PHOENIX

sábado, 13 de octubre de 2012

CAPITULO 25


+”And I don’t want the world to see me, cuz I don’t think that they’d understand”- seguí la canción, con el mismo tono de voz que él.

No sabía que hacer. Bueno sí, pero lo que yo quería hacer no podía. Aunque no dejábamos de mirarnos.

De repente se escuchó un portazo y Jay y yo nos levantamos de un brinco. Era Mac que llegaba de cenar con las chicas.

+ ¡Hola Elena, hola Jay! ¿Qué, has conseguido quitarle la resaca?- dijo gritando mientras estaba en la cocina cogiendo una cerveza.

¡LA MATO! ESTA NIÑA QUIERE QUE LA MATE- Pensé muerta de la vergüenza.

-Eso parece- dijo Jay- ¿sigues teniendo resaca?

+La verdad es que no. Hace ya tiempo que se me quitó.

-Te lo dije.- me dijo sonriendo. Aquella sonrisa…- Bueno ya que ha llegado Mac y que puede cuidarte ella creo que ya puedo irme, que ya mismo es la fiesta y tenemos mucho que preparar.

+Si necesitas ayuda llámame, que sabes que me tienes para lo que quieras.

-Te tomo la palabra. Aunque me he enterado de que Nathan si que tiene a Mac para lo que quiera ¿verdad?
- dijo devolviéndosela a Mac.

La cara de ella era un poema. Al parecer no era yo la única a la que Nathan tenía informada de sus citas con Mac.

+ ¡Idiota! ¿No tenías que irte eh?- le dijo Mac colorada como un tomate.

-Cierto. Buenas noches.

+Te acompaño a la puerta, vamos.- le dije levantándome del sofá.

-Ten cuidadito con el coche. Buenas noches, y ya sabes si necesitas ayuda llámanos.-después le di un abrazo muy fuerte.- Me lo he pasado genial contigo. Gracias.

+Yo también me lo he pasado muy bien. Gracias a ti pequeña, me han encantado los regalos y sé que a 
Naytiri también le va a encantar. Te veo el sábado.

Me dio un beso en la nariz y se fue.

Cerré la puerta y me apoyé detrás de ella, pensando en el beso y en aquella noche tan perfecta que acabábamos de pasar. Cada vez que estaba con Jay me sentía como en el cielo.
Esa noche me acosté con una sonrisa en la cara de oreja a oreja. Ya no tenía mas dolor de cabeza, pero si que por ella pasaban y repasaban todos los momentos de esa noche. Cuando me abrazaba para ver la película, la guerra de cosquillas, su carita al ver los regalos. Y yo ni siquiera podía besarle. Era simplemente su amiga. Él no sentía nada más allá de una bonita amistad por mí.

Llegó un nuevo día, y como Mac ya iba a ser oficialmente la acompañante de Nathan para la fiesta decidimos ir a comprar ropa para la ocasión. El lugar más cerca de casa era Oxford Street, así que fuimos allí.

Estuvimos toda la mañana de tienda en tienda, buscando algún vestido bonito. Nos probaríamos como doscientos vestidos sin exageración alguna. Pero todavía no habíamos encontrado el ideal para aquel momento tan importante. Teníamos que ir perfectas para acompañar en aquel día perfecto a nuestros cinco chicos perfectos.

Cuando estaba esperando que Mac saliera del probador con un vestido rojo, noté que mi bolso vibraba, me estaban llamando. Pensé que era Jay que necesitaría ayuda para la fiesta, pero no.

-¿Puedes salirte fuera de la tienda?

+No, que quieres. Y ¿cómo sabes donde estoy?

-Te estoy viendo por el escaparate. Salte anda.

Le dije a Mac que ahora volvía que tenía que resolver un asunto fuera.
Salí de la tienda indignada.

+ ¿Qué quieres a ver?

-Hablar contigo. Vengo en son de paz.

+Me da igual cómo vengas, creo que no tenemos nada de lo que hablar Alex.

-Sé que me has echado de menos tanto como yo a ti. No puedes remediarlo. Sientes algo por mi, lo sé lo siento cuando me miras.

Entonces me agarró la cara, me atrajo hacia él y me besó.

Justo entonces, y sin que yo lo supiera en ningún momento, Jay había girado la esquina. Se había escapado para darme una sorpresa y traerme un regalo. Pero justo vio la parte del beso, y cuando la vio, dio media vuelta y se fue por donde había venido.

+ ¿Eres gilipollas o que? ¿Qué coño te crees que haces?- le grité a Alex y le di una bofetada.- Alex no siento absolutamente nada por ti. Ya no. Lo intenté pero no ibas a mi ritmo, ni me lo respetaste y no voy a consentir que nadie me diga qué tengo que hacer o sentir. No voy a dejar que nadie dirija mi vida y menos un tío.

-No sabes lo que dices Elena.

+Si, si que lo sé Alex. Perfectamente. Y ahora largo de mi vista, no quiero volver a verte nunca más.

Me di media vuelta y volví a entrar en la tienda. Mac lo había visto todo. Pero no me dijo nada, solo se sentó a mi lado y me abrazó. Ella seguía con aquel vestido rojo puesto.

+Mac, ese es tu vestido le dije. Pareces… tía estas perfecta.

Mac llevaba un vestido rojo palabra de honor que se ajustaba a su perfecto cuerpo. Yo, al final terminé por elegir un vestido negro de una sola manga larga que llevaría con algún complemento en el pelo y unos zapatos bonitos.

Cuando llegamos a casa ya se nos había hecho hasta de noche, y al día siguiente sería la fiesta de presentación del nuevo single de los chicos así que teníamos que ir descansadas y bonitas para ellos, por lo que nos fuimos directamente a dormir.

Un día nuevo llegó a la gran ciudad. Mac y yo nos levantamos tempranísimo por los nervios. Mary nos dio aquel día de descanso para poder preparar con tiempo todo para la fiesta. Le mandé un mensaje a Jay de buenos días deseándole lo mejor para esta noche, que estaba muy orgullosa de él y de los chicos y que tenía muchas ganas de verle.

No me contestó.

Le mandé unos cuantos mensajes más a lo largo del día para que me fuera informando sobre cómo estaba yendo todo.

No me contestó.

Me estaba preocupando por que no sabía nada de él pero Mac acababa de hablar con Nathan y me dijo que todo estaba yendo sobre ruedas, que en una hora él y Jay estaría en casa.

¡Tan sólo nos quedaba una maldita hora! Ni siquiera me había dado cuenta, estaba preocupada por Jay, no sabía por qué no contestaba a mis mensajes. Y si hubiera perdido el móvil Nathan me lo habría dicho.
Bueno, el caso, no estaba preparada, no tenía nada preparado, tan solo me había duchado nada más. Tenía que peinarme, vestirme y pintarme, no me iba a dar tiempo…

Finalmente lo conseguí a cinco minutos de la hora a la que habíamos quedado con los chicos, aunque con ayuda de Mac. Me alisé el pelo para que se me viera mejor, me puse una cadenita en la cabeza para darle un toque más vintage al look, me puse mi vestido negro con unos altos tacones negros, y cogí un clutch negro con brillo.

-Estás increíble. Jay no se va a poder resistir.

+ ¡Qué dices idiota, no digas tonterías, ya te dije que sólo éramos amigos! Por cierto, eres una zorra, tú si que vas guapa.

Mac llevaba aquel vestido rojo palabra de honor con el pelo suelto y esos ondas tan bonitas alrededor de su cara, con unos labios rojo pasión que le sentaban tan bien, ella si que estaba perfecta.
Sonó el porterillo, los chicos ya estaban abajo.

Cuando bajamos nos llevamos una gran sorpresa, ¡todos los chicos habían venido a recogernos en una limusina!

Entramos en la limusina, dentro estaban también la novia de Tom, Kelsey, con un precioso vestido clarito con pedrería, y Nareesha, la novia de Siva con un vestido rosa palo que le sentaba como un guante.
Pasamos un gran rato en la limusina, corría el champán y las risas. Jay ni siquiera me había dirigido la palabra. Entonces me senté como pude a su lado y le agarré la mano.

+ ¿Estás nervioso? ¿No has hablado en todo el rato?

-No creas.- me dijo soltándome la mano y mirando hacia otro lado.

+ ¿Qué te pasa Jay? ¿Estás muy raro?-  le pregunté preocupada…

-Joder Elena, que no me pasa nada…

+Recibido comandante, me piro. Por cierto, si no quieres que esté aquí me lo dices rápido que rápido me voy.

Me senté al lado de Max y Siva, pero no estaba enfadada, estaba triste, preocupada por no saber qué le pasaba a Jay. No podía creerme su actitud, se suponía que quería que estuviera allí…

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