Don’t go away.
Te quiero, esas fueron sus palabras. Dos palabras, simples,
concisas, directas, claras y perfectas.
Se me seguía haciendo raro escucharlo de su boca después de
haberlo escuchado en mi mente durante tanto tiempo.
Y él estaba ahí, mirándome, con una leve sonrisa mientras me
acariciaba la mano. Y yo, sentada en el suelo, a los pies de la cama, pensando
en que era imposible que estuviese viviendo aquello.
Pero era verdad, y pensaba disfrutar cada momento, cada
segundo, cada beso, cada mirada, por muy efímera que fuera. No pensaba
desperdiciar nada mientras tuviera su compañía.
-¿Tienes hambre?- le pregunté con una gran sonrisa mientras
le miraba entre los cojines.
+Sí, sí que tengo.
-Pues voy a preparar algo.- dije levantándome para ir a la
cocina.
Seguía agarrándome de la mano, e hizo fuerza para llevarme
hacia él, cayendo encima.
+No tengo ese tipo de hambre. Ya comeremos luego.
Me besó. Le besé. Nos besamos. Por todo el cuerpo. Durante
horas. Sin interrupción alguna. Ya no existía el tiempo, no nos hacía falta.
Atardecía, el sol había salido para volver a esconderse en
el horizonte. Pero yo, sólo prestaba atención al azul de sus ojos.
Pero, cómo no, la paz tenía que romperse, y el maldito
teléfono interrumpió uno de los besos que salían de sus labios para ir a parar
a los míos.
+No lo cojas.- dije cuando fui a levantarme.
-¿Me lo vas a impedir?
+Sí.-dijo poniéndose encima de mí y mordiéndome el cuello.
Dejó de sonar el teléfono.
+ ¿Ves? Lo conseguí.
-No creas que va a ser todo tan fácil.- dije antes de volver
a besarle, mientras entrelazaba su pelo con mis dedos.
Pero el teléfono sonó rápidamente en el móvil de Jay.
-Creo que es importante. Deberías cogerlo.
Jay respondió a la llamada. Sentado en el borde de la cama,
mientras yo, detrás de él, paseaba mis dedos suavemente por su espalda y a los
que le seguían mis labios.
Jay cada vez hablaba con más dificultad a medida que iba
acercándome por ciertas zonas más sensibles al tacto de mis labios, y eso me
gustaba.
Finalmente colgó, pensé que no lo haría nunca.
-¿Quién era?- dije mordiendo su oreja.
Él cerró los ojos mientras lo hacía.
+Los chicos, hay reunión familiar. Tenemos que ir a casa ya.
-¿Ha pasado algo?- dije ya más preocupada al ver la cara de
Jay.
+No me han dicho nada, sólo me han preguntado que dónde
estaba y que fuera para casa.
-¿Les has dicho que estábamos juntos?
+No les he dicho nada. ¿Crees que deberíamos contárselo?
-Creo que deberíamos hacerlo dependiendo de lo que nos digan
primero. ¿Y si se lo toman mal?
+ ¿Por qué iban a tomárselo mal?
-Pues por toda nuestra historia… No es que haya sido muy
fácil y bonita…
+Para mí, si estabas tú, siempre ha sido bonita, Elena.
-Hablo en serio, Jay. Creo que es mejor que esperemos un
tiempo.
+Pues entonces, dame besos ahora para el resto del día.
Aunque no creo que puedas darme suficientes…
-Hagamos el intento.
Me abalancé sobre él e intenté cumplir mi palabra.
Pero aquel festival tenía que acabarse. Era la hora de
irnos, los chicos nos esperaban, y no teníamos ni idea del porqué de aquella
reunión urgente.
En unos diez minutos llegamos a casa, estaban todos en el
salón, incluidos Nunu y Siva que se suponía que
debían de estar haciendo las
maletas para el viaje de Luna de Miel.
-¿Qué es eso tan urgente, chicos?- pregunté sentándome en el
suelo.
+Pues… esto es una despedida…-dijo Kelsey.
-¿Despedida? ¿Quién se va?
+ ¿Tú quién crees?- dijo Nathan.
-Ele… vas a tener que vivir sola. Al menos durante un
tiempo.- me dijo Mac.
-No…
+Me temo que sí…- dijo Nathan.
El corazón se me encogió, me faltaba el aire, y me iba a
faltar algo más importante aún.
-¿Cuándo?
-Hoy…- dijo Mac suave.
-¿¡Hoy?! ¿No vas a esperar ni unos días?
-Me esperan…
-¿Y nosotros no te esperamos? ¿Nosotros no somos lo
suficientemente importantes como para que te quedes? ¿Y Nathan?- grité con los
ojos llorosos.
+Míralo de esta manera, mocosa. Así tendrás otro lugar que
visitar… Claro que somos importantes, pero no podemos ser egoístas…
-Pues, espero que realmente merezca la pena.- dije enfadada
y desilusionada.
-No quiero irme así…- dijo Mac con un nudo en la garganta.
-Ya sabes que las despedidas nunca fueron mi fuerte.
-¿Me das un abrazo?- me pidió Mac.
Se lo di. El más fuerte que me había dado antes, con la
esperanza de que se arrepintiera en el último momento.
Aquella tarde, todos la acompañamos al aeropuerto, no faltó
nadie. Y Mac, se fue.
No quería volver a casa, no estaba preparada para hacerlo
sin ella. Mi compañera de aventuras estaba viviendo la suya propia. Sin mí.
Nathan no estaba mejor que yo. Sencillamente, no estaba. Su
mirada estaba vacía, sin vida, su actitud era apática y su semblante, demasiado
triste para él.
Del aeropuerto fuimos a casa de los chicos, Nathan subió
directamente a su habitación. Yo le seguí, y me tumbé un rato en la cama junto
a él mientras le abrazaba, intentando ser fuerte, pero sin mucho resultado.
No sólo Nathan y yo estábamos mal, todos lo estábamos. La
casa tenía un silencio ensordecedor, ninguno hablaba, ni tenía ánimos para
hacerlo.
Bajé un momento a la cocina para llevarle a Nathan una taza
de té caliente y dejar que descansara, que falta le hacía. Le arropé, le di un
beso en la frente, y le dije que le quería, pero él no hablaba, ni siquiera
pestañeaba.
Fui en un momento al baño, y al salir me encontré que Jay
salía, a la vez, de su habitación. Le vi, y no pude evitar correr hacia él y
abrazarle. Ya no podía ser fuerte por mucho más tiempo.
Me abrazaba con fuerza, reconfortaba saber que podría
apoyarme en él, por fin.
-Sé que no sirve de nada que lo diga ahora pero, se te
pasará.
+Sólo abrázame.
Me dio lo que le pedí. Pero no pude evitar volver a llorar.
-Creo que deberías dormir hoy aquí.
+No puedo, Jay, mañana trabajo, y tú también.
-No te preocupes, pequeña. Me paso por tu casa y te cojo
algo de ropa. Tú métete en la ducha y relájate.
Será un nuevo día antes de que
te des cuenta.
+Ojalá cuando me dé cuenta, ella ya esté aquí.
-Seguro que cuando menos te lo esperes.
Me besó tímidamente, y se fue. Yo me di una ducha tan larga
que duró desde que se fue, hasta que volvió.
Jay casi tuvo que sacarme de la ducha. El agua ardía, pero
aun así, yo seguía helada. Me tapó con la toalla, y me metió en la cama. Mi
pelo seguía empapado, y las gotas frías caían por todos lados.
Se tumbó a mi lado, yo me giré para poder verle. Él me
acariciaba la cara, y su preciosa y perfecta sonrisa se le escapaba de vez en
cuando, mientras me miraba a los ojos.
+Este momento debería de ser completamente perfecto, y no lo
es.
-Te regalaré uno como éste cada día hasta que lo sea. Ahora,
descansa pequeña.
+Buenas noches, grandullón.
-Te quiero.
Dormimos abrazados y en la misma postura durante toda la
noche.
Aun estando entre sus brazos, no pude dormir bien, y me
levanté la primera. Bajé, e hice el desayuno para todos y así irnos juntos a
trabajar, y a Nareesha y a Siva les hice un desayuno especial. También los
echaría de menos durante su luna de miel. Al menos, ellos volverían.
Poco a poco, todos bajaron a tomar el desayuno. Excepto uno.
-Chicos… ¿Dónde está Nathan?- pregunté tras buscarlo por
toda la casa y no encontrarlo.
JAY Y ELENA JUNTOS... FEELS! <3
ResponderEliminarHa merecido la pena esperar para que estén juntos ahora. Qué cuquis.
¿Mac? ¿Y Mac? No te la lleves cuando eato se pone interesante, jo.
Me alegra que hayas empezado ya con Phoenix porque me moría de ganas por leerlo ^^
Sigue haciéndome feliz :)
Te quiero cuqui
Ainé
@annie_aine
¡POR FIN INICIA PHOENIX! Awww! Por fin Jay y Mac juntos despues de tantos cap. Mi Nunu y Siva casados. No tardes de volver a Mac a la historia xD. Me encanta este primer cap. Es muy awwwww. Me alegra un monton de que por fin comienze la continuación :) @MarielaParkerJr
ResponderEliminarBbf por fin juntos, pero.. ¿que pasa con Mac? No tardes en devolverla porfaa. Gracias por empezan phoenix, tenia muchisimas ganas de volver a leer. A ver que pasa ahora que no esta Mac...
ResponderEliminar@AinhoaBatres