PHOENIX

martes, 2 de octubre de 2012

CAPITULO 13


Llegamos a casa. Durante el camino el silencio era sepulcral. No entendía por qué pensaba eso de mi, el muy capullo, ni que yo fuera una guarra. Además había estado pegada a su culo como una gilipollas, justo como a mi no me gustaba que fueran las cosas, es más, yo ya le avisé en el pub. Sin sentimientos, solo noches inolvidables.

Me sentía engañada, en cierto modo, me había obligado a sentir lo que él, sin saber si yo lo sentía o no.

+Por cierto, eres un capullo-le dije cuando paró el coche.- Y ya hablaremos, ahora quiero estar bien junto a mi amiga, que me necesita. No me vayas a joder el día. Y si piensas que lo vas a hacer, mejor vete.

-¿Cómo, encima de que te pones así él delante mía como si yo no existiera, como si fuera una mierda, como si no hubiera nada entre nosotros?

+ ¿Y qué es lo que hay? Yo te lo he dejado claro desde el principio, si no lo has querido entender, no es culpa mía. El amor o lo que coño sea, lo complica todo. Y yo, paso de complicaciones, quiero vivir la vida minuto a minuto, ¡qué digo!, segundo a segundo, sentir que estoy viva, alegría, tristeza, lujuria, pasión, rabia, tensión, ilusión, pero no amor… el amor no me deja pensar, ni ser consciente de lo que digo o hago. Y yo quiero ser la dueña de todo lo que hago. Ahora, puedes hacer lo que quieras. Quédate y seamos felices, o vete. Es lo que hay.


-Vale, se ve que no puedo hacer que sientas absolutamente nada por mí, eres ardiente pero eres mas fría aun. Adiós.

Me bajé del coche, pero él… él no lo hizo. Se fue. Se marchó. Y no sabía si volvería. Sé que no debería de haberme dicho aquello sobre Alessandro pero quizá yo también me había pasado con él, al fin y al cabo él sentía algo por mí y yo… yo no sabía que sentía. Estaba muy enfadada, pero a la vez sentía un vacío por dentro y un nudo en el estómago que me hacía tener hasta ganas de vomitar. Pero mi amiga me necesitaba y tenía que ser fuerte.

Mejor dicho, tenía que hacerme la fuerte, respiré profundamente un par de veces antes de entrar al portal para tranquilizarme. No funcionó. Las lágrimas se me escapaban a cada escalón que subía. Por lo menos podía decir que era por lo de Alessandro, que también.

Cuando entré en casa los chicos ya estaban allí, Sam, Sophie, Laura y Phill le estaban dando apoyo a Mac pero sutilmente, como ella funciona, sino no surgiría efecto, así la estaban entreteniendo hablando de otros temas. Yo me uní al grupo, a mi también me venía bien cambiar de aires.

Pasamos el día charlando y bromeando, después de comer Phill llamó a unos amigos suyos por que según él decía que “estaba saliendo demasiado su lado femenino al estar rodeado de tanta chica” no paramos de reír cuando dijo aquello. Cuando llegaron Kevin y Ron sacamos algunas cervezas, algo de alcohol, música y juegos de mesa. Pasamos una de las tardes más divertidas que había pasado nunca, no paramos de reír en todo el día, la verdad es que lo necesitábamos.

Pero lo bueno no dura para siempre. Esa era la frase que me venía a la cabeza cada vez que recordaba a Alex. Además justo después de que se fueran, llamó.

-Elena.- dijo triste.

+Me llaman.-seguía muy, muy enfadada.

-¿Puedo verte?

+ ¿Sigues pensando que soy una puta que me tiro al primero que pase o has cambiado de opinión? Si lo sigues pensando, puedes irte a la mierda, sino, no, mañana tengo que madrugar.

-Entonces no tengo ninguna posibilidad de verte, está bien, te entiendo perfectamente. Sólo quería verte para decirte que lo siento mucho, ha sido un ataque de celos al ver la complicidad que tenías con él.

+ Es lo que pasa cuando se tienen amigos.- a pesar de sus disculpas seguía cabreada, y mucho.

-Vale, vale, lo he cogido, no quieres verme ni perdonarme, solo quería que supieras que lo siento, que te quiero mucho y que no puedo estar contigo de esta manera. Me muero por dentro, si pienso que no te voy a volver a ver junto a mí.

+Alex, mejor hablamos mañana. Quedamos a las cinco en la cafetería. –dije con un nudo en la garganta.

-Está bien. Adiós, te quiero.

Pasé una noche de perros. Aquella semana me tocaba trabajar  por la mañana, pero Mac tenía un examen a las 2 así que la sustituí hasta las 5. Además, había quedado con Alex en la tienda a aquella hora. De camino al trabajo iba escuchando Paramore y Fall Out Boy, eran grupos que me ayudaban a descargar energía y a desahogarme. Y en ese momento lo necesitaba más que nunca, así que me levanté muy temprano, cogí mi iPod, algo caliente para desayunar por el camino, tabaco y salí de casa para ir andando a trabajar.

Aunque llegué bastante relajada a la tienda, Sam notó que me pasaba algo. Le dije que había discutido con Alex, y por qué, y ella me dijo que si tenía celos era por que le importaba a Alex de verdad. No le dije nada, pero a mi eso me parecía una gilipollez. Si le importo, que me cuide, y ya verá como no tengo motivos para separarme de él.

Aquel día la tienda había estado llenísima, pero el tiempo se me pasó volando. Ya eran las 5 y Alex ya estaba esperándome fuera, tan puntual como siempre.

-Vamos a dar un paseo, móntate.-me dijo mientras me abría la puerta del coche.

+Nos vendrá bien.

Dimos un largo paseo con el coche, pero no dijimos nada, solo escuchamos música. Finalmente paró en un lugar que no había ido nunca pero que parecía estar bastante alejado del centro.
Paró el coche en un lugar donde se veía toda la ciudad. La verdad, era precioso, pero lo habría sido más aún en otra situación, no en aquella.

-¿No vas a decir nada?-me dijo él girándose hacia mi.

+No debiste haber dudado de mí. No te he dado motivos para que lo hicieras.-dije con un nudo en la garganta.

-Lo sé. Lo siento.

+Mira, esto es muy difícil para mí. No sé cómo actuar en este tipo de situaciones. Y no voy a permitir que me hagan daño. Nadie.

-Te prometo que no te haré daño si me dejas estar bien contigo.

+Lo importante de las promesas es cumplirlas. Lo importante, y lo difícil.

-No te quiero perder, es de lo único que estoy seguro.

Me cogió la mano, yo no se la quité, no quería estar mal con él, me gustaba tenerlo cerca. Puede que me equivocara, pero por suerte o por desgracia no soy de pensarme las cosas, soy de guiarme por impulsos, de hacer lo que el corazón le pida, aunque la razón explote.

+No vuelvas a hacerlo -entonces lo besé.

Me devolvió el beso.

Aquellos besos, sus besos, me hacían sentir muy bien, los echaba de menos.

-Por cierto, ¿vamos a ir al concierto de Hyde Park?- me dijo cuando acabamos de besarnos.

+ ¡Es verdad! Si, me muero de ganas. Va a ser muy especial.

-Acuérdate de que es el viernes por la tarde. De todas formas, si quieres os recojo yo en casa y vamos todos juntos.

+Me parece perfecto.- sonreí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario