PHOENIX

sábado, 29 de septiembre de 2012

CAPITULO 7


No sé cómo llegué al campus, solo sé que el camino se me hizo eterno y que apenas podía pensar con claridad, y las lágrimas saltaban de mis ojos sin permiso.

-¿Dónde te habías metido Elena? ¡Llevo horas buscándote por todas partes! ¡Qué susto me has dado gilipollas, pensaba que te había pasado algo!- me dijo con cara más de preocupada que de enfadada.

+Haciendo el gilipollas.-le contesté mirando al suelo para que no le viera la cara- ¿Nos vamos o qué?

Por mi tono Mac comprendió inmediatamente que era mejor que la conversación acabara ahí.
Llegamos a casa más rápido que de costumbre. Mac seguía sin hablar. Yo tampoco dije nada.
De repente vi una camiseta tirada por el suelo, a esta le seguían unos pantalones, un sujetador…

+ ¿Qué es esto Mac?- le pregunté.

-¡Nada, no es nada! Se me habrá caído cuando fui a hacer la colada. – contestó nerviosa mientras recogía algunas cosas que  había en el suelo.

La calé en seguida.

+ ¿Ah sí? Y también ibas a lavar esta camiseta que te acababas de poner y que ahora esta completamente rajada ¿no?- le dije sonriendo.- ¡Te pillé! Solo me falta saber quién había sido.

La verdad era que mientras se suponía que yo estaba en la presentación de mi curso Mac tenía cierto asunto entre manos. Lo que realmente había pasado es que había tenido una mañana tan ajetreada como la mía, lo que no conseguía adivinar era con quién. No creo que fuera Philippe, no era de su tipo, sobretodo por que tenía los ojos claros, y yo estuve con Alex… Entonces empecé a recordar…

+ ¡John!- grité mientras me reía.

Mac se puso colorada como un tomate.

+ ¡Lo sabía! ¡Por eso me lo encontré subiendo de esa manera en el descansillo de las escaleras! Pensaría que bajaría por el ascensor y subió por las escaleras para que no lo pillara. Esa estuvo bien eh pillina…- decía mientras le hacía cosquillas.
-¿Y tú qué? ¿Dónde estabas?- se defendió con un ataque.

De repente me puse pálida. No quería recordar aquella perfecta mañana que no volvería a suceder, pero tampoco iba a mentirle a Mac, al fin y al cabo era mi mejor amiga.

+La he pasado con Alex, y al final nos hemos acostado.- Mi tono de voz fue tal que Mac prefirió no seguir con la conversación- Y si te lo preguntas, ha sido el polvo de mi vida. Por cierto, vístete que hoy nos comemos Londres.

No quería pensar. Lo único que me apetecía era ahogar mis pensamientos en alcohol.

+Hoy es noche de chicas, así que avisa a Laura, Kate, Sophie y Sam y diles que las esperamos en Tiger Tiger. – Le dije a Mac muy segura de mi misma.



Estábamos en Londres, no iba a permitir que un tío me comiera la cabeza, y menos uno que acababa de conocer, pero mientras me daba una ducha no podía de recordar los besos, mordiscos y escalofríos de aquella mañana. “No” me repetía mentalmente, pero no servía de nada, aun así esa noche sería incluso más memorable que aquella mañana.
Como no quería seguir pensando salí de la ducha, Mac se estaba alisando el pelo, estaba espectacular con aquellos labios rojo pasión.

+Se ve que esta mañana te ha sentado bien.-bromeé.

-Lo mismo digo por lo que veo- me respondió- por que vaya huella te han dejado chica.

Me miré y vi un mordisco, chupetón o lo que fuera cerca del cuello, lo iba a matar, ahora si que si, con lo que odio eso. Solo quería no volver a verlo aquella noche, no creía tampoco que fuera a verlo, Londres era muy grande y Piccadilly tenía muchos pubs, sería demasiada coincidencia.

Me preparé a conciencia, aunque mejor dicho con delicadeza, no quería parecer una puerta. Me puse lo esencial para una noche de chicas, mi Little black dress favorito, me encantaba ese vestido, era corto pero en su justa medida, tenía una única manga y unos cortes en la cintura que simplemente insinuaban la piel que había debajo sin enseñar demasiado. Me puse mis tacones favoritos, unas pocas de pulseras, mi anillo preferido y salí de mi habitación dispuesta a arrasar por donde pasara.



Llegué al salón y vi a Mac ya vestida. Me quedé boquiabierta. Sus piernas eran infinitas, llevaba unos tacones negros que se unían con sus pantalones de cuero. Sus labios rojos y esa camiseta con la espalda completamente al aire completaban su look de diosa de la noche.

+ ¿Lista?-dije agarrándola del brazo.
-Como si hubiera nacido para ello.- me contestó.

Justo cuando llegamos a Piccadilly y nos reunimos con las chicas recibí un mensaje de Phillippe:

¡Hola Elena! Me dijo Mac que esta noche estaríais por Piccadilly. Acabo de llegar a un pub con unos amigos que han venido a pasar el fin de semana desde Italia ¿por qué no os pasáis un rato?

Se lo dije a las chicas y todas pensamos que era una buena idea, así conoceríamos gente nueva. Al fin y al cabo solo estaban aquí por un fin de semana, y nosotras haríamos que no lo olvidaran jamás eso seguro.

No tardamos ni un minuto en llegar al pub que nos dijo Phillippe ya que estaba justo detrás de donde nosotras estábamos. Cuando entramos en Piccadilly Institute me sentí como en el cielo, y juzgando la cara de Mac, ella se sentía exactamente igual. La miré sonriendo, y me guiñó un ojo mientras sacaba la lengua. Eso era una buena señal, la noche sería inolvidable.

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