PHOENIX

sábado, 3 de noviembre de 2012

CAPITULO 35

Regresamos con todos. Hicimos como si nada hubiese pasado, seguimos cantando y bebiendo hasta que la noche terminó. Y cada uno regresó a su casa.

Antes de irnos, Ryan me dio su teléfono para que lo llamara. Me dijo que aunque no hubiera sido bueno del todo, ya sabía mi nombre y que esperaba volver a verme pronto. Yo no le di mi móvil.
Por otro lado, Mac tampoco se fue con Tom, el soldado. Nos fuimos las dos solas a casa, la noche ya había sido suficientemente emocionante por hoy.

Al día siguiente no tenía nada de ganas de salir con nadie. Quería quedarme en casa, y simplemente no hacer nada.

Al parecer Mac pensaba lo mismo que yo.

+Buenos días princesa.- me dijo pero no con el tono alegre de siempre.

-Espero que lo sean le dije.

+ ¿Y a ti que te pasa?

-Supongo que nada. ¿Puedo quejarme de algo?

+Mmmm…. ¿De Jay quizás?- me dijo con sarcasmo.

-¿Por?

+Elena… la canción que te cantó ayer…

-A mi no me la cantó… ¿Por qué a mi? Además no hablemos que la indirecta de Nathan se veía desde lejos con la cancioncita.

+Mira ahora hablamos de eso ¿tú vas a salir hoy?

-Yo no tengo ganas…

+Bueno pues mejor entonces, por que yo tampoco voy a salir. A ver, Elena, está claro que Jay ayer te cantó a ti.

-Y, ¿se puede saber en que te basas?

+Elena, no dejó de mirarte mientras cantaba. Y lo hacía fijamente a tus ojos. Claramente aquella canción te la estaba dedicando. Además, no sé si será casualidad o no, pero no paras de escuchar esa canción, y sinceramente, es lo que estás haciendo ahora mismo.

Odiaba que tuviera razón… bueno, como siempre.

-¿Y qué quieres que haga? Ya te lo he explicado, la única manera de la que sé que lo tengo seguro es de la manera en la que lo estoy haciendo. No puedo hacer más…

+Vale, no te voy a presionar, pero ya te lo he dicho mil veces, si no lo intentas no pierdes, pero tampoco ganas. ¿Y no te parece ninguna señal lo que te hizo ayer?

-No lo suficiente Mac. Bueno, ¿Qué pasó al final con Nathan?

+No lo sé Ele… tengo miedo. Sabes que me guio por impulsos, que no me gusta estar atada y el mayor 
problema es… que lo quiero.

-Lo quieres…

+Sí, suena muy raro ¿verdad? No quiero hacerle daño, y sé que si estamos juntos acabaré haciéndoselo. 
Ayer, cuando no paraba de mandarme mensajes lo que estaba haciendo era preguntándome que dónde había ido el otro día, cuando quedé con John, que por qué no había quedado con él, y me estaba agobiando mucho. Entonces, si ahora resulta que empezamos algo y se me va de las manos qué hago.

-Pff Mac… Pero qué quieres que te diga, yo creo que no le harás daño. Solo tenéis que conoceros mejor y yo veo normal que te preguntara lo de John, yo también lo habría hecho.

+Puede que tengas razón… pero creo que dejaré que las cosas pasen por sí solas.

-Pues ya somos dos.

Cumplimos el plan de domingo a la perfección, no hicimos absolutamente nada. Apagamos los móviles y nos dedicamos a hacer, nada. Vimos algunas pelis, nos pusimos cremas y mascarillas y comimos chocolate y porquerías varias. Lo necesitábamos, demasiado estrés.

A la mañana siguiente no tenía que trabajar, pero si tenía que ir a clase. Cuando salí de casa para ir a la universidad me llamó Jay para invitarme a comer después de clase, acepté encantada, nunca hay que rechazar una invitación a comer. Y menos con Jay.

Aquel día también tenía optativa, y ahí estaba aquella chica rubia, tan tonta como siempre. Me suele dar igual la gente así, pero es que ella era especialmente… especial.

El resto de las clases estuvieron bastante bien y pasaron con normalidad. Cuando estaba en medio de la última clase, Jay me mandó un mensaje diciendo que me esperaba en la cafetería.

La clase terminó y me fui a la cafetería donde había quedado con él. Pero al parecer no estaba solo, es más, se me habían adelantado… y quién iba a ser sino. La rubia optativa, como yo la llamaba y no solo porque la conociera de ahí.

Me senté al lado de Jay y le di dos besos, y también la saludé a ella.

+ ¡Hola grandullón! ¡Oh hola, no te había visto! ¿Tú estás en alguna de mis clases no?

-¡Qué pasa pequeña! Espero que tengas hambre…

+Bueno… la verdad es que me muero de hambre.

La chica optativa no me dijo nada, solo me miraba con cara de asco. Al fin y al cabo, le había cortado todo el rollo.

+Por cierto, ¿cómo te llamas?- le dije a ella.

-Kelsey Ann.-me dijo seca.

+Encantada Kelsey, yo soy Elena.- le dije sonriendo.

-Pues muy bien. Y es Kelsey Ann.

Jay notaba tenso el ambiente así que intentó sacarme de ahí, pero en lugar de eso, me acerqué a su oído…

+Jay, ahora es mi turno ¿no?

-Si… ¿por qué?

+ ¿Nos vamos o te apetece jugar?

-¿Hay jugadores?

+Yo creo que sí…- le dije mirando a Kelsey Ann.

-Vale, pues juguemos.

Me levanté de la mesa para dejarlos solos.

+Chicos creo que me he olvidado unos libros en clase, y tengo que preguntarle algunas dudas a los profesores. Ahora vengo.

La rubia optativa no tardó mucho en sentarse al lado de Jay al ver que yo me iba. Se abrazaba a él y mientras me iba escuchaba cómo le hablaba sobre gilipolleces, y sabía que a Jay ese rollito no le iba mucho pero bueno, solo tenía que tirársela.

Mientras estaba sentada al lado de un árbol enorme en el campus, Jay me mandó un mensaje.

Elena, estamos en el aula 211, por favor ven ya.

Por suerte, la última clase que tuve fue en esa aula así que vino perfecto para interrumpirlos. Fui deprisa, casi corriendo. No quería que disfrutara más de él. No era suyo. Bueno, tampoco era mío, pero no quería que ella lo disfrutara. Me estaba poniendo celosa.

Abrí la puerta de un portazo. Supuestamente yo no sabía que hubiera alguien en clase, así que podía abrir como quisiera, yo iba a por mis libros.

Y allí estaban ellos comiéndose a besos, bueno, más bien ella se lo comía a él. Me estaba muriendo al ver aquella imagen… dolía.

+ ¡Jay!- le dije dándole una palmadita en el hombro.

-¡Oh Elena!

+ ¿Nos vamos a comer?

-Perdona, pero ¿no te has dado cuenta de que estamos ocupados? Espera fuera, ahora irá chica.

+Tranquila pantera, no saques las garras. – Dije yéndome de allí.- Todo tuyo.

Ya no lo soportaba más. Sabía que era solo un juego. Pero aquella imagen me dolió mucho, y lo que me dijo aquella gilipollas me sentó tan mal que me cabreé.

Me fui de clase, salí por la puerta y di tal portazo que se escuchó por todo el pasillo.

-A la mierda la comida, a la mierda el juego y a la mierda todo, que le den y que se quede la puta rubia optativa.- hablaba entre dientes mientras buscaba la salida de la universidad. Estaba tan cabreada y tan 
nerviosa que no era capaz de ubicarme.

+ ¡Elena! ¡Para! ¡Elena!- gritaba Jay corriendo por el pasillo.

-Jay, déjame.- yo andaba cada vez más rápido, quería empezar a correr.

Me alcanzó, me cogió del brazo y me sacó de allí. Nos fuimos al coche. Yo no dije ni una palabra por el camino. Él tampoco.

+ ¿Estás bien pequeña?- me preguntó preocupado.

Lo besé.

-¿Cuáles prefieres?- le dije con mis labios aún cerca de los suyos.

+ ¿A qué te refieres?

-¿Qué besos prefieres? Los míos o los de la rubia optativa.

Me besó.

+ ¿Te sirve eso como respuesta?

-No.

Me volvió a besar.

+ ¿Y ahora?

-No. Quiero escuchar la respuesta de tu boca, no que me beses para que me calle.

+Obviamente me gustan más los tuyos Elena. Cuando vi que la elegías a ella no sabía en qué estabas pensando, pero esas son las normas del juego ¿no?

-Supongo.

+ ¿Y por qué la elegiste a ella?

-Por que me cae mal.

+Pues pequeña, a mí ella no me gusta. No despierta en mí lo que despiertas tú…

-¿A qué te refieres?

Me besó. Empezó a darme besos y mordiscos por el cuello, metía su mano por mi entrepierna, y colocó la mía por la suya.

+ ¿Tú qué crees?...

No lo llegamos a hacer, pero casi. Además yo lo prefería así, por que aunque Jay me dijera que Kelsey Ann no le gustaba, yo no me podía sacar aquella maldita imagen de la cabeza.

Arrancó el coche y nos fuimos de allí.

-¿Dónde vamos?

+A mi casa. Los chicos no están… creo que han ido de compras.

-¿Qué me vas a cocinar?

+Si, eso creo.

-Uy… miedo me da…

+Pues como te guste no doy más.

Lo miré con mi carita de pena que siempre hacía que él hiciera lo que yo quisiera.

+Buenoooo….. vaaaaleeee…. Pero no me pongas esa carita pequeña.

-¿Por qué si funciona?

+Pues por eso mismo, qué mala eres…

-Gracias.

Me miró y me sonrió. Aquella sonrisa…

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