La verdad es que me gustaba su presencia, pero no pude.
Automáticamente me acordé de Jay, que diga, de Alex. Bueno, me acordé de los
dos. Aunque no sabía por qué me acordaba de Jay, pero lo hacía. Últimamente
rondaba mucho mi cabeza. Puede que fuera por que la fiesta se acercaba y he de
decir que me intrigaba mucho cómo sería.
Peter me dio su número para que lo llamara cuando quisiera
aunque fuera solo como amigos, yo acepté encantada. Me había caído genial aquel
chico.
Salimos del pub y nos fuimos a casa de Sophie. Estábamos
demasiado borrachas y era demasiado tarde como para seguir con la fiesta.
Entonces me llegó un mensaje al móvil, era de Nathan:
-Al final te he hecho
caso y todo ha salido a pedir de boca. Eres genial. Muchísimas gracias por
todo, te quiero mucho, mucho, mucho, que lo sepas. Besos Nath.
+ ¡Lo ves pequeño, te
dije que te diría que si! Aunque ahora te sige quedando un largo camino. Aunque
por como eres, no te costará ganártela poquito a poco. Eres un campeón. Te
admiro y te quiero mucho. Y ahora voy a intentar llegar sana y salva a casa de
Sophie, que estamos un poquito… alegres. Te quiero, buenas noches.
Llegamos por fin a casa de Sophie y no recuerdo muy bien qué
pasó entre medias pero a la mañana siguiente, Sophie despertó en el baño,
tumbada en la bañera, Laura encima de la mesa del comedor y yo en el suelo de
la entrada.
Me di una ducha en casa de Sophie e intenté llegar a casa
como pude. Tenía una resaca de mil demonios.
De repente escuché mi móvil, lo
cogí lo más rápido posible para que la música dejara de sonar.
+ ¿Cómo estás
borrachina?
-Pues resacosa como buena borracha… ¿quién eres?- pregunté
ronca.
+Elena, soy Jay. Mira para tu derecha en la carretera anda.
Allí estaba él. En su coche. Aunque la verdad es que me
costó un poco reconocerlo por que la luz del día me cegaba. Me acerqué a hablar
con él.
+Móntate y te llevo a tu casa, que en tu estado vas a llegar
mañana.
-Gracias en serio. Eres como mi ángel de la guarda.
+Elena, apestas a alcohol. Aunque por lo que veo, ayer ibas
muy guapa. ¿Dónde fuiste?
-Es lo que tiene cuando una bebe. Gracias, y fuimos a un pub
en China Town que se llama O’Donnel.
+ ¿El de la música en directo?
-Ese mismo.
+Me encanta ese sitio… ¿Oye quieres quedar esta tarde si te
encuentras mejor?
-Vale, pero mejor quedamos en mi casa, así se me pasa un
poco mejor la resaca.
+Créeme, yo sé mejor que nadie que son. Tengo los remedios
perfectos para pasarla.
-Pues a ver si me los pasas, por que la cabeza me va a
estallar… ¿te espero a las 7?
+Perfecto, por que acabo con los chicos a las 6 así que me
da tiempo.
-Por cierto, ¿dónde ibas?
+ Eh… a ningún sitio en especial… hay veces que me gusta dar
una vuelta en el coche para despejarme o para recoger y salvar a chicas por la
calle con resaca.- dijo riendo.
-¡Te odio!- le dije y me eché en su hombro.
Llegamos a casa. Le di un abrazo para despedirme.
+Te veo esta tarde, ponte buena pequeña.
Me cogió la cara con sus grandes manos, se me quedó mirando
y me besó… la nariz.
Aquel fue el beso más bonito que me habían dado nunca. Me
dejó completamente hechizada.
Mientras subía las escaleras para llegar a casa me puse a
pensar sobre la situación que acababa de pasar. Entonces me di cuenta de que
sentía algo más por Jay que una simple amistad. Sentía algo más que eso.
Pero
no podía ser así, yo era su amiga y estaba segura de que él sólo me veía como
tal.
Entré en casa, me di una ducha y me acosté directamente.
Aunque estaba para el arrastre y necesitaba dormir, no podía
conciliar el sueño. No hacía más que dar vueltas en la cama, rodando de un lado
al otro, con la cabeza que me iba a estallar, pero ya no era más por la resaca,
no podía dejar de pensar en Jay. Me di cuenta, por fin, de que sentía algo por
él y ya empezaba otra vez con los mismos miedos de siempre, ¿debo decírselo?
¿Me dirá que no? ¿Estropeará nuestra amistad? ¿Qué pensarán los demás? ¿Y si…?
Mi cabeza era un mar de dudas, lo único que tenía claro es
que, aparte de que me asustaba más de lo normal, aquel sentimiento solamente lo
había sentido una vez en mi vida, y no había sido con Alex. Era fuerte, tan
fuerte que me presionaba tanto el pecho que me dolía hasta respirar.
Entonces Mac entró en mi habitación.
-¡Te odiaré por siempre!- entró gritando y encendiendo la
luz de mi habitación.
+ ¡No! La que lo hará seré yo si no dejas de gritar y apagas
la luz ¡YA!- le dije tapándome la cabeza con la
almohada.
Estaba decidida a contarle lo que sentía a Mac justo en ese
momento para ver qué me aconsejaba, pero ella empezó a hablar primero.
-Pues no seas tan borrachina…
+Es que ayer tenía que serlo, era estrictamente necesario.
Lo pone en mi contrato.- dije riéndome como podía.
-Elena, lo sé todo, y gracias.
+ ¿Qué sabes el qué?
-Nathan me lo ha contado, me ha dicho que tú lo has ayudado
y animado para que me pidiera que lo acompañara a la fiesta… ¿Pero cómo coño
sabías que a mi me gusta?
+Mac… soy tu amiga, lo sé todo de ti con solo mirarte, no
hace falta que me lo digas. Me conozco tu lenguaje corporal.
-Cierto. Aunque yo también me sé el tuyo, y sé perfectamente
que te pasa algo, algo nuevo, y que no me lo vas a querer contar.
Me puse blanca en aquel momento. Cuando Mac me leía así el
pensamiento me asustaba muchísimo.
-Bueno esta tarde he quedado con las chicas para cenar
fuera, ¿te apuntas?
+No puedo cari, esta mañana, cuando me ha traído Jay, hemos
quedado para pasar mi resaca aquí en casa.
-¡¿Qué?! ¿Qué has quedado con Jay? ¿Qué Jay te ha traído
esta mañana? ¿WTF?
+ ¡Shhh calla preguntona! Tranquila… esta mañana cuando
venía para casa me lo encontré por el camino y me trajo en coche, y después
quedamos por la tarde. Que me dijo que me daría algo para pasar la resaca.
-Si, si, a él… qué mejor para pasar la resaca…
+Mac… solo somos amigos y lo sabes…
-Que tú lo veas a él sólo como un amigo, no significa que él
te tenga que ver de la misma manera.
+ ¿Qué coño quieres decir con eso? No empieces que después
me monto paranoias.
-Nada, yo no quiero decir nada… solo digo que la manera en
la que te mira y cómo se comporta contigo no es de ser solamente tu amigo…
+Muy bien, no me rayes. Fin de la conversación. Jay es mi
amigo, los chicos son mis amigos y hasta ahí.
Punto.
-Vale, vale no me muerdas pitbull.
+Buenas noches.
Me tapé otra vez la cabeza con la almohada e intenté
dormirme. Esta vez lo conseguí. Me desperté cuando Mac me avisó de que ya se
iba, tan solo quedaba media hora hasta que llegara Jay. Me miré al espejo.
Mierda. Vaya pintas. Una cosa es que fuéramos amigos, que comprendiera que
tengo una resaca de mil demonios y otra es que me tenga que ver así.
Me duché otra vez, pero sonó el timbre. No me lo podía
creer. Salí de la ducha como pude, casi me resbalo por el suelo mojado. Me
enrollé la toalla como pude y fui a abrir la puerta. Mierda era Jay, y yo con
aquellas pintas.
Cuando abrí la puerta, ahí estaba él. Tan guapísimo como
siempre, con aquellos ojos azules tan preciosos y con aquella sonrisa…
+Te pillo en mal momento por lo que veo…- dijo riendo.
-La verdad es que un poco pero no te preocupes, entra.
+Traigo los remedios para la resaca como te dije.
-¡Ah sí! A verlos.
+Pues verás… traigo dos pelis, una de acción y otra de amor,
para la de amor no te preocupes que traigo
pañuelitos y dos botes de helado, no
sabía cual te gustaba más, si fresa o chocolate, así que traje los dos y por
último, para poder verlas a gusto, una mantita. ¿Qué te parece?
En ese momento me entraron ganas de abrazarle y besarle,
pero me contuve y lo único que hice fue darle un abrazo. Lo malo fue que darle
el abrazo significaba dejar de agarrar mi toalla, pero cuando se dio cuenta la
agarró por mi, menos mal. Me volvió a salvar.
-Creo que es mejor que me vista.- dije riendo.
+A mi no me importa eh…
-Lo sé.- reí- por eso es mejor que me vista… tú encárgate de
las películas.
Fui corriendo a mi cuarto, ya no había tiempo de pensar en
qué ponerse, así que me puse unos shorts de un pijama y una camiseta de
tirantes que, aunque no me di cuenta en aquel momento, me quedaba un poquito
corta para ser sincera.
Jay me miró de arriba abajo, pero no dijo nada, aunque pude
ver la reacción en su cara.
+ ¿Qué película has puesto?- le dije sentándome en el sofá.
- ¿Cuál prefieres, “Esto es la guerra” o “El diario de
Bridget Jones”?
+ ¿Cómo es que te has traído “El diario de Bridget Jones”?
-¿No es tu película favorita?
+Si, por eso mismo, ¿cómo sabes tú eso?
-Vale, sí, lo reconozco… me lo dijo Mac.
¡LA MATO!-Pensé. Claro por eso aquella conversación antes…
se iba a enterar cuando volviera.
+Pues no sé… sorpréndeme, elije tú cuál poner primero. A mi
me gustan las dos.
-Pues dejemos entonces lo mejor para el final.
Puso la película de acción primero, y se sentó a mi lado. Yo
me sentía un poco incómoda, mejor dicho, estaba nerviosísima.
-¡Vente aquí conmigo tonta! Si no te acurrucas no se te va a
quitar la resaca, no ves que la clave es la
manta… y si estás en la otra punta
del sofá no te llega.
Me acurruqué a su lado. Él me rodeó con su brazo. Y mi
corazón, se salía del pecho.
-¿Fresa o chocolate?
+Mmmmm… el que menos te guste.
-Vale pues como me gustan los dos por igual, ¿qué tal si los
compartimos?
+Buen chico… así me gusta.- le dije alborotándole su pelo
rizado como si fuera un perrito.
-¡Que mala eres pequeña… quieres morir a que sí…!
+No te tengo miedo, lo sabes.
-Te recuerdo que la última vez perdiste… ¿quieres perder
otra vez?
+No perdí por que la pelea quedó interrumpida. Si no, te
habría ganado. Y lo sabes.
-¿Quieres la revancha?
+ ¿Acaso lo dudas?
Me tiré encima de él para poder inmovilizarlo y así hacerle
cosquillas y acabar con la pelea del otro día. Me daba igual la resaca, estaba
dispuesta a ganarla. Pero entonces me di cuenta de que él no hacía mucho por
resistirse. Aquel momento fue bastante raro. Al fin y al cabo yo estaba sentada
encima suya y él no dejaba de mirarme.
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