PHOENIX

miércoles, 12 de diciembre de 2012

CAPITULO 7O


El agua seguía corriendo.

Jeremy corría detrás de mí, pero por suerte, cogí un taxi que había parado en un semáforo.

Cuando llegué a casa, solté todas las bolsas en el salón. Mac estaba en el sofá leyendo.

Estaba horrorosa, empapada, con todo el maquillaje por la cara… desastrosa.

-¿Qué te ha pasado?- me dijo Mac preocupada al verme así.

Yo estaba muy seria, sin apenas moverme.

+Jeremy estaba con su exnovia, me los he encontrado en una cafetería después de colgarme el teléfono varias veces.

-¡¿Qué?! No puede ser…

Llamaron a la puerta. Era él.


+Olvídame.- le dije antes de dar un portazo.

-Elena no seas así, deja que yo hable con él.- dijo Mac abriendo la puerta de nuevo.

Él seguía en la puerta, empapado, serio, con las bolsas de mis regalos en la mano.

-Entra Jeremy.- le dijo Mac.- Elena tu siéntate en el sofá.

Nos sentamos todos en el sofá.

+Elena… ¿por qué te has ido así?- me dijo con un nudo en la garganta.

-¿No es obvio? No tenías por qué engañarme… no me lo esperaba de ti…

+ ¿Pero qué dices?

-Jeremy no te hagas el tonto que vi perfectamente cómo me colgabas el móvil por que no querías que supieras que estabas con tu exnovia. Pues ya sabes… ya puedes irte con ella.

+No. Las cosas no son así en absoluto.- dijo enfadado.

-Te vi.

+Sí, te colgué pero era por que estábamos hablando de una cosa importante Elena, no por que no quisiera hablar contigo.

-¿Y qué es eso tan importante de lo que hablabais?

+Ella quiere volver conmigo.

-Arréglalo Jeremy. Adiós.- dije a punto de llorar. Otra vez.

+Eres idiota. Le he dicho que no desde el primer momento. No sé cómo puedes pensar eso de mí. 

Mi hermana es su mejor amiga y le dijo que yo estaba contigo, por eso quería hablar conmigo pero yo no la quiero Elena. Tú ya sabes lo que siento, aunque veo que no te ha quedado claro. Mira… creo que es mejor que me vaya. Gracias por los regalos. Me ha encantado la bufanda.

Jeremy se fue y Mac y yo nos quedamos en el sofá, quietas. 


-Eres muy inteligente Elena, di que sí. El chico merecía la pena…- dijo Mac.

+Soy gilipollas.- dije con los ojos llorosos.

-Sí, lo eres. Me voy a la ducha.

Estuve unos minutos sentada mirando a la nada pensando en lo idiota que había sido, así que al final decidí que no iba a dejar que Jeremy se marchara de mi vida por ser una idiota. Salí de casa corriendo dejando incluso la puerta abierta.

Corrí todo lo que pude hasta pillar un taxi, pero había un atasco monumental unas calles antes de llegar a casa de Jeremy y yo no podía esperar más. Salí del taxi y, aunque no había parado de llover en ningún momento, empecé a correr. No sabía si Jeremy estaría allí o no, pero tenía que intentarlo.

Finalmente llegué al portal, la puerta estaba abierta y subí los 33 pisos por las escaleras. No me cansé, no tenía tiempo. Llamé al timbre mientras intentaba recuperar el aliento. No abrieron. Insistí y esperé otro rato más, pero no hubo respuesta y me había dejado el móvil en casa. Mierda. Aquel día tenía que salirme todo mal.

Pero yo no pensaba rendirme, así que me senté junto a la puerta a esperarle.

Unos veinte minutos después, las puertas del ascensor se abrieron. Era él.

-¿Elena?- me dijo al verme en el suelo.- ¿Qué haces ahí tirada?

Yo no contesté, solo me levanté. Él tenía los ojos llorosos y rojos.

-Estás empapada… ¿cuánto tiempo llevas aquí?

+El suficiente para darme cuenta de lo gilipollas que soy…- dije cabizbaja.

-Sí, lo eres, no te lo voy a negar. Pero no puedo dejar que te resfríes por una tontería.

+Perderte no me parece una tontería.

-Lo es.

+Pues si piensas eso, no sé qué hago aquí…- me fui hacia el ascensor para irme.

-Elena, espera.- me agarró del brazo-  lo es por que no me vas a perder.

Me acarició suavemente la cara.

-Venga, entra y date una ducha.

Yo no pude evitar ponerme a llorar. Aquel día había sido demasiado para mi.
Jeremy encendió la ducha con agua caliente y me dejó unas toallas.

+Lo siento.

-No tienes nada que sentir.

+Sí que tengo.

El agua seguía corriendo.

-Venga métete en la ducha, te sentará bien.- dijo serio.

+No quiero sin antes arreglarlo contigo. Eres muy importante para mi, por eso tengo miedo. Y…

-¿Y?

+Pues que nunca antes lo había tenido. Es… algo nuevo para mí. Tú siempre te has portado bien conmigo, y yo voy y te hago daño. No me lo merezco y por eso tengo miedo.


-Elena, una de las cosas que más me gustó de ti cuando te conocí fue lo segura de ti misma que pareces. No necesitas depender de nadie, eres independiente, guapa, graciosa, cariñosa, y buena. Para mi eres perfecta, para mi lo tienes todo y soy yo el que se queda pequeño a tu lado, pero no me importa. Voy a estar ahí, siempre, cuando me necesites, aunque pueda sonar típico, no lo es, te doy mi palabra. Te quiero. Es lo único que quiero que te quede claro, y que te pongas celosa en el fondo me gusta, por que eso significa que algo te importo, pero quiero que sepas que no te cambiaría por nada del mundo. Me vuelves loco.

Yo… no sabía que decir. Las palabras sobraban. Lo besé. Y empecé a desabrocharle los botones de la camisa.

El agua seguía corriendo. Los besos también.

De la camisa pasé a los pantalones, y de su ropa a la mía.

El agua seguía corriendo.

El baño se llenaba de vapor.  

-Incluso enfadado estás guapo.

+Cállate.- me dijo metiéndome en la ducha.

El agua ardiendo corría por nuestros cuerpos, más calientes todavía. Me pegó a la pared y me dio la vuelta mientras me besaba el cuello. En esos momentos Jeremy se transformaba, y dejaba de ser dulce y tierno para coger el mando de la situación, y lo hacía muy, muy bien. 

De la ducha pasamos su habitación, donde fui suya en todos los sentidos. Una y otra vez. De todas las maneras imaginables. Con todo tipo de besos grabados en la piel, con todo tipo de suspiros, gemidos y gritos.  

Todo terminó con él echado en mi pecho, y con nuestras manos enlazadas.

+ ¿Quieres salir a cenar?- le dije antes de quedarme dormida. Ahora estaba entre sus brazos.

-No.- me dijo serio.

+Vale…

-Estás guapa cuando te enfadas.

+No estoy enfadada.

-Pues entonces es que te veo guapa siempre.

+Ya…- me eché a un lado de la cama.

Él se puso a mi lado, besándome el cuello, y acariciándome suavemente.

-No quiero salir a cenar. Quiero cenar aquí contigo, hacerlo juntos, y eso tómatelo como quieras.

Jeremy se acercó a mi boca para besarme, no sin antes mirarme a los ojos durante unos segundos. Pero mi maldito móvil interrumpió aquel momento.

Llamada entrante: Grandullón.

Lo cogí refunfuñando.
-¿Qué pasa ahora Jay?

+Elena, necesito hablar contigo urgentemente.

-Buenas noches.

+No te llamaría si no fuera importante.

-Por lo visto, todavía no has entendido que no quiero hablar contigo, no quiero ni verte.

+Elena…- su maldita forma de decirme mi nombre y de estropear todos mis planes en el mejor momento- por favor.

-Vale. Mañana hablamos.

+Necesito que sea ahora, ¿dónde estás?

-¿Ahora? Ocupada, la verdad.

+Por favor…

-Espero que sea muy importante.

+Estas en su casa ¿verdad?

-Si.

+Estoy allí en cinco minutos.

Colgué.

-¿Es él?

+Si… lo siento.

-No te preocupes, será importante.

+Claro que sí, siempre tiene que ser igual. Yo ni siquiera quiero hablarle.

-Bueno yo estaré aquí si quieres volver, sino te veo mañana ¿vale?

Bajé y Jay ya me estaba esperando apoyado en la puerta del coche, despeinado por el viento, con un abrigo, una bufanda y un gorrito y sobretodo… su maldita y perfecta sonrisa.

1 comentario:

  1. Carmen12 de diciembre de 2012 05:26
    Me ha encantado!!!! De los q mas... Jereny ME PONE!!jajajajaja
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    OlguiWentz12 de diciembre de 2012 05:29
    cari... A MI TAMBIEN!!! ESTA TAN AKDJFAHFLAGHASHGPQUREHPFEUR GRRR
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    Anónimo12 de diciembre de 2012 09:34
    Jerremy es tan lindo :) @mayrajblove

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