“¡Trato hecho, te tomo la palabra eh!- le dije a Sam
alzando la mano para chocar los cinco.
Finalmente nos despedimos, que bien nos caía aquella chica,
desprendía una energía tan positiva, a mí por lo menos me hacía estar bien sin
motivo, y por lo que veía, a Mac le pasaba lo mismo.
Llegamos a casa, y nos pusimos a arreglarnos rápidamente,
habíamos quedado en un pequeño pub típico inglés cerca del palacio de Buckingham,
ambas íbamos, para que mentir, íbamos bastante guapas, pero la verdad es que
íbamos muy sencillas. Mac llevaba unos pitillos con unas biker boots con
tachuelas, una cazadora y un gorrito de lana, y yo llevaba mi parka preferida, unos
shorts de cuero, una bufanda con animal print, mi bolso preferido y el pelo
algo alborotado.
Nos esperaba una caminata desde el metro así que salimos con
tiempo de sobra, aunque cuando llegamos allí los chicos ya estaban esperándonos
en el pub, miré el reloj para ver si habíamos llegado tarde pero habíamos
llegado justo a tiempo así que respiré aliviada. La verdad es que Mac y yo no
éramos las más puntuales…
Cuando Mac vio a los chicos pude ver como su cara era cada
vez de más felicidad, yo estaba nerviosísima pero no se me daba del todo mal
conocer gente, así que la seguí con mi mejor de las sonrisas.
En una de las barras del bar estaban ellos, 3 chicas y 2
chicos, la verdad es que todos tenían pinta de ser bastante simpáticos así que
no me lo pensé dos veces y nos pedimos unas pintas.
Ellas se llamaban Laura, Kate y Sophie. Laura era de Brasil,
era guapísima, tenía el pelo largo y oscuro y unas piernas que llegaban al
cielo. Kate, canadiense, era bajita, blanquita, pelirroja y muy linda, era la
pequeña de las tres. Por ultimo Shopie, nació en Suecia, era alta, blanquita, y
muy tímida pero después tenía una personalidad desgarradora y era muy risueña.
En cuanto a los chicos, Alex y Philippe. La verdad es que
eran los dos bastante guapos y sobretodo simpáticos, pero uno de ellos era especial,
no sé por qué no podía dejar de mirarlo.
Philippe era el más gracioso de todos, era de Londres, y se
le notaba, era todo un gentelman, pero
sobretodo estaba todo el rato haciéndonos reír. Llegó un momento en el que
incluso nos dolía el estómago de tanto reírnos.
Alex, también era inglés pero nació en Nottingham. Era alto,
tenía el pelo moreno y algo ondulado, unos ojos negros profundos y una nariz
chatita muy mona.
Después de unas cuantas horas, y tantas pintas que habíamos
perdido hasta la cuenta, salimos del pub bastante contentas por decirlo de
alguna forma, era ya mas de la una de la madrugada y todavía nos quedaba el
camino hasta casa, y mañana tenía que trabajar así que decidimos volver a casa y
descansar.
A la mañana siguiente nos despertamos con un poco de dolor
de cabeza, normal, pensé, en aquel momento nuestros cuerpos solo pedían agua
para filtrar el alcohol de nuestra sangre.
Aquel día la tienda estaba llenísima, no cabía apenas un
alfiler, era un caos, entre cafés y chocolates no dábamos abasto, cuando por
fin llegó mi descanso de cinco minutos para fumarme un cigarro y deshacerme del
estrés que tenía encima.
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