PHOENIX

domingo, 24 de febrero de 2013

CAPUTILO 111

Es que yo...

Primero la pelea entre Jay y Max y después la pelea con Kelsey Ann, ya fue lo último, no aguantaba más, todos estos problemas innecesarios, solo quería quitarme de en medio.

Me fui furiosa a casa, despeinada, con el labio sangrando, me dolía todo… Abrí la puerta con un portazo, dejando la puerta abierta, cogí directamente una maleta y metí ropa a ciegas, sin saber lo que me llevaba.

La música, como siempre, a todo volumen, para descansar el alma.

Vi la bola del mundo que me regaló Jay en mi cumpleaños. Joder, siempre por su culpa, o por la mía, o por los dos, pero siempre pasaba algo. La giré con fuerza, mientras la miraba atentamente y dejaba mi dedo en ella para pararla y encontrar a dónde iría esa vez.

Mac abrió la puerta de mi habitación.

-¿Estás aquí?- le dije seria.

+Y tú aquí… ¿qué te pasa?

-Me voy, no aguanto más.

+ ¿A París?

-No.- dije parando la bola y viendo dónde había caído mi dedo.- a Milán.


+Dame cinco minutos, me voy contigo.

-Mac, es un viaje para escapar, ya lo sabes.

+Cinco minutos, Ele. Por cierto, ¿qué te ha pasado en la cara?

-Kelsey Ann.

+Cinco minutos. ¿De qué estamos huyendo?

-No es una huida, es una pausa.

Al parecer Mac también necesitaba salir de cualquier sitio e irse a cualquier otro. Posiblemente por eso no la había visto en todo este tiempo.

Ya con las maletas hechas decidimos ir a avisar a los chicos para que no se preocupasen.

Llegamos justo detrás de Jay y me quedé completamente alucinada cuando los chicos, al ver mis heridas, pensaron que había sido Jay quién me había pegado, no lo podía permitir.

Cuando las cosas se calmaron un poco, y nos liaron para que nos quedásemos a dormir en casa de los chicos, nos dimos cuenta de que no tenía dónde dormir, porque si Nareesha dormía con Seev, Kelsey con Tom, y Mac se apoderó de la cama de Max, significaba que o dormía con Jay, con Nathan o con el sofá y aquel sofá era horrible, así que, muy a mi pesar le pedí a Jay si podía dormir con él. Así que, subí a su habitación para hablar con él.

Después de un rato más incómodo con Jay en su habitación bajé abajo con los demás. Me dolía tenerle cerca, pero al mismo tiempo lo necesitaba en mi vida. Aún así, estaba enfadada, decepcionada y triste con él.

Aunque estuviera con los demás, la situación no dejaba de ser incómoda. Nathan y Mac ni se miraron, aunque preferí no preguntar, yo tampoco me hablaba con Nathan desde el día que estuvimos en su casa, Kelsey se comportaba de una manera extraña conmigo, aunque era de entender porque me había pegado con su mejor amiga, con Jay… bueno, todos los chicos estaban raros con él, lo que me daba mucha lástima porque eran muy buenos amigos, pero yo también estaba mal con él. El único que intentaba cortar un poco la tensión era Siva, y lo pasaba realmente mal.

Intenté hacer como la que no pasaba nada, y estuve un rato hablando con Nareesha, jugando con Tom y charlando con Max. Incluso me reí un poco con Jay. Pero seguía siendo raro.

Al final de la noche llegó el momento. Jay y yo subimos a su habitación, el avión saldría mañana temprano y necesitaba descansar, tenía el cuerpo destrozado.

Me puse el pijama, me metí en la cama, e intenté cerrar los ojos y descansar. Mientras, Jay se quitaba la ropa y se secaba el pelo después de la ducha. Después, entró y apagó la luz.

Se arrimó a mí, podía sentir el calor de su cuerpo, y oler su pelo. Intentaba resistirme, echándome hacia la esquina de la cama, pero era inevitable. Quisiera o no, seguía notando su aliento en mi nuca, y aquello seguía haciendo que se me erizara la piel.

-Elena. – susurró.

+Qué.

-¿Podemos hablar?.- me dijo poniendo su mano en mi cintura y acercándose a mí.

+No.

-Pero necesito decirte algo muy importante.

+Y yo necesito dormir.

-Verás Elena yo…

No quería hablar con él, no era el momento, y las cosas entre nosotros no estaban como para tener una conversación que tenía todas las papeletas de ser importante.

Me giré.

+Jay, me voy a dormir al sofá. Mañana tengo que salir temprano y no creo que sea buen momento para hablar de nada. Sobre todo porque si empezamos a hablar, no creo que acabemos nunca.

Salí de la cama, y me agarró fuerte la mano sin dejarme ir, sentándome a su lado.

-Lo siento ¿vale?

+Que me olvides.

Bajé con una manta y me fui al sofá, pero cuando me tumbé me encontré con alguien, que gritó al sentarme.

-¡Qué pasa! ¿Quién eres?

+Soy Elena.- dije encendiendo la luz.- ¿Qué haces aquí, Max?

-¿Y tú? Mac no me deja dormir… se ha apoderado de toda mi cama… y…

+ ¿Y qué?

-Nada, que no quiero que os vayáis… ¿Y tú que haces aquí?

+He intentado dormir con Jay pero, es imposible. Quiere hablar y yo no lo quiero escuchar.

-Échate aquí conmigo entonces, mocosa.

+Necesito irme de aquí, no aguanto. Estos días han sido demasiado… pero dile a Martin que ya está todo el trabajo preparado.

-Mocosa, no te preocupes por nada. Todo se acabará arreglando, ya verás.- me dijo rodeándome con sus brazos.

Al final no dormimos, siempre que estaba con Max se me quitaba el sueño. Podíamos pasar las horas muertas hablando y haciendo tonterías y no notábamos como pasaba el tiempo.

Nos dieron las ocho de la mañana, y nos dimos cuenta porque Nareesha con la maleta para hacer el desayuno.

-¿Qué hacéis aquí?- dijo extrañada al vernos.

+No podíamos dormir…- dijo Max riendo.

-Ele, ¿tienes preparada la maleta? Tenemos que salir en media hora.

+Sí, voy a prepararme.

Media hora después estábamos en el coche de Jay, yendo hacia el aeropuerto. Milán nos esperaba.

Nos despedimos en el aeropuerto, Nathan no vino.

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