PHOENIX

martes, 4 de diciembre de 2012

CAPITULO 63


Que no se me note las buenas noches que hemos pasado.

-¿Quieres saber cuál es el único problema que tengo contigo, Jay?- dije metiendo mi mano por su camiseta.

+ ¿Cuál?

-Que tengo que aguantar verte la cara. Me aburres Jay.- le di un empujón.- Si te quieres poner cachondo, le compras el disfraz a tu novia, a ver si lo consigue tanto como yo. Aunque será difícil.- me acerqué otra vez hacia él.- Te vas con ella y le dedicas cancioncitas. Pero seguro que ni aun así consigue hacer que tu piel se erice como lo hago yo. Ahora, te agradecería que no me dirigieras más la palabra.

Iba a salir por la puerta cuando me contestó.

+No te aburría tanto cuando gritabas mi nombre. Por cierto, no me hace falta comprarle ningún disfraz para que me ponga cachondo nena, ya lo hace sin más. Tranquila, no me hace falta hablarte para que pienses en mí. Sé que lo haces cada vez que lo besas.

Me reí.

-Que penita das, Jay.

Fuimos al salón y me senté junto a Jeremy. Puse mis piernas sobre él, mientras me acariciaba.

+ ¡Ves como eres preciosa!

-¿Has perdido a posta?

Jeremy se rio.

-Eres malo.- dije sonriendo.

El móvil de Tom sonó, era Kelsey. Le dijo que viniera a casa, y nos comunicó la maravillosa noticia de que vendría con Kelsey Ann… Oh sí… que alegría.

Llegaron una media hora después. Al final, estuvimos todos en el salón, cada uno a su bola, pero Jay seguía sin quitarme los ojos de encima, otra vez, y quién tampoco lo hacía era Kelsey Ann que estaba más estúpida de lo habitual.

-Jeremy ¿nos vamos?- le dije.

+ ¿Por qué? Yo me lo estoy pasando bien.

Me acerqué a su oído, de nuevo.

Aunque hayas perdido… no me importa darte el premio.

Me levanté, él se quedó mirándome, yo seguía con el disfraz.

+Bueno chicos, creo que nosotros nos vamos a ir a casa ya… Mac ¿tú vienes?

-Creo que no.- dijo Nathan.

+Como vuelvas a hacer eso, me voy.- dijo Mac sonriendo.

-Bueno hasta mañana chicos. Elena, nos vemos mañana aquí por la mañana.- dijo Tom.

+Os odio, con amor.- les dije.- Hasta mañana.

Me salía de mí en el camino a casa. Tenía ganas de comérmelo a besos. Su móvil sonó varias veces, aunque él no lo cogió.

Se me hizo eterno, pero por fin estaba en su cama. Sintiendo su piel ardiendo sobre la mía. Besando sus labios perfectos como tanto me gustaba hacer. Acariciando su piel… Pero de repente, mientras sus manos subían suavemente desde mis muslos hasta mis pechos, y mis dedos se entrelazaban entre sus rizos, algo me confundió. Aunque mis ojos estaban cerrados, en cada beso, caricia o mordisco, no pensé en él. Se me vino la imagen de otra persona a la mente. Jay.


¿Tendría razón en lo que me dijo?- pensaba mientras Jeremy me besaba apasionadamente.
Intenté quitármelo de la cabeza, pero fue en vano. Aunque nada era como Jay. Sus caricias y sus besos no sabían igual, o al menos yo no los recordaba así.

¿Me gustó?, sí.

¿Se fue Jay de mi cabeza?… no.

Aquella noche tuve hasta pesadillas.

Me hubiera quedado durmiendo todo el día, pero me llamaron al móvil. Era Max.

-Mocosa, ¿estás lista?

+Pues… no.

-Venga que vamos a recogerte ¿Dónde estás?

+En casa de Jeremy. ¿Es necesario?

-Una apuesta, es una apuesta.

+Vaaaale.

-Estamos ahí en diez minutos.

 Me levanté de la cama, y miré a Jeremy. Durmiendo tranquilo, soñando, feliz. Me acerqué y lo besé suavemente, él abrió los ojos despacio.

+Buenos días guapo.

-Buenos días preciosa.

+Me tengo que ir, que van a venir los chicos para lo de la apuesta.

-¿Seguro que quieres ir?

+Claro que no, pero he perdido. Además, hoy tengo que entregar un trabajo.

-¿Te acompaño?

+Me haría falta, la verdad.


Los chicos llegaron un poco más tarde. Apenas nos dio tiempo a desayunar, y cuando entramos en la furgoneta, ya estaban grabando. Yo, obviamente, llevaba el dichoso disfraz.

-¿Cómo te sientes Lola?- dijo Max mientras Tom grababa.

+Pues, hace un poco de frío, y me arriesgo a que me expulsen pero bueno… ya tendré mi revancha…

Llegamos a la universidad, y todos se bajaron del coche antes que yo. Mac no paraba de reír, bueno, todos lo hacían, menos yo.

Era Londres, Noviembre y primera hora de la mañana. Solo faltaba la nieve.

Bajé del coche, respiré hondo y fui directa hacia la entrada de la universidad. Todos se me quedaban mirando, aunque, gracias a la fama de los chicos, ellos también llamaban la atención.

Las clases fueron algo incómodas, y ellos me esperaron a cada salida. La gente se me acercaba y me preguntaba por qué iba así a clase. Unos se reían, otras me insultaban y hubo gente que incluso le gustaba, pero finalmente, las clases acabaron.


Los profesores no me llamaron la atención por que los chicos les explicaron lo que había pasado y casualmente, la hija pequeña del director era fan de ellos así que bastó con unos cuantos autógrafos.

Me reuní con todos en la cafetería.

+ ¡Qué chicos! ¿He cumplido?

-Te has portado como una campeona.- dijo Jeremy.

+Sinceramente, yo no habría sido capaz.- dijo Nath.

-Es verdad. Aunque si nos hubieras pedido no hacerlo, te habríamos dejado, no somos tan malos.- dijo Tom.

+ ¡¿Y me lo dices ahora?! ¡Te mato!- le dije haciéndole cosquillas.

En ese momento llegó Kelsey Ann. Lo primero que hizo fue besar a Jay de tal manera que supiera perfectamente lo que estaba haciendo. Parecía que marcaba territorio.

-Joder, al parecer te gusta el trajecito ¿no?- me dijo.


+Creo que no solo a mí.- le dije- por cierto, me voy, que me quiero vestir normal otra vez, a ser posible.

-No es que haya mucha diferencia.- dijo Kelsey Ann por lo bajo.

+ ¿Te acompaño a casa?- me dijo Jeremy.

-No, prefiero ir sola.

+No tienes como ir, y Jeremy no se ha traído el coche. Yo te acerco.- dijo Jay.

Kelsey Ann y yo lo miramos con la misma cara de asesina, pero con tal de joderla acepté.

Nos montamos en el coche. Yo no lo miraba, pero él a mi sí.

-Has sido muy valiente.- me dijo.

Yo no contesté. Solo  era capaz de recordar la maldita noche anterior, y ahora, él estaba ahí, con su pelo rizado y dorado, sus ojos azules y aquella maldita sonrisa…

-¿No me vas a hablar más?

No contesté.

-Al menos me gustaría saber por qué.- dijo poniendo su mano sobre mi rodilla.

+ ¿Podemos irnos ya?

Quitó la mano automáticamente, suspiró y arrancó el coche. Durante el camino a casa seguía pensando en lo de la otra noche. Me negaba a que tuviera razón. No.


Llegamos a casa, y otra vez me miraba fijamente.

-Por favor, dime por qué no me hablas y si quieres no lo haré más.

+Mejor que no.

-¿Eso que quiere decir?

+Que mejor que no sepas nada, déjalo así.

-No voy a dejar de hablarte sin motivo, yo…

+ ¡¿Tú, qué?! Deja de preocuparte tanto por mí y preocúpate más por tu novia Jay, que es lo que tienes que hacer.- a mi cabeza venían todos aquellos momentos que no habíamos pasado juntos la noche anterior.

-¿Siempre tienes que salir con el mismo tema? Elena, mi relación contigo no tiene nada que ver con la que yo tenga con Kelsey Ann, son dos cosas completamente distintas.

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