Estaba ya harta de sus celos, no podía más. Necesitaba
desahogarme, tranquilizarme, quitarme aquel enfado de encima. Me di el baño
caliente que había preparado, pero no surtió efecto, y Mac no estaba en casa.
Estaba estudiando para un examen que tenía al día siguiente.
¡Había perdido tanto el tiempo aquellos días sin hacer nada
con la de cosas que tenía que hacer!
Necesitaba hablar con él. Cogí mi móvil y marqué su número…
Un tono, dos tonos… Estaba ya medio llorando cuando…
+ ¿Podemos quedar ahora en Covent Garden?- dije sin poder
aguantar las lágrimas.
-¿Elena estás bien? ¿Qué te pasa?
+Por favor… necesito hablar contigo…- finalmente rompí a
llorar.
-Dame 10 minutos. Te espero allí.
Me vestí rápidamente. Me puse unos vaqueros, una camiseta
blanca y una chaqueta de cuero. Sinceramente lo que menos me importaba era la
ropa. Salí corriendo de casa. No quería estar ahí ni un segundo más.
En el metro intenté no llorar, pero las lágrimas saltaban de
mis ojos sin poder controlarlas.
Llegué a Covent Garden aunque él había llegado incluso antes
que yo. Cuando vi donde estaba corrí a darle un abrazo. No podía más.
-¡Ey ey ey! Tranquila… ¿Qué te pasa cielo?-dijo sin soltarme
de sus brazos.
+No podía más… y… necesitaba un abrazo.
-Elena, no sé que te ha pasado, pero no te preocupes, estoy
aquí.- me dijo mirándome con aquellos
preciosos ojos azules.
+Siento haber hecho que vengas corriendo para una gilipollez
mía. Seguro que tienes mucho que hacer… ha sido un error llamarte.
-¡De eso nada! ¡Y deja de decir tonterías!- dijo con un tono
serio- Para empezar, no estábamos haciendo nada por que acabábamos de terminar,
y para terminar, si me necesitas voy a estar ahí, me da igual lo que esté
haciendo.
Lo abracé aún más fuerte si cabía a modo de respuesta.
-Venga, te invito a un café… ¡Bueno, para ti mejor un
chocolate con nata y canela!- me dijo para que intentara sonreír. Lo consiguió.
Nos sentamos en una mesa que estaba junto a la cristalera de
una cafetería que hacía esquina. Se veía a toda la gente pasar de un lado a
otro. Pero yo sólo le veía a él.
+Déjame darte las gracias otra vez.
-No sé como tengo que decirte que no tienes que dármelas.
¿Estás ya más tranquila?- me dijo mientras me cogía la mano.
+Sí, ya estoy mejor.- sonreí un poco.
-¡Así me gusta! No me gusta que una cara como la tuya se
llene de lágrimas a no ser que sean de felicidad… y las que yo he visto no
tenían pinta de ser de eso… ¿Qué te ha pasado?
+Alex…- dije mirando hacia abajo.
-¿El chico del otro día no? ¿Ya sois novios?
+Sí, ese mismo. Es algo complicado… no somos novios pero
actuamos como si lo fuéramos. Bueno, él actúa como si lo fuéramos.
-Entonces, habéis discutido ¿no?
+Sí, pero ese no es el problema principal… estoy así por que
no es la primera vez que discutimos por el mismo motivo. Los celos. No me deja
hacer absolutamente nada. Y yo… yo no funciono así. Se equivoca.
-Yo no me voy a meter, por que creo que haría mal, y no te
quiero hacer ningún daño. Así que sólo te digo que tú eres la que pone los
límites. Tú decides hasta donde estás dispuesta a aguantar.- me dijo muy en
serio.
+Tienes toda la
razón. Gracias otra vez Jay.
-Sé que es cambiar de tema de golpe pero los chicos no han
parado de preguntarme y yo también he estado dándole vueltas… ¿vas a venir a la
fiesta?
+Claro que sí ¿a qué hora es?
-Es a las nueve. ¿Quieres venir conmigo?
+Uff… yo salgo de trabajar a las ocho y media así que te
veré allí sobre las diez ¿vale?- le dije sonriendo.
-Creo que no me has entendido… Me refiero a que si quieres
ser mi acompañante en la fiesta.
Me quedé completamente helada.
+ ¡¿Yo?! Y… ¿Por qué yo?
-Si no quieres no pasa nada, lo entenderé.
+No, no digas eso, te acompañaré encantada. Sólo es que me
extraña que me lo pidas a mí…
-Me apetece que vengas conmigo simplemente…
+Bueno pues allí estaré.
- ¿Te parece bien que te recoja a las ocho y media en tu
casa?
+Claro que sí. Dame un abrazo anda.
-¿Tienes que hacer algo ahora?- me dijo cuando terminamos de
abrazarnos.
+La verdad es que no, y Mac no llega hoy hasta tarde.
Mac tenía muchos trabajos y exámenes y desde el día que me
desmayé no había podido hablar con ella en serio. Ni siquiera pude contarle lo
de la fiesta.
-¿Por qué no te vienes a casa con los chicos? Creo que vamos
a ver una peli.
+Entonces vivís todos juntos ¿no?
-Si. Cinco tíos juntos viviendo solos. Todo un peligro, hay
que reconocerlo. –bromeó.
+La verdad es que si. No me gustaría ser vuestra vecina.
-A mi me encantaría que lo fueras… Bueno que dices entonces,
¿te apuntas?
+ ¡Claro que sí! Me encantaría…
Nos montamos en su coche y fuimos hasta su casa. Entramos y
el resto de los chicos no estaban aún, Jay dijo que ya estaban llegando que
habían parado para comprar algo de cenar.
Entonces Jay subió las
escaleras. Yo me quedé sin saber qué hacer ni dónde meterme.
-¿Qué haces ahí? ¡Venga sube!- me dijo Jay al ver que me
quedé quieta en la entrada.
+ ¿Yo?- le dije extrañada.
-¿Hay alguien más aquí? ¡Claro tonta, te lo digo a ti!
Subí las escaleras y lo seguí hasta su cuarto.
-¿Quieres algo para ponerte más cómoda?- me dijo mientras se
quitaba la ropa para ponerse un pijama.
+Ehh..mmm..pues…
- ¡Toma que te has quedado mudita!- me dijo y me tiró una
camiseta a la cara.
+Emmm…Jay…
-Dime, ¿quieres otra camiseta o algo?
+No, no, esta está bien pero… ¿te puedes salir?
-¡Oh claro que si, perdona! Aunque no me voy a extrañar de
ver nada… a no ser que tengas tres tetas o
algo asi…-bromeó.
+Pues ahora que lo mencionas… ¿cómo te has dado cuenta que
las tengo? ¿se me nota mucho? Ay dios que vergüenza…- le seguí la broma.
-Te espero abajo pequeña- me besó en la frente y salió de la
habitación.
Cuando me cambié de ropa me puse a cotillear un poco la
habitación de Jay, si he de reconocerlo pero la curiosidad femenina me pudo. La
verdad es que era bastante bonita. Tenía una cama enorme pegada a la pared,
algunos posters, entre ellos uno de Paramore,
en un lado de la habitación tenía una mesa con un equipo de música, donde
tenía también un ordenador, y una estantería llena de fotos y muchos regalitos,
cartas y dibujos que supongo que le mandarían las fans.
Bajé al salón. Jay estaba sentado en el sofá viendo la tele.
Cuando entré me miró de arriba abajo y empezó a reírse.
+ ¿De qué te ríes idiota?
-Es que tienes unas pintas…
+Pues la camiseta es tuya así que por mi culpa no es… además
tu no te has visto las tuyas chico.- le vacilé.
-¿Con que esas tenemos no?
+Eso parece…
-Vale, después no llores. Sólo aviso.
+No te tengo ningún miedo. Por cierto todavía no he
escuchado ninguna canción vuestra.
-Pues vaya fan… - siguió bromeando y después puso un CD en
el equipo y le dio al play.- ¡Ahora si que te vas a enterar!
Me cogió de la cintura, me tiró sobre el sofá y empezó a
hacerme cosquillas.
+ ¡Jay no, para por favor, para!- decía entre carcajadas.
-¿Ya no eres tan valiente eh?- me dijo mientras seguía
haciéndome cosquillas.
+Solo te digo que no sabes con quién te estás metiendo…
Intenté librarme de él pero la risa de las cosquillas me
dejaba bastante floja, aun así, yo lo seguía intentando. Entonces se acercó a
mi cara, y se paró mientras me miraba a los ojos, y yo a los suyos. Entonces,
paró de hacerme cosquillas.
-Tú de aquí no te escapas si no quiero.
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