Es que yo...
Primero la pelea entre Jay y Max y
después la pelea con Kelsey Ann, ya fue lo último, no aguantaba más, todos estos
problemas innecesarios, solo quería quitarme de en medio.
Me fui furiosa a casa, despeinada,
con el labio sangrando, me dolía todo… Abrí la puerta con un portazo, dejando
la puerta abierta, cogí directamente una maleta y metí ropa a ciegas, sin saber
lo que me llevaba.
La música, como siempre, a todo
volumen, para descansar el alma.
Vi la bola del mundo que me regaló
Jay en mi cumpleaños. Joder, siempre por su culpa, o por la mía, o por los dos,
pero siempre pasaba algo. La giré con fuerza, mientras la miraba atentamente y
dejaba mi dedo en ella para pararla y encontrar a dónde iría esa vez.
Mac abrió la puerta de mi
habitación.
-¿Estás aquí?- le dije seria.
+Y tú aquí… ¿qué te pasa?
-Me voy, no aguanto más.
+ ¿A París?
-No.- dije parando la bola y
viendo dónde había caído mi dedo.- a Milán.
+Dame cinco minutos, me voy
contigo.
-Mac, es un viaje para escapar, ya
lo sabes.
+Cinco minutos, Ele. Por cierto,
¿qué te ha pasado en la cara?
-Kelsey Ann.
+Cinco minutos. ¿De qué estamos huyendo?
-No es una huida, es una pausa.
-No es una huida, es una pausa.
Al parecer Mac también necesitaba
salir de cualquier sitio e irse a cualquier otro. Posiblemente por eso no la
había visto en todo este tiempo.
Ya con las maletas hechas
decidimos ir a avisar a los chicos para que no se preocupasen.
Llegamos justo detrás de Jay y me
quedé completamente alucinada cuando los chicos, al ver mis heridas, pensaron
que había sido Jay quién me había pegado, no lo podía permitir.
Cuando las cosas se calmaron un
poco, y nos liaron para que nos quedásemos a dormir en casa de los chicos, nos
dimos cuenta de que no tenía dónde dormir, porque si Nareesha dormía con Seev,
Kelsey con Tom, y Mac se apoderó de la cama de Max, significaba que o dormía
con Jay, con Nathan o con el sofá y aquel sofá era horrible, así que, muy a mi
pesar le pedí a Jay si podía dormir con él. Así que, subí a su habitación para
hablar con él.
Después de un rato más incómodo
con Jay en su habitación bajé abajo con los demás. Me dolía tenerle cerca, pero
al mismo tiempo lo necesitaba en mi vida. Aún así, estaba enfadada,
decepcionada y triste con él.
Aunque estuviera con los demás, la
situación no dejaba de ser incómoda. Nathan y Mac ni se miraron, aunque preferí
no preguntar, yo tampoco me hablaba con Nathan desde el día que estuvimos en su
casa, Kelsey se comportaba de una manera extraña conmigo, aunque era de
entender porque me había pegado con su mejor amiga, con Jay… bueno, todos los
chicos estaban raros con él, lo que me daba mucha lástima porque eran muy
buenos amigos, pero yo también estaba mal con él. El único que intentaba cortar
un poco la tensión era Siva, y lo pasaba realmente mal.
Intenté hacer como la que no
pasaba nada, y estuve un rato hablando con Nareesha, jugando con Tom y
charlando con Max. Incluso me reí un poco con Jay. Pero seguía siendo raro.
Al final de la noche llegó el
momento. Jay y yo subimos a su habitación, el avión saldría mañana temprano y
necesitaba descansar, tenía el cuerpo destrozado.
Me puse el pijama, me metí en la
cama, e intenté cerrar los ojos y descansar. Mientras, Jay se quitaba la ropa y
se secaba el pelo después de la ducha. Después, entró y apagó la luz.
Se arrimó a mí, podía sentir el
calor de su cuerpo, y oler su pelo. Intentaba resistirme, echándome hacia la
esquina de la cama, pero era inevitable. Quisiera o no, seguía notando su
aliento en mi nuca, y aquello seguía haciendo que se me erizara la piel.
-Elena. – susurró.
+Qué.
-¿Podemos hablar?.- me dijo poniendo
su mano en mi cintura y acercándose a mí.
-Pero necesito decirte algo muy importante.
+Y yo necesito dormir.
-Verás Elena yo…
No quería hablar con él, no era el
momento, y las cosas entre nosotros no estaban como para tener una conversación
que tenía todas las papeletas de ser importante.
Me giré.
+Jay, me voy a dormir al sofá.
Mañana tengo que salir temprano y no creo que sea buen momento para hablar de
nada. Sobre todo porque si empezamos a hablar, no creo que acabemos nunca.
Salí de la cama, y me agarró
fuerte la mano sin dejarme ir, sentándome a su lado.
-Lo siento ¿vale?
+Que me olvides.
Bajé con una manta y me fui al
sofá, pero cuando me tumbé me encontré con alguien, que gritó al sentarme.
-¡Qué pasa! ¿Quién eres?
+Soy Elena.- dije encendiendo la
luz.- ¿Qué haces aquí, Max?
+ ¿Y qué?
-Nada, que no quiero que os vayáis…
¿Y tú que haces aquí?
+He intentado dormir con Jay pero,
es imposible. Quiere hablar y yo no lo quiero escuchar.
-Échate aquí conmigo entonces,
mocosa.
+Necesito irme de aquí, no
aguanto. Estos días han sido demasiado… pero dile a Martin que ya está todo el
trabajo preparado.
-Mocosa, no te preocupes por nada.
Todo se acabará arreglando, ya verás.- me dijo rodeándome con sus brazos.
Al final no dormimos, siempre que
estaba con Max se me quitaba el sueño. Podíamos pasar las horas muertas
hablando y haciendo tonterías y no notábamos como pasaba el tiempo.
Nos dieron las ocho de la mañana,
y nos dimos cuenta porque Nareesha con la maleta para hacer el desayuno.
-¿Qué hacéis aquí?- dijo extrañada
al vernos.
+No podíamos dormir…- dijo Max
riendo.
-Ele, ¿tienes preparada la maleta?
Tenemos que salir en media hora.
+Sí, voy a prepararme.
Media hora después estábamos en el
coche de Jay, yendo hacia el aeropuerto. Milán nos esperaba.
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