Llegamos a casa. Durante el camino el silencio era
sepulcral. No entendía por qué pensaba eso de mi, el muy capullo, ni que yo
fuera una guarra. Además había estado pegada a su culo como una gilipollas,
justo como a mi no me gustaba que fueran las cosas, es más, yo ya le avisé en
el pub. Sin sentimientos, solo noches
inolvidables.
Me sentía engañada, en cierto modo, me había obligado a
sentir lo que él, sin saber si yo lo sentía o no.
+Por cierto, eres un capullo-le dije cuando paró el coche.-
Y ya hablaremos, ahora quiero estar bien junto a mi amiga, que me necesita. No
me vayas a joder el día. Y si piensas que lo vas a hacer, mejor vete.
-¿Cómo, encima de que te pones así él delante mía como si yo
no existiera, como si fuera una mierda, como si no hubiera nada entre nosotros?
+ ¿Y qué es lo que hay? Yo te lo he dejado claro desde el
principio, si no lo has querido entender, no es culpa mía. El amor o lo que
coño sea, lo complica todo. Y yo, paso de complicaciones, quiero vivir la vida
minuto a minuto, ¡qué digo!, segundo a segundo, sentir que estoy viva, alegría,
tristeza, lujuria, pasión, rabia, tensión, ilusión, pero no amor… el amor no me
deja pensar, ni ser consciente de lo que digo o hago. Y yo quiero ser la dueña
de todo lo que hago. Ahora, puedes hacer lo que quieras. Quédate y seamos felices,
o vete. Es lo que hay.
-Vale, se ve que no puedo hacer que sientas absolutamente
nada por mí, eres ardiente pero eres mas fría aun. Adiós.
Me bajé del coche, pero él… él no lo hizo. Se fue. Se
marchó. Y no sabía si volvería. Sé que no debería de haberme dicho aquello
sobre Alessandro pero quizá yo también me había pasado con él, al fin y al cabo
él sentía algo por mí y yo… yo no sabía que sentía. Estaba muy enfadada, pero a
la vez sentía un vacío por dentro y un nudo en el estómago que me hacía tener
hasta ganas de vomitar. Pero mi amiga me necesitaba y tenía que ser fuerte.
Mejor dicho, tenía que hacerme la fuerte, respiré
profundamente un par de veces antes de entrar al portal para tranquilizarme. No
funcionó. Las lágrimas se me escapaban a cada escalón que subía. Por lo menos
podía decir que era por lo de Alessandro, que también.
Cuando entré en casa los chicos ya estaban allí, Sam,
Sophie, Laura y Phill le estaban dando apoyo a Mac pero sutilmente, como ella
funciona, sino no surgiría efecto, así la estaban entreteniendo hablando de
otros temas. Yo me uní al grupo, a mi también me venía bien cambiar de aires.
Pasamos el día charlando y bromeando, después de comer Phill
llamó a unos amigos suyos por que según él decía que “estaba saliendo demasiado su lado femenino al estar rodeado de tanta
chica” no paramos de reír cuando dijo aquello. Cuando llegaron Kevin y Ron
sacamos algunas cervezas, algo de alcohol, música y juegos de mesa. Pasamos una
de las tardes más divertidas que había pasado nunca, no paramos de reír en todo
el día, la verdad es que lo necesitábamos.
Pero lo bueno no dura para siempre. Esa era la frase que me
venía a la cabeza cada vez que recordaba a Alex. Además justo después de que se
fueran, llamó.
-Elena.- dijo triste.
+Me llaman.-seguía muy, muy enfadada.
-¿Puedo verte?
+ ¿Sigues pensando que soy una puta que me tiro al primero
que pase o has cambiado de opinión? Si lo sigues pensando, puedes irte a la
mierda, sino, no, mañana tengo que madrugar.
-Entonces no tengo ninguna posibilidad de verte, está bien,
te entiendo perfectamente. Sólo quería verte para decirte que lo siento mucho,
ha sido un ataque de celos al ver la complicidad que tenías con él.
+ Es lo que pasa cuando se tienen amigos.- a pesar de sus
disculpas seguía cabreada, y mucho.
-Vale, vale, lo he cogido, no quieres verme ni perdonarme,
solo quería que supieras que lo siento, que te quiero mucho y que no puedo
estar contigo de esta manera. Me muero por dentro, si pienso que no te voy a
volver a ver junto a mí.
+Alex, mejor hablamos mañana. Quedamos a las cinco en la
cafetería. –dije con un nudo en la garganta.
-Está bien. Adiós, te quiero.
Pasé una noche de perros. Aquella semana me tocaba
trabajar por la mañana, pero Mac tenía
un examen a las 2 así que la sustituí hasta las 5. Además, había quedado con
Alex en la tienda a aquella hora. De camino al trabajo iba escuchando Paramore
y Fall Out Boy, eran grupos que me ayudaban a descargar energía y a
desahogarme. Y en ese momento lo necesitaba más que nunca, así que me levanté
muy temprano, cogí mi iPod, algo caliente para desayunar por el camino, tabaco
y salí de casa para ir andando a trabajar.
Aunque llegué bastante relajada a la tienda, Sam notó que me
pasaba algo. Le dije que había discutido con Alex, y por qué, y ella me dijo
que si tenía celos era por que le importaba a Alex de verdad. No le dije nada,
pero a mi eso me parecía una gilipollez. Si le importo, que me cuide, y ya verá
como no tengo motivos para separarme de él.
Aquel día la tienda había estado llenísima, pero el tiempo
se me pasó volando. Ya eran las 5 y Alex ya estaba esperándome fuera, tan
puntual como siempre.
-Vamos a dar un paseo, móntate.-me dijo mientras me abría la
puerta del coche.
+Nos vendrá bien.
Dimos un largo paseo con el coche, pero no dijimos nada,
solo escuchamos música. Finalmente paró en un lugar que no había ido nunca pero
que parecía estar bastante alejado del centro.
Paró el coche en un lugar donde se veía toda la ciudad. La
verdad, era precioso, pero lo habría sido más aún en otra situación, no en
aquella.
-¿No vas a decir nada?-me dijo él girándose hacia mi.
+No debiste haber dudado de mí. No te he dado motivos para
que lo hicieras.-dije con un nudo en la garganta.
-Lo sé. Lo siento.
+Mira, esto es muy difícil para mí. No sé cómo actuar en
este tipo de situaciones. Y no voy a permitir que me hagan daño. Nadie.
-Te prometo que no te haré daño si me dejas estar bien
contigo.
+Lo importante de las promesas es cumplirlas. Lo importante,
y lo difícil.
-No te quiero perder, es de lo único que estoy seguro.
Me cogió la mano, yo no se la quité, no quería estar mal con
él, me gustaba tenerlo cerca. Puede que me equivocara, pero por suerte o por
desgracia no soy de pensarme las cosas, soy de guiarme por impulsos, de hacer
lo que el corazón le pida, aunque la razón explote.
+No vuelvas a hacerlo -entonces lo besé.
Me devolvió el beso.
Aquellos besos, sus besos, me hacían sentir muy bien, los
echaba de menos.
-Por cierto, ¿vamos a ir al concierto de Hyde Park?- me dijo
cuando acabamos de besarnos.
+ ¡Es verdad! Si, me muero de ganas. Va a ser muy especial.
-Acuérdate de que es el viernes por la tarde. De todas
formas, si quieres os recojo yo en casa y vamos todos juntos.
+Me parece perfecto.- sonreí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario